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Captó para nosotros la poesía de todos los días, lo elogió el ministro de Cultura

Murió Willy Ronis, fotógrafo del París trabajador y humano

La ciudad luz y los rincones de Provenza fueron su inspiración y universo

Inmortalizó la lucha política con la imagen de una mujer durante un discurso en 1938

Foto
Willy Ronis en imagen de archivo tomada el 5 de octubre de 2005 en su apartamento de ParísFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de septiembre de 2009, p. 6

París, 12 de septiembre. Willy Ronis, uno de los grandes maestros de la fotografía francesa del siglo XX, murió la noche del viernes a los 99 años. Deja cientos de obras que documentan las relaciones humanas e innumerables episodios de la vida cotidiana.

Willy Ronis ha sabido captar para todos nosotros la poesía de todos los días, lo elogió el ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand, quien afirmó además que este gran fotógrafo fue capaz de retener la belleza fugaz de la existencia e inmortalizarla. Según el ministro, el fotógrafo fue un espejo extraordinario de la sociedad.

En sus años jóvenes, Ronis fotografió a los trabajadores en huelga en París. En su 84 aniversario, se autorretrató cayendo en paracaídas. Y, sin embargo, este artista, premiado a nivel internacional, estaba lejos de ser un reportero fotográfico que vivía a los saltos. Era más bien un hombre calmo y un observador a veces irónico de su entorno.

Con frecuencia realizaba sus fotografías en París, pero también en Provenza, por ejemplo, en las plazas de Marsella. Fue el primer fotógrafo francés que trabajó para la famosa revista estadunidense Life Magazine.

Ronis, quien también participó en 1955 de la legendaria exposición The Family of Man, encontraba lo que quería captar con su gran sensibilidad entre los barrios de los trabajadores de su ciudad, París, y en los rincones de pueblos de la Provenza.

En 1938, casi como símbolo de la lucha política, tomó la foto de una mujer que, al dar un discurso ante empleados de Citroën en paro, parece sobrevolar por sobre su audiencia. En sus imágenes de calles y cruces parisinos puede observarse el gusto del fotógrafo por la luz lívida del sol del invierno.

Ronis también tiene interés en fotografiar las pequeñas diversiones de la gente, como en Chez Maxe (1947), que retrata una escena en un local de baile, o como en Rue Rambuteau (1946), donde se ve la sonrisa de las vendedoras de un puesto parisino de comida al paso.

Con frecuencia puede apreciarse el influjo de las escenas rurales de Breughel, de las pinceladas impresionistas o de miradas surrealistas.

A veces utilizaba con virtuosismo las gamas de grises, a veces contrastes fuertes, otras, la luz en su estado natural, como en la imagen tomada en un taller de laminación de Renault, donde los rayos fulgurantes atraviesan la bruma del galpón.

El humanista, como fotógrafo, rendía especial tributo a los niños: al pequeño que vuelve orgulloso a casa con la baguette bajo el brazo, a los niños sumergidos en su juego al pie de una escalera.

Precisamente en la era del Playstation y de Internet, son mensajes que nos llegan desde un mundo infantil distinto.

Pero también se han vuelto famosas imágenes como el Desnudo provenzal, donde puede verse a una mujer frente a un lavabo en un ambiente rústico.

La última gran exposición dedicada a Ronis en la ciudad de la luz fue al cumplirse su 95 aniversario. Bajo el título Willy Ronis en París se exhibieron más de 170 fotos y documentos personales que mostraban un amplio abanico sobre el París de ayer y el de hoy.