Cultura
Ver día anteriorDomingo 28 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El país al que se lo llevó el tren, charla con varios moneros

El sueño de los muralistas posrevolucionarios no se cumplió ni tantito: Helguera
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de junio de 2009, p. 7

Hoy, México se encuentra tan mal como hace 100 años, sin que el tiempo, proyectos y esfuerzos realizados por millones de mexicanos hayan servido para construir una nación mejor en lo político, social y económico, dijo el caricaturista Antonio Helguera durante la charla El país al que se lo llevó el tren, realizada en el Museo de los Ferrocarrileros, en la antigua estación de La Villa.

La conferencia de Helguera, apasionado de los trenes, se realizó dentro de la exposición ¡A mí, mis timbres! La filatelia y los ferrocarriles. Homenaje a Francisco Eppens Helguera, tío abuelo del caricaturista de La Jornada e integrante de la segunda generación de pintores y muralistas de la corriente nacionalista, surgida al calor de la posrevolución.

Helguera partió de ejemplos de esa corriente de la escuela mexicana de pintura, sobre todo del propio Eppens (1913-1990), así como de caricaturas suyas y de otros compañeros, como El Fisgón y Rius, para plantear que nada de lo que imaginaron como futuro esperanzador para México y su pueblo se cumplió, ya que más bien sucedió lo contrario y aumentaron la pobreza, la corrupción y la descomposición social e institucional.

Mediante la proyección de imágenes de obras y pinturas, Helguera mostró cómo esa generación compartía un entusiasmo por un proyecto de nación que estaba naciendo, pues por primera vez, después del desastroso siglo XIX, parecía que México encontraba el rumbo del progreso y la justicia social.

Los artistas sí creían en un futuro mejor

El también integrante de la revista El Chamuco, dijo que dicho proyecto surgió con mucha fuerza e ímpetu, y que en las obras se observa a un pueblo que trabaja mucho, bien nutrido, que forja su propio futuro; un campo próspero, con campesinos que alimentan a todo el país; obreros fuertes que trabajan en buenas condiciones, y alegorías al progreso tecnológico, entre ellas los ferrocarriles, red que luego se desmanteló y privatizó.

Ante el señalamiento de que eso parecía una utopía posible, Helguera comentó que los artistas transmitían ese entusiasmo porque se lo creían; los murales sí eran un encargo oficial, pero además los creadores los hacían con gusto, convencidos de que el futuro sería mejor. Si yo hubiera vivido en esa época, seguramente hubiera compartido ese entusiasmo.

Sin embargo, como lo que ellos pintaron no se cumplió ni tantito, en la segunda parte de su exposición Helguera proyectó caricaturas suyas y de Naranjo, El Fisgón, Rius y Helioflores, entre otros, para ilustrar en qué acabó la Revolución: un botín electoral, una maquinaria de Estado hecha para hacer fraude electoral o la miseria en el campo.

Foto
Todo salió al revés de lo que pintaban, dijo el caricaturista de este diario en la pláticaFoto Francisco Olvera

Por ejemplo, mediante un cartón de Naranjo, Helguera contrastó las mazorcas saludables de los muralistas con una mazorca hecha con hojas de discursos y un campesino miserable que en nada se parece a los campesinos fornidos de los pintores. Todo salió al revés de lo que pintaban, de lo que se suponía que iba a ser el país.

El caricaturista recordó también el abandono gubernamental del sistema ferroviario nacional y la posterior privatización impulsada por el ex presidente Ernesto Zedillo, quien destruyó el contrato colectivo de trabajo de los ferrocarrileros y causó el despido de una tercera parte de ellos.

Ahora, abundó, una parte de lo que queda de los ferrocarriles volvió a manos de una compañía estadunidense. Después de 100 años dimos toda una vuelta para regresar al mismo punto donde estábamos con don Porfirio, además de la desigualdad social; el sueño que nos pintaron no se cumplió.

La charla concluyó con la proyección de un mural que Eppens pintó en el edificio del PRI, en el que aparece una mujer que encarna la Revolución, con el torso desnudo, cananas, fusil en mano y alas hechas de bayonetas. Bajo de la mujer se observa una tropa de revolucionarios y un tren con máquina de vapor.

Esa imagen fue contrastada con una parodia que Helguera hizo de ese mural hace un par de años, en la que la figura de la Revolución es suplantada por la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo, quien llama a sus huestes a salirse del PRI y afiliarse al Panal. Ese fue el sueño que mi tío abuelo pintó y eso es en lo que se convirtió; me tocó hacer la caricatura de ese sueño.

Al final, el público hizo diversas preguntas a Helguera en torno a la coyuntura electoral el dilema de votar, no votar o anular el voto. El caricaturista dio detalles sobre su caso particular, pues al principio pensó en no votar y abstenerse para no validar al sistema electoral totalmente tramposo que hizo la elección de 2006.

Pero después de diversas discusiones y análisis con varios de sus colegas moneros, y de ver con desconfianza a la mayoría de los promotores del voto nulo, concluyó que los argumentos para ir a votar son de mayor peso aunque, la verdad, me va a costar trabajo y lo haré con poco convencimiento, porque las opciones son muy reducidas desde que la banda de Jesús Ortega se apoderó del PRD, también mediante fraude electoral.

Ponderó que sí hay figuras confiables que promueven el voto nulo y con argumentos de peso, como los académicos Lorenzo Meyer y José Antonio Crespo, pero el error es que parten de que la anulación sacudirá la conciencia y los escrúpulos de la clase política, pero a ésta le vale; si ya te robaste una elección y ya usurpaste la Presidencia, lo demás te vale; abtenerse es una condena moral, pero la clase política es inmoral.