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Óscar Chávez y Jaime López dan concierto de más de tres horas en el Auditorio Nacional

Dos tipos descuidados embriagan al respetable con trova y rock

Se escuchó Por ti en dos ocasiones: la versión gruesa y pesada del roquero, y la traidicional del Caifán mayor, quien ofreció un tema para rendir homenaje a Benito Juárez

Foto
Los cantautores convirtieron el recinto de Reforma en la Cantina La Cruda RealidadFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Lunes 31 de agosto de 2009, p. a16

Entre aplausos y chiflidos, silencios y gritos, loas y protestas, Óscar Chávez y Jaime López ofrecieron, la noche del pasado sábado, uno de los conciertos más interesantes y polémicos que se hayan presentado en el Auditorio Nacional.

Casi tres horas y media de tonadas surgidas del pueblo, enraizadas, con acento en la frontera norte, sustancial en la música de López y para nada ajenas a Chávez.

El formato del concierto, como lo plantearon los dos trovadores, rocanroleros y cantautores, bajo el título de Dos tipo descuidados, no era de exclusividad para Chávez. López apareció como invitado especial, al 50 por ciento de presencia en el escenario, lo cual no agradó a los que llevaban a su mamá a ver al Caifán mayor.

En el fondo del escenario, con luz de neón, la escenografía realzaba el letrero Cantina La Cruda Realidad. Una mesa cuadrada, como las que hay en esos centros de esparcimiento, verdaderos oasis a lo largo de la geografía nacional, con un mantel rojo en la que destacaban un vaso de ron y unos caballitos tequileros.

Los dos amigos, sentados, comenzaron su actuación a las ocho de la noche. Una dolorosa norteña, con los acordes de Jaime en la guitarra y el talento de Víctor Flores en el contrabajo. En la mitad de la rola, Jaime tocó la armónica a lo cañón, y se ganó aplausos.

Para Jaime, para quien la frontera no es división, sino coincidencia, cantar a las calles de Laredo es reflejar por donde ha transitado. Entró un mesero de cantina y cotorreó con los cantantes.

Chávez se quedó solo y entonó rolas como Doña Fernanda. Se recordó a uno de los ausentes: Julio Morales, del Trío Los Morales, fallecido a finales de 2008. Interpretó una serie de temas que llevaron a la concurrencia a lo que se canta en Guerrero, boleros de todas partes, hasta los corridos dedicados a Pancho Villa. En las pantallas, imágenes de Villa muerto.

Óscar anunció que seguiría con El borracho: Cualquier parecido con la realidad... es una desgraciada coincidencia. La vida de los borrachos es una vida decente, dice el tema. Continuó con una serie de sones, como El buscapiés.

Regresó Jaime con Norteados Band. Arrancó aplausos al oírse A la orilla de la carretera, con un arreglo que firmarían Los Alegres de Terán.

Volvió Óscar y ambos entonaron Doroteo, que refiere la leyenda del robavacas Pancho Villa. Una especie de Robin Hood.

Luego de una pausa de 20 minutos, lo dos tipos descuidados hicieron un homenaje musical a Lalo González Piporro, con un tema de éste que habla de un fulano que fue a comprar cigarros a Tokio.

Del Evangelio según San Mateo: No busco a Jesús.

Se fue Óscar y entró Jaime, quien tuvo ante sí a una mayoría que admira a Chávez. A la primera y segunda rolas hubo tensión que aumentó con el paso de los minutos, 32 en total. López cantó su arreglo a Por ti, una de las favoritas de los seguidores del Caifán. Es su rola y Jaime la hizo gruesa, pesada, rocanrolera.

¡Óscar, ya cántale a mi mamá! Jaime se engalló y ganó adeptos, aplausos. Al rato viene la buena versión, les dijo. Con Chilanga banda, que fue definitiva en la carrera de Café Tacvba, y ante los reclamos que no cesaban, al final cantó así: ... chin chin... si me la recuerdan... carcacha y se les retacha.

Tal vez otros se hubieran arredrado, pero Jaime no. Tiene muchas tablas. Se va con la mirada y el paso firmes. ¡México, creo en mí!

Óscar pisó el escenario para rendir homenaje a Benito Juárez; se siguió con sones y boleros. Ante el ambiente tenso, Óscar aconsejó: Todavía hay Metro; eso me dijeron!

Más recuerdos: a Jorge Reyes y Marcial Alejandro, quien estaba programado, pero no le dio la gana.

Perdón, la despedida

Aseguró que la próxima cita será en 2010. Negra si no vienen, dijo e interpretó Por ti y eso calmó a la gallera. Cerró con Macondo e invitó a todos los músicos a despedirse del público. Jaime no pisó de nuevo el escenario. Óscar todavía regresó para despedirse con Perdón.

Al irse, algunos asistentes comentaban que faltaron La niña de Guatemala, Hasta siempre... las que por años ha cantado Óscar, quien dijo a este medio que para él sería muy fácil hacer un concierto con sus 30 más conocidas. Pero cada año el Caifán mayor, El estilos que seduce a Paloma, el personaje de Julissa en la película Los caifanes, se empeña en crear algo nuevo. Tanto es así que levanta polémica, como ocurrió la noche del pasado sábado.

Jaime y Óscar volverán a presentarse, con Dos tipos descuidados, en el Festival Internacional Cervantino, el próximo octubre.