Sociedad y Justicia
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Insiste en la necesidad de dominar nuestras pasiones

Llama el cardenal Norberto Rivera a erradicar la violencia y el pecado
 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de febrero de 2010, p. 41

Al dar comienzo la Cuaresma, ayer el cardenal Norberto Rivera llamó a erradicar la violencia, el pecado, así como a no tolerar la muerte de inocentes, e instó a la feligresía a emprender un cambio de mentalidad y de vida.

Durante la misa oficiada en la Catedral Metropolitana, el jerarca criticó que la gente se queje de la violencia, viéndola como algo ajeno, sin darse cuenta de que ésta surge “de cada uno e incluso se enraiza en la familia.

“Nadie puede decir ‘yo no he pecado’, nadie puede decir que no tiene malas inclinaciones; todos estamos heridos por el pecado, estamos heridos de muerte; pero no sólo en lo individual, muchas veces nos quejamos de la violencia que existe en nuestra sociedad, pero esa violencia ha nacido de nuestro corazón, esa violencia allí se ha anidado en nuestra familia”.

Aseguró que el ser humano multiplica la muerte, no sólo a través de la violencia, el hambre y la enfermedad, sino también porque ha corrompido el medio ambiente y destrozado la naturaleza, por lo cual vemos continuamente fenómenos de muerte, y aquí los hemos vivido muy cercanos, en donde tantos hermanos nuestros han sido afectados por inundaciones.

Rivera Carrera también lamentó, en referencia a leyes aprobadas en el Distrito Federal, que la muerte adquiere hasta categoría de un derecho: el derecho a matar a los inocentes; la muerte se establece en medio de nosotros, no sólo como algo que se tolera, sino como algo que tiene un verdadero derecho en nuestra sociedad, y agregó que ante esta situación de muerte, “el Señor nos invita: ‘arrepiéntete y cree en el Evangelio’”.

En el Miércoles de Ceniza, el prelado hizo un llamado a tomar un camino distinto al de la muerte, a convertirnos, lo que implica no sólo dejar el mal, sino encaminarnos, tomar un nuevo camino hacia la vida, inclinémonos realmente a hacer el bien, dejando nuestra inclinación al mal.

Apuntó que en este periodo de preparación para la muerte y resurrección de Cristo se deben practicar obras de misericordia, pero advirtió que no sólo por apariencia, para quedar bien, sino realmente como un camino que nos da la verdadera vida, e insistió en que para tener nueva vida necesitamos dominar nuestras pasiones, por eso la Iglesia nos pide sacrificios, nos pide dominio sobre nuestros cuerpos y por eso nos pide que practiquemos algunas acciones que demuestren que estamos dominando nuestro cuerpo, nuestras malas inclinaciones.