Política
Ver día anteriorJueves 11 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Festejan los 50 años del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales

AL se encamina a tiempos de mayor independencia, considera Flores Olea
Foto
El sacerdote Miguel Concha, Víctor Flores Olea y Jorge Turner participaron en los actos por el 50 aniversario del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de marzo de 2010, p. 10

El negro panorama que en los años 70 y 80 del siglo pasado prevalecía en buena parte de América Latina se ha despejado de manera increíble. Hoy, con gobiernos democráticos y el fortalecimiento de una amplia base social, la región está frente a una coyuntura mucho más favorable para el cambio, dijo el diplomático, investigador y ensayista Víctor Flores Olea.

Al dictar una conferencia magistral en el contexto del 50 aniversario del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales (Cela) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que la señal más importante de que existe una voluntad política efectiva de construir una región más independiente se expresa en la fundación de un conjunto de nuevas instituciones.

La más reciente, discutida en Playa del Carmen, México, durante la reciente reunión de jefes de Estado y de gobierno de América Latina y el Caribe, es la decisión de poner las piedras fundantes de una nueva asociación internacional que discuta a fondo nuestras necesidades y propósitos históricos. Pero ya están la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) y el Banco del Sur. Esta es una prueba más de que la hora latinoamericana está llegando a un punto culminante.

Sin embargo, Flores Olea advirtió que las reacciones de Estados Unidos y del capitalismo para frenar este proceso no se han hecho esperar. Dijo que el incremento de las bases militares en Colombia y otras regiones del Caribe, e incluso el reciente triunfo electoral de la derecha en Chile, son parte de estas resistencias. En realidad, dijo, se trata de una batalla diaria que deben dar los pueblos y los gobernantes.

Hizo un rápido recuento de la historia y de las transformaciones de América Latina en la segunda mitad del siglo XX, tiempo en el que la región agudizó tremendamente su dependencia a Estados Unidos, país que no se conformó con la explotación económica sino que ejerció también la política.

Para este propósito, añadió, no encontraron mejor método que imponer dictaduras militares a las que sostuvieron con todos sus recursos. De hecho, en la historia contemporánea de la región no hay golpe de Estado que no haya sido respaldado por el gobierno estadunidense; desde 1954 en Guatemala, hasta el de Honduras el año pasado, pasando por los de Argentina, en 1955 y 1976; Brasil, en 1964; República Dominicana, en 1965; Chile, en 1973, además de bloqueos económicos y otras agresiones. También destacó el gran valor y significado que ha tenido para toda la región el triunfo de la revolución cubana.

En la inauguración, tanto el director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Fernando Castañeda, y el coordinador del Cela, José María Calderón, destacaron la fundación del centro en 1960 por el entonces director Pablo González Casanova.

Ambos destacaron el pensamiento crítico del centro en estos 50 años, nutrido por una larga lista de intelectuales, muchos de ellos que debieron salir de sus respectivos países perseguidos por las dictaduras militares, y que junto con los estudiosos mexicanos hicieron un gran espacio de debate y reflexión del acontecimiento de la región latinoamericana.

En la sala Fernando Benítez se proyectó también un audiovisual que da cuenta de este cincuentenario, que se presenta como una memoria histórica de lo que ha representado el centro para la reflexión del acontecer latinoamericano, siempre desde el pensamiento crítico y el compromiso social.

Flores Olea concluyó que el horizonte latinoamericano no se reduce a las obras materiales de desarrollo, por más importantes que sean, sino que tiene como meta rehacer el tejido social deshecho por tantos años de neoliberalismo, explotación, crímenes y saqueo, y que la tarea es también, primordialmente, de índole educativa, cultural y moral. Rehacer el tejido social significa también rehacer el tejido cultural y espiritual de nuestros pueblos, y reforzar su dignidad nunca perdida.