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Se destinarían a vigilar los litorales y a obtener datos de inteligencia

Aviones no tripulados, opción para reforzar flota aérea de la Armada

Este gobierno echó atrás la adquisición de naves rusas: contralmirante

 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de enero de 2010, p. 10

Ante la falta de presupuesto para modernizar la flota aérea de la Armada de México, los aviones no tripulados se perfilan como una acción viable para realizar labores de vigilancia marítima y costera, reconocimiento en lugares de difícil acceso y para obtener información de inteligencia en lugares en donde lo requiera el alto mando.

Afirma lo anterior, en entrevista con este diario, Anselmo Díaz Cid, contralmirante helicopterista, director general de Aeronáutica de la Secretaría de Marina (Semar), quien añade que ante las necesidades que tiene la Armada para combatir el narcotráfico, vigilar la zona económica exclusiva y el mar patrimonial, apoyar a la población civil y evitar el tráfico de indocumentados por la vía marítima y la pesca ilegal, los aviones referidos tienen la ventaja de que sus costos de operación son muy bajos.

Revela que la Armada ya envió la solicitud a la Secretaría de Hacienda para adquirir algunas aeronaves a la empresa mexicana Hidra Technologies, pero hasta que no se autorice el presupuesto correspondiente no se puede hablar de nada en concreto.

Encargado del área técnica y de evaluar los aviones y helicópteros que son ofrecidos a la Semar para su adquisición, Cid reconoce que una de las principales carencias de la dependencia, tiene que ver con la vigilancia de los 11 mil kilómetros de litoral y otro tanto de la zona económica exclusiva. Es bastante área que cubrir y definitivamente no se alcanza todo; además, las naves tenemos que escalonarlas para darles mantenimiento, de manera que un tercio en general está en servicio y dos tercios en operación.

Aeronaves por llegar

Actualmente, señala, tenemos siete aviones Casa 212, fabricados en España en 1986 y adquiridos en 2004, y estamos por recibir dos aviones Casa 235 –nuevos, comprados con fondos propios– y cuatro aeronaves similares como parte de la Iniciativa Mérida, que deben arribar el año próximo, indica el funcionario, quien destaca que estos aviones cuentan con sensores y radares modernos y equipo de visión nocturna.

El resto de la vigilancia costera se realiza con siete aviones Maule monomotores, siete Lancair y siete Rédigo, fabricados para formar pilotos, que no cuentan con el equipo de detección de las patrullas marítimas.

–¿Qué pasa si los radares registran una nave sospechosa, con qué los interceptan?

–No tenemos interceptores –responde.

Comenta que a finales del sexenio pasado, la Armada evaluó la adquisición de aviones rusos de combate Sukoi 26, pero que al entrar la nueva administración el proyecto se echó atrás.

En lo referente a la parte técnica, explica, teníamos que analizar toda la infraestructura que se requiere en la base de las aeronaves; el área e instalaciones para mantenimiento; inversión en herramienta y equipo especial; el costo del mantenimiento en el país de origen; la frecuencia de los servicios de mantenimiento, y la disponibilidad de refacciones, dependiendo si se trataba de equipo nuevo o usado.

Precisa que en caso de adquirir este tipo de aviones, debe tomarse en cuenta adicionalmente un 20 por ciento más de gastos para entrenamiento y capacitación de los pilotos en el extranjero.

Deja en claro que la decisión final fue del alto mando, pero comenta que para adquirir este tipo de aviones –el Ejército sólo tiene 10 F-5, adquiridos en la década de los 80 del siglo pasado– depende de la evaluación, en la que todo está en función de cuánto tengo y a qué equipos puedo acceder. Si no hay recursos, debemos adaptarnos a nuestras posibilidades.

Respecto de los aviones no tripulados, comenta que la firma Hidra Technologies, que fabrica en nuestro país aviones no tripulados y controlados a distancia, ha realizado dos exhibiciones para la Armada.

Explica que la Semar presentó a Hacienda un proyecto de adquisición, pero mientras no se asignen recursos... Los proyectos se elaboran y pueden concretarse o no.

Menciona que estos aviones son muy económicos en su operación, son muy silenciosos y su costo depende de su tamaño y capacidad para la instalación de equipo.

Hidra Technologies fabrica los aviones Ehecátl (que es una remembranza del dios del viento azteca) y El Gavilán.

El primero fue construido en 2007, mide tres metros y y es especialmente apto para observar lo que sucede en tierra o mar; puede entrar en zonas de riesgo y es muy difícil de detectar, señala información de la empresa.

Tiene una autonomía de vuelo de ocho horas, puede volar de día o de noche, es controlado mediante una central móvil y es operado por tres personas. Alcanza una velocidad de 166 kilómetros por hora y una altitud máxima de 5 mil metros.

Según estos datos, toda la estructura mecánica es de tecnología mexicana y sólo la cámara térmica, que es un sistema de sensores de imágenes infrarrojos, es de producción estadunidense.

El Gavilán mide poco más de un metro, no necesita incluso pista de despegue, ya que puede ser lanzado a mano o por medio de una plataforma móvil. Tiene una autonomía de vuelo de 90 minutos, vuela a cualquier hora y es operado por una persona.

–Si usted tuviera poder de decisión y la Armada recursos, ¿cuál sería el material aéreo que adquiriría de manera prioritaria?

–Si hubiera recursos, lo que haría sería adquirir patrullas marítimas, aviones y helicópteros de transporte... tenemos muchas necesidades; se requieren más aeronaves.