Opinión
Ver día anteriorSábado 15 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Infancia y Sociedad

Ombudsman para la infancia

S

i antes de nacer los niños pudieran elegir su país, México pronto quedaría despoblado, pues es uno de los que menos garantías y oportunidades ofrecen a la infancia. Bueno sería que un moderno flautista de Hamelin nos hiciera entender que sin niños no hay futuro.

Pero se trata también de un problema de amor, del desprecio del mexicano por sí mismo, como nos enseñaron por distintos caminos Octavio Paz y Santiago Ramírez: quien siente desprecio por sí mismo, difícilmente puede amar a sus hijos.

Ojalá que el costoso y flamante nuevo parque vehicular del DIF nacional fuera expresión del interés oficial por la niñez. Pero no, sólo derroche. El gobierno de Felipe Calderón es una pesadilla para todos; pero los niños, en particular, han sido víctimas de agresiones sin precedente. Pasamos el Día del Niño llorando vergüenzas: el crimen, todavía impune, de la guardería ABC de Hermosillo; los miles de infantes muertos en medio de la delirante guerra contra el narco; nuestro penoso primer lugar en obesidad infantil y nuestro último lugar en bienestar de la infancia, en el grupo OCDE.

Hay quien piensa que la creación de un ombudsman para la infancia podría servir de algo. Pero se corre el riesgo de que sea otro adorno costoso, como los que ya existen para teatralizar la democracia y los derechos humanos.

Sin embargo, creo que se podría construir una figura autónoma, colectiva, estrictamente civil, acaso inserta en un contexto universitario.

Porque la mejor manera de responder al horror en que nos tienen sumidos el gobierno de Felipe Calderón y sus comparsas partidarias es no dejar de mirar el horizonte; no renunciar a la conciencia de lo que debería ser.

Las urgencias en la agenda de un ombudsman de la infancia son: 1. Atención y seguimiento de todos los casos de impunidad de crímenes contra menores. 2. Producción y promoción de un plan nacional de desarrollo de la infancia. 3. Trabajar en la creación de comisiones de derechos de la infancia en las cámaras de Diputados y Senadores, y en la ALDF. 4. Exigir informe de actividades y rendición de cuentas de los DIF, en todo el país. 5. Promover la desaparición de los DIF, para crear un instituto o consejo nacional para la infancia, en el que de ninguna manera intervengan las primeras damas, sino integrantes de la sociedad civil de conocido prestigio: médicos, académicos, artistas, feministas y maestros.

Vaya mi solidaridad con las madres que han perdido a sus hijos en estos años de terror calderonista, y un socrático abrazo a los maestros en su día, especialmente a la maestra Chela Tapia, por sus 60 años de magisterio.