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El arquero fue infranqueable, mientras el juvenil delantero se lució con un doblete

Con gran actuación de Palacios y Barrera, Pumas se impuso al Atlas

El técnico argentino Carlos Ischia debutó con derrota en el balompié mexicano

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El zaguero auriazul Darío Verón, ahora con cabello, da férrea batalla a la delantera de los ZorrosFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de enero de 2010, p. 3

Es extraño, pero a veces un portero opaca las delicias de los goles. Sí, en el futbol gana quien más anota pero también quien menos recibe, y ayer dos jóvenes jugadores desplegaron esta tesis sobre la cancha de Ciudad Universitaria.

Demostraron que un partido se gana de portería a portería: con un Pablo Barrera inspirado en las dos anotaciones que dibujó con sus botines y un Alejandro Palacios que paró todas las pelotas que le llegaron. Atlas la pasó mal: cada balón en los pies de Barrera los hizo temblar y cada intervención de Palacios les arrancó maldiciones.

La presión jugaba contra el plantel que dirige Ricardo Ferretti, luego del anterior torneo que toda su afición quisiera olvidar, y de que la directiva decidió no gastar en refuerzos. Apostó por la cantera y justamente dos muchachos de esa cosecha fueron los que sacaron la cara por el equipo y le devolvieron la seguridad que no tuvieron en la campaña pasada.

Los Zorros tampoco llegaron con las cosas resueltas, porque los malos resultados los mantienen en una posición comprometida en la tabla de descenso. Por eso un empate no resultaba vergonzoso para el equipo, que estrenó técnico, el argentino Carlos Ischia, cuya primera experiencia en el balompié mexicano fue como todas las iniciales: poco romántica.

Con vocación de aduaneros, los rojinegros montaron un operativo para impedir que algún intruso se filtrara. Cerraron de la media cancha hacia su puerta. Por eso, aunque los auriazules dominaban el balón, les faltaba encontrar algún hueco por dónde hacer daño.

El delantero Martín Bravo venía con decisión, pero no era su tarde. Hacía paredes y autopases y nada. Recortaba y gambeteaba como los grandes, y tampoco: o lo encerraba la zaga rival o el portero Mariano Barbosa le negaba la posibilidad de vestirse de gloria.

Los minutos avanzaban y Pumas no encontraba los espacios, aunque los buscaba. Tanto esfuerzo ya desesperaba al Tuca, que se levantaba de su asiento para dar instrucciones hecho una furia.

Junto a él, en la zona visitante, Ischia parecía un tótem. Paciente, con las manos detrás, observaba atento cómo se desarrollaba el futbol al que acaba de llegar, luego de haber dirigido equipos como Boca Juniors y Vélez Sarsfield.

Cuando mucho, el argentino daba unas palmadas y arreaba con mesura al uruguayo Gonzalo Vargas: Vamos, vamos, y eso era todo. Como si pensara que en la primera fecha es muy temprano para colapsar los nervios.

Y para sacudirse los malos recuerdos, el conjunto de la UNAM consiguió lo que buscaba. Desde el costado derecho del área rojinegra Pablo Barrera cruzó un balón que le envió Jehu Chiapas desde muy atrás, para conseguir el primer tanto.

Ischia miró fijamente la acción, se dio media vuelta y se hundió en su asiento. Tardó algunos segundos en reaccionar y volver a dar instrucciones a sus jugadores, que intentaron despertar, pero los balones que caían en la zona universitaria se perdían ante la ausencia de atlistas.

En la segunda parte los Zorros cambiaron dea actitud y empezaron a colarse al área del cuadro universitario. Ahí empezó a hacerse notar el guardameta Alejandro Palacios, quien entró a la cancha en relevo del veterano Sergio Bernal, que se recupera de una lesión.

El primer aviso lo envió Ricardo Jiménez, quien perdonó una pelota que ya imaginaba dentro, y a quemarropa disparó frente a la meta de Pumas, pero Palacios reaccionó y pudo desviarla.

Esa jugada devolvió la fe a los visitantes, que empezaron a buscar desesperadamente el empate, incluso siguiendo las enseñanzas del delantero francés Thierry Henry, cuando Vargas controló un balón con la mano y lo colocó para que Zepeda lo empujara hasta el fondo de la portería de Palacios, pero el árbitro Miguel Ángel Ortega no lo contó.

Después del susto, Barrera volvió a destacar al sacar un disparo increíble desde fuera del área, que sorprendió al portero Barbosa, quien nada podía hacer para interrumpir la curva que siguió el balón y que cayó hasta el fondo de su arco, para su segundo gol de la tarde y de Pumas.

Eso picó el orgullo del Atlas, que se fue al ataque. Hebert Alférez, quien había ingresado poco antes, disparó un cañonazo que apenas pudo desviar Palacios. Unos instantes después, con Flavio Santos, volvió a poner en aprietos al portero auriazul, y éste una vez más salvó al equipo.

Palacios tuvo que volar, achicar, encarar durante los últimos minutos del encuentro. Sin su precisión y reflejos el resultado habría sido alterado, pero el arquero suplente no dejó ir una sola.

Al final del encuentro el nuevo integrante del Atlas, el colombiano Andrés Chitiva, buscó vencer a Palacios, quien de nuevo se aferró al balón como si dentro estuviera su futuro. El público se puso de pie y empezó corear: por-te-ro-por-te-ro-por-te-ro.

La afición salió feliz. Los que pagaron boleto y también los 10 mil asistentes que recibieron una entrada a cambio de víveres para los damnificados en Haití.

El único rostro sombrío era el del técnico Ischia, quien en su debut no pudo ocultar su admiración por el trabajo del guardameta rival.

Expuso que en este deporte gana quien hace los goles, aunque no dejó pasar que Pumas también debe esta victoria a quien no permitió que les hicieran ninguno.