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Dice que un diálogo con EU sería el primer paso necesario para romper el círculo crítico

Arzobispo de La Habana llama a la cordura para calmar los ánimos dentro y fuera de Cuba

Critica la violencia mediática contra el gobierno y pide a Fariñas que cese su huelga de hambre

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 20 de abril de 2010, p. 28

La Habana, 19 de abril. Un diálogo entre Cuba y Estados Unidos sería el primer paso necesario para romper el círculo crítico de tensiones internas y externas en la isla, dijo el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, en una entrevista con el mensuario católico Palabra Nueva.

Ortega llamó a la cordura y a la sensatez para que se pacifiquen los ánimos dentro y fuera de Cuba. Estimó que es consenso nacional que la isla requiere cambios internos rápidamente, reclamó diálogo para impedir que se repita el caso de la muerte de Orlando Zapata Tamayo, criticó la violencia mediática internacional contra el gobierno, pidió a Guillermo Fariñas que cese su huelga de hambre y deploró los actos de repudio contra las Damas de Blanco.

Esgrimiendo la moderación en un ambiente crispado, el cardenal puso el dedo sobre las bajas del conflicto: En medio de ese fuego cruzado de palabras y argumentos, resulta afectado el pueblo, cansado y deseoso de un presente y un futuro más sereno y próspero. Si nuestra voz fuera escuchada, necesariamente tendría como contenido un llamado al diálogo.

La entrevista aparecerá en el número de abril, pero se difundió este lunes en la versión digital del mensuario. Ortega, de 74 años, arzobispo de La Habana desde 1981 y cardenal desde 1994, ha ejercido un liderazgo en la jerarquía católica cubana, que coincide con un mejoramiento en las relaciones entre esa comunidad y el gobierno, en contraste con el periodo de conflicto que se inició tras el triunfo de la revolución de 1959.

El cardenal citó la discusión pública sobre la necesidad de cambios en el sistema político cubano, en la que, dijo, hay un denominador común fundamental: que se actúe con prontitud. Creo que esta opinión alcanza una especie de consenso nacional y su aplazamiento produce impaciencia y malestar en el pueblo.

Al mismo tiempo advirtió que el presidente Barack Obama, a pesar de algunos ajustes en la política hacia la isla, volvió a la antigua fórmula de condicionar el fin de las sanciones a cambios en la práctica cubana de derechos humanos. Lo primero debe ser encontrarse, señaló Ortega. En el avance del diálogo se darían pasos.

Consultado sobre Zapata, recordó la declaración de los obispos cubanos (25 de febrero), que pidieron al gobierno diálogo y entendimiento para evitar otro caso similar. Esta disposición conciliadora, aunque parezca mostrarse infructuosa, es la misma que repetimos a Fariñas (en terapia intensiva desde l2 de marzo): que abandone la huelga de hambre.

La muerte de Zapata (23 de febrero) desató una guerra verbal de los medios de comunicación de Estados Unidos, de España y otros, que ayuda a exacerbar aún más la crisis y ante lo cual el gobierno responde, valoró el cardenal. La Iglesia católica no se suma a ninguna de las partes con propósitos políticos de desestabilización, de un lado, y con el consecuente atrincheramiento defensivo de otro.

No es el momento de atizar pasiones, subrayó Ortega, cuando calificó de penosos los actos de repudio (oficialistas) contra las Damas de Blanco, esposas de opositores presos que realizan marchas callejeras. “No debe quedar en nuestra historia este tipo de intolerancia verbal y aún física como rasgo característico del cubano (…) son siempre pocos quienes escenifican estos actos, que no indican el sentir de la mayoría.”

Recordó que la Iglesia católica ha gestionado la liberación de opositores presos, igual que ha buscado, sin éxito, facilitar visitas familiares a dos de los agentes cubanos presos en Estados Unidos.