En un periodo de 11 años, cada habitante incrementó el uso de pilas al pasar de 5.2 piezas a 12.6. El consumo generalizado de ellas, sólo en el mercado formal, creció 13 veces, al pasar de 2 mil 500 toneladas a 32 mil 900, señala un diagnóstico del Instituto Nacional de Ecología (INE).

La dependencia advierte que dado el potencial corrosivo de estos productos deben ser manejados como residuos peligrosos, más aún las pilas de mercurio, por lo cual propone establecer un manejo integral de las baterías.

En el estudio Las pilas en México: un diagnóstico ambiental, elaborado por Arturo Gavilán, Leonora Rojas y Juan Barrera, se indica que entre 1996 y 2007 se registró un alza considerable en el consumo de pilas, a pesar de que las estimaciones no incluyen las que están contenidas en aparatos electrónicos importados ni las recargables, debido a la falta de estadísticas históricas confiables.

Refiere que entre los principales hallazgos de la investigación está que las pilas de carbón-zinc y alcalinas del mercado formal registran valores de mercurio y cadmio totales por debajo de los límites máximos permisibles establecidos en la correspondiente directiva europea, pero en diversas marcas de litio y de pilas de zinc-aire se encontraron niveles de mercurio y cadmio que rebasan dichos niveles.

Detalla que todas las pilas secundarias presentaron valores de mercurio por debajo de la directiva europea; en cambio, una marca de pilas de níquel-cadmio y otra de níquel hidruro metálico, no especificadas, presentaron niveles de cadmio total que rebasa los valores de la regulación europea y excedieron el límite máximo permisible para cadmio lixiviable de acuerdo con la NOM 052.

Refiere que también se encontró que todas las tecnologías de pilas analizadas, con excepción de las de carbón-zinc, presentaron un valor de ph alcalino superior a lo establecido en la NOM 052, y los resultados indican que dado su potencial de corrosividad deben ser manejadas como residuos peligrosos.

Destaca que en México no existe restricción a la importación y a la comercialización de estos productos, por lo que en contraposición a la tendencia internacional, se carece de regulación que limite el contenido de mercurio y cadmio en las pilas primarias comercializadas en el país, además de que sigue sin prohibirse la venta de pilas de botón de óxido de mercurio.

Estima que es necesario avanzar en un programa integral de manejo ambientalmente sustentable de las pilas, que debería incluir el desarrollo de normatividad para que se comercialicen productos con contenido de mercurio y cadmio por debajo de los límites máximos permisibles establecidos en las regulaciones de países desarrollados, y también se prohíba la comercialización de las que contienen óxido de mercurio.

Considera que también debe haber un ecoetiquetado obligatorio, con el fin de indicar los niveles de metales contenidos en las pilas y fomentar programas de acopio y reciclado para recuperar metales y otros materiales tóxicos.