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El conferencista promueve la lectura y el estudio en la comunidad latina de California

Si nuestros gobernantes no leen, cómo lo vamos a hacer nosotros: Rubén Martínez

De visita en México, ofreció charlas en centros penitenciarios juveniles, bibliotecas y librerías

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Rubén Martínez también se encarga de conseguir becas para estudiantes mexicanos en la Universidad Chapman, donde las colegiaturas rondan los 50 mil 500 dólares al añoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de septiembre de 2009, p. 5

Rubén Martínez comenzó como peluquero profesional hace 45 años, y desde hace casi 30 se inició como librero. Ahora es dueño de dos de las más prestigiadas librerías en Santa Ana, California, y participó en el primer Encuentro Internacional de Salas de Lectura, donde ofreció charlas para promover esa actividad entre los jóvenes en situación de riesgo o como alternativa a la violencia en centros penitenciarios juveniles.

Hijo de migrantes mexicanos, Martínez nació en 1940 en un pequeño poblado minero de Arizona, en Estados Unidos. Debido a que sus padres trabajaban en los socavones todo el día, Rubén aprendió a leer por su cuenta.

A los 17 años se mudó al sur de California en pos del sueño americano. En su peluquería comenzó vendiendo El llano en llamas y Pedro Páramo, de Juan Rulfo.

Actualmente es un exitoso empresario, dueño de las librerías Martínez Books and Art Galery y Libros para Niños, donde además de promover la lectura entre la comunidad hispana, se distinguen por estar entre las que venden y exhiben más libros en español y de autores chicanos y latinos en Estados Unidos.

Rubén Martínez, de 69 años, no olvida sus raíces mexicanas y disfruta platicar, principalmente con los jóvenes, para conocer mejor su entorno. También le gusta compartir su historia personal, así como su pasión por la lectura y los libros, que lo ha llevado a ofrecer conferencias en distintas universidades estadunidenses, así como a tener breves segmentos de promoción de la lectura de autores latinos en diversos noticiarios.

Cazador de estudiantes

En la actualidad también labora en la Universidad Chapman, donde se encarga de asesorar a los docentes sobre fomento a la lectura, pero su labor más importante “es buscar estudiantes mexicanos para que obtengan una beca en dicha institución, pues aun cuando el entorno del colegio es principalmente de comunidad latina, son muy pocos quienes pueden acceder a esa universidad privada, cuyo costo de un año es de alrededor de 50 mil 500 dólares.

Esa también es mi labor: buscar estudiantes mexicanos. En un año metí a siete, comentó orgulloso en charla con La Jornada.

Tras compartir su historia personal y trayectoria profesional, habla sobre su visita a dos centros de detención juvenil en México: A los jóvenes les digo que he viajado por todo el mundo; que he ido a China, a Rusia, a India, a toda Latinoamérica, y que conocí México antes de venir, pues primero supe de él país mediante la lectura. Si estos muchachos leen, cambiarán su pensamiento. Leer ayuda a comprender. Ellos nomás entienden un idioma, el de la calle; muchos ya no tienen padre, y el libro puede serlo o una madre, con mucha información.

“Benjamín Franklin dijo –citó Martínez– que lo único más caro que la educación es la ignorancia. Para estos jóvenes es duro ser bueno y fácil ser malo. Una oportunidad de cambio es la lectura y poco a poco se notará la transformación.

Para eso también necesitamos maestros realmente buenos, además de diputados, senadores, asambleistas, gobernadores, alcaldes que respeten al lector; necesitamos mejores representantes de la gente para la gente, a quienes les encante la lectura, porque si ellos no leen, cómo vamos a leer nosotros.

Invitado por la embajada de Estados Unidos, por medio de la biblioteca Benjamín Franklin, y como parte de las actividades del primer Encuentro Internacional de Salas de Lectura organizado por el Centro Nacional para la Cultura y las Artes, Rubén Martínez dio una serie de charlas en la Biblioteca Vasconcelos, en la librería A Leer/IBBY México, en el Faro de Oriente y en dos centros de detención juvenil.