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El Colegio de México rindió tributo al escritor por sus 70 años de vida

Exhausto, pero gozoso, José Emilio Pacheco agradece premios y homenajes

Recibió del director de la institución una réplica de la escultura Semina motum

El también poeta y traductor desgranó un collage de asuntos, anécdotas y comentarios

 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de junio de 2009, p. 5

En corto, el escritor José Emilio Pacheco se declara exhausto de todos estos días, que todavía no acaban, de premios literarios y de homenajes por sus 70 años de vida, pero los acepta gozoso y agradecido, como lo hizo con el que le rindieron este miércoles en El Colegio de México (Colmex), en la sala Alfonso Reyes.

Titulado de manera más que acertada Rescritura en movimiento: homenaje a José Emilio Pacheco, el reconocimiento comenzó a las 10 de la mañana y terminó después de las tres de la tarde, luego de una inauguración, dos mesas redondas, un receso, la intervención del poeta y la entrega de manos de Javier Garciadiego, director del Colmex, de una réplica de la escultura Semina motum, de Luis Palacios Kaim.

Antes de las 15 horas Pacheco tomó la palabra para abordar un collage de asuntos, anécdotas y comentarios a la decena de intervenciones de investigadores que lo habían precedido, entre ellos el chileno Hugo Verani, Rafael Olea Franco, Carmen Dolores Carrillo, Ivette Jiménez de Báez, Edith Negrín, Luz  Elena Gutiérrez de Velasco y María Elena Isibasi.

Pacheco, dijo por ejemplo Verani, ha logrado una obra literaria innovadora, que ocupa un lugar de privilegio en la lengua española. Y agregó:

La obra poética de Pacheco ha alcanzado mayor reconocimiento internacional que sus otras actividades creativas, acaso por ser uno de los escritores que mejor representan la sensibilidad contemporánea, perturbada por la fugacidad y la desesperanza, y por su solidaridad ética ante el destino del ser humano. Y, naturalmente, por elaborar una modalidad poética inconfundible e inimitable.

Verani destacó además que a partir de 1969 la poesía de Pacheco adquiere una nueva conciencia del lenguaje, una definitiva voz propia, irónica, escéptica, desencantada, y ante todo crítica, enlazada a la vida diaria y a la corrosión del tiempo.

La experiencia de la pluralidad

Por su parte, José Emilio Pacheco habló de su relación con el Colmex y de la edición del primer libro referente a su narrativa: Ficción e historia, de Negrín, Jiménez e Ileana Morán; de El reino fantástico de los aparecidos, de Olea Franco, y de otros de próxima aparición dedicados a sus poemas y ensayos, escritos por Isibasi, Carrillo, Anthony Stanton y otros investigadores.

Pero sobre todo, el escritor, quien últimamente aparece acompañado de su esposa, la escritora y periodista Cristina Pacheco, hizo gozar al público con la infinidad de detalles de la vida cotidiana que lo han deslumbrado y lo siguen llenando de asombro, como que en un puesto de periódicos su abuela le tuvo que explicar al pequeño José Emilio, ante el encabezado El pan, por las nubes, que ese alimento no se elevaba por los aires y que se trataba de lenguaje figurado, recurso que sería constante en el futuro escritor.

En otro ejemplo, el escritor habló de la importancia que la ciudad de México y el puerto de Veracruz tienen para él, donde se hablaban dos dialectos diferentes que lo hacían sentirse en una especie de exilio y saber que en un lugar se decía chochitos y en otro grageas, pero que ello representó la importante experiencia de la pluralidad.

Insistió a quienes aún no le creen, y no sabe por qué, que sí nació y vivió en la colonia Roma; recordó a varios maestros de la secundaria, y confió que pronto se reunirá con sus ex compañeros, luego de más de 50 años; argumentó que utiliza la palabra poetisa para diferenciarla de poeta, así como dice ingeniera en lugar de ingeniero, aunque con humor agregó que un novelista podría exigir ser llamado novelisto.

Del famoso suplemento La cultura en México, comentó que se trata de una publicación importante pero nada estudiada, heredera además de una tradición de la pobreza, por la escasez de recursos con que funcionaba. Habló además de la importancia del movimiento estudiantil del 68 en México y Francia, de los diversos aspectos que encierra el ejercicio de traducción literaria, de la nueva novela y de muchos temas más.

Incluso, Pacheco ya había intervenido unos minutos durante la inauguración y dijo por ejemplo, como una de las muestras de ese primer collage, que era falsa la afirmación de que nunca salía de su casa y que todo el tiempo estaba leyendo y escribiendo, pues, agregó, todo lo que escribo está lleno de calle.

En confianza, y también para responder a otra interrogante que suelen hacerle, en este caso por qué ahora sí es acompañado por Cristina Pacheco a los actos, dijo simplemente que porque concluyó un programa de radio y dispone de más tiempo. Su trabajo en la televisión, agregó, imposibilitaba que lo acompañara a los viajes, pero había un contacto constante en la casa y él la veía en la pantalla o leía sus textos literarios en los periódicos, como La Jornada.

También a pregunta expresa, José Emilio comentó sobre la posibilidad de que Cristina lo entrevistara, y dijo que sería interesante ver cómo lo vería la periodista. Entre el público, Cristina reía divertida.