Opinión
Ver día anteriorLunes 23 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Ignominia

¿H

asta dónde cederá el presidente Barack Obama y quienes en el Congreso lo apoyan para lograr que su proyecto de reforma al sistema de salud sea aprobado? El plan original ha sufrido innumerables modificaciones de diverso tipo. La más delicado fue la supresión de la opción pública, consistente en crear un seguro médico ofrecido por el Estado, cuyo costo competiría ventajosamente con el de las aseguradoras privadas, que tienen precios inalcanzables para buena parte de la población.

A la larga cadena de cambios se agregaron dos, cuyo signo denota una tendencia cada vez más conservadora de una sociedad que parecía haberse reconciliado con la memoria social emergida en los años del New Deal. En dichas modificaciones se percibe la huella religiosa, que en su concepción más dogmática impide a las mujeres decidir sobre su capacidad de reproducción, y la xenofobia, elemento que apuntala la segregación social. En el primer caso se incluyó la prohibición de usar fondos públicos para abortos, incluyendo la posibilidad de que el costo lo paguen quienes lo solicitan. En el segundo se añadió una disposición que prohíbe a los indocumentados recibir ayuda del Estado para adquirir un seguro médico. También prohíbe que lo adquieran de alguna institución que reciba fondos del Estado, situación en la que se encuentran prácticamente todas, públicas y privadas. Con razón, un dirigente del Consejo de la Raza comentó que la medida tiene carácter simbólico y carece de sentido, toda vez que actualmente los indocumentados están marginados para recibir beneficios del Estado. Con esta ignominiosa medida queda de manifiesto una vez más que aún hay un largo trecho que caminar para lograr una verdadera desegregación a la que han aspirado tantos luchadores por los derechos humanos.

En esos términos, en una votación que por su trascendencia se considera histórica, la reforma pasó su primera prueba de fuego en el Senado, donde con el voto en favor de los 60 senadores que integran la bancada demócrata y 39 en contra de los republicanos (uno se abstuvo) fue aceptada para su discusión en el pleno. Se abre ahora un periodo de discusiones, en el cual se conocerán las objeciones de quienes de mil y una maneras insistirán en derrumbar la tan esperada reforma.

Por lo pronto los indocumentados ya no tienen nada que esperar, pues en términos prácticos toda posibilidad de que se les dispense alguna consideración en el documento final está descartada de antemano.