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El hombre es un animal de ideas y su virtud es concretarlas, sostenía el investigador

Falleció Pedro López Díaz, académico y crítico de las elites de poder en México

Impulsó la fundación del Centro de Estudios de México y del Capitalismo Contemporáneo

Autor del Diccionario de la clase política mexicana, coeditado por La Jornada y la UNAM

Foto
Pedro López Díaz, en su cubículo de Ciudad UniversitariaFoto Verónica Bravo
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 28 de mayo de 2010, p. 5

El académico e investigador Pedro López Díaz falleció el pasado domingo frente al mar del Pacífico, en Acapulco.

Con 40 años de labor docente, se especializó en el estudio sistemático de las elites del poder en México; uno de sus últimos libros, El Diccionario de la Clase Política Mexicana, 2007, coeditado por La Jornada y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), le llevó ocho años de investigación.

Este año aparece otro, el Diccionario de la Clase Empresarial Mexicana.

Pedro López Díaz cursó estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, en 1964; maestría en economía en la Universidad Patricio Lumumba, en Moscú, en 1970.

Recientemente se reditó Para leer El Capital, libro que constituye un clásico en las lecturas del marxismo académico.

Asimismo el investigador fundó, en la Facultad de Economía, el Seminario del Capital conjuntamente con el exiliado español Ramón Ramírez. También fue jefe de la División de Estudios de Posgrado de esa facultad de la UNAM y diputado federal.

Visión humanista

Con motivo de la fundación del Centro de Estudios de México y del Capitalismo Contemporáneo, el pasado septiembre, charlamos con Pedro López Díaz en su cubículo de la Facultad de Economía, en el edificio de Posgrado, espacio pequeño con grandes ventanales que dan a la explanada de Ciudad Universitaria.

Estoy al pie de una de las orillas del Patrimonio de la Humanidad, expresó esa ocasión. Las paredes de su cubículo hablan de cine, literatura y política. Están enmarcadas las portadas de libros, aquellos que hizo a lo largo de su vida.

Cuelgan las fotos de Marx y de Marilyn Monroe, de grupos de alumnos, de los Beatles, Galileo, y María Félix montada en su caballo zarco.

Ahí entra la luz y la cadencia de los árboles –pirules, sobre todo– desde ahí podemos asomarnos a la memoria de los grandes acontecimientos: los encuentros amorosos más puros y las declaraciones libertarias en vísperas de guerra.

Pedro López Díaz sin duda evoca tiempos de oro y sangre, decantación de lo sensible, de lo real maravilloso de los años 60 del siglo pasado.

En su persona se erigen los principios de una columna vertebral construida con la materia de la disciplina que eligió como base –la economía–, y la suma del conocimiento universal que llena el recipiente de sus sueños: el amor por la poesía, la pasión por las grandes novelas de la literatura rusa, los españoles, las generaciones de poetas y escritores de su tiempo, la plástica, la devoción por los pintores mexicanos: Pablo O’Higgins, Diego Rivera, Frida Kahlo, Francisco Toledo y sus discípulos, todo ello envuelto en la pasión fundamental por la política que aprendió de sus maestros como único motor del cambio social y económico posible.

Siempre llegaba a la Facultad de Economía a impartir clases; sus alumnos de posgrado o de licenciatura lo rodeaban deseosos de escuchar sus afiladas críticas que involucraban la visión humanista de un hombre cuya cultura nos recuerda que lo singular hace la diferencia.

Lo entrevistamos para dar noticia del nuevo centro de investigación que corona la culminación de toda una trayectoria.

“Debo decirte que el hombre es un animal de ideas –aseveró– y la virtud más importante se manifiesta cuando logra llevar a la vida una de esas ideas. Es el caso particular de este nuevo proyecto que fue inaugurado por el director de la Facultad de Economía, Roberto Escalante.

“Se trata de una idea que acaricié por largo tiempo y tomó sus etapas que corresponden también a la vida propia. Empezó como un proyecto personal que forma parte de mi vida académica: La primera parte de ésta se resume en nadar en la teoría. Qué quiero decir con esto, que mi vocación en ese momento era el estudio de la teoría de los clásicos de la economía política y en particular de un gran pensador como fue Marx.

“Esto se prolongó por muchos años y se logró expresar en libros, en instituciones, en el cambio radical que surge en torno a la enseñanza de la economía a principios de los años 70 del siglo pasado gracias a un grupo de profesores del que formé parte. Creamos la cátedra de economía política.

“Después me encuentro con un gran hombre del exilio español: Ramón Ramírez, quien me toma casi como su hijo, y me incorpora a la fundación del Seminario del Capital.

“Desafortunadamente muere y me hereda el privilegio de conducir el seminario. Más adelante llega a la facultad Enrique Semo, otro gran hombre, quien también fue un maestro importante para mí desde mis años mozos como estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas.

“Enrique Semo fundó el posgrado de esta facultad (de Economía), una institución que en aquellos años alberga a muchos de los grandes académicos e intelectuales del exilio latinoamericano que sin duda alguna dieron renombre y prestigio a este posgrado.

“Instituyó además varias cátedras en la currícula del posgrado. Yo me hago cargo de la realización de la revista Ensayos, la cual tuvo enorme impacto y gran divulgación. Es importante subrayar que el posgrado de Economía en aquel entonces era el único de toda la universidad que contaba con su propia revista.

“Esta etapa de mi vida –prosiguió López Díaz– está vinculada al estudio de Marx y a la teoría de la economía política marxista. Mi obra da testimonio de ello.

“Más tarde decidí hacer un cambio radical y trasladarme del estudio de la teoría al estudio empírico de la realidad –desde luego teniendo como marco de referencia al propio Marx–, y es entonces cuando empiezo un proyecto dedicado a lo que llamo las elites de poder en México: quiénes nos gobiernan, cuáles son los estratos superiores de la sociedad mexicana. La clase política, por un lado, y la empresarial por el otro.

“Como producto de ese esfuerzo aparece la publicación del Diccionario de la Clase Política y está por salir el Diccionario de la Clase Empresarial.

“Este proceso de aprendizaje me da la pauta para entender que nuestro país es mucho más grande que los actores que dominan su vida social económica, política y cultural.

“Surge entonces como una suerte de continuidad la idea de fundar este Centro de Estudios de México y del Capitalismo Contemporáneo. Empiezo a desarrollarla en una hoja en blanco, tratando de escribir lo más lógicamente posible mis ideas en torno a lo que podía ser un lugar que se dedicara a estudiar la realidad mexicana en un contexto del capitalismo contemporáneo.

“Mi gran profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Pablo González Casanova, de quien aprendí mucho. Él siempre enfatizó que el capitalismo y su propia lógica había parcializado el conocimiento de la sociedad; y ello se expresaba en la misma universidad y sus diferentes compartimentos: los sociólogos, por un lado, los politólogos por el otro, los economistas por el otro lado, etcétera.

“Indudablemente la ciencia requiere de especialización; pero don Pablo enfatizaba y enfatiza, que es muy importante el desarrollo del conocimiento interdisciplinario donde desemboquen los afluentes de las diversas partes de las ciencias sociales: la economía, la política, la filosofía y la historia.

“La concepción de un proyecto de esta naturaleza parte entonces de la necesaria interdisciplina y ofrece a economistas, politólogos, sociólogos, historiadores, un punto de encuentro y de interlocución acerca de la problemática mexicana.

Espacio para confrontar ideas

“El Centro de Estudios de México y del Capitalismo Contemporáneo surge como un espacio de reflexión, análisis, convivencia académica, donde se acerquen estudiantes para hacer sus tesis, ya sea de licenciatura, maestría o doctorado. Un lugar donde se discutan las obras que vayan paulatinamente publicando los profesores, donde se confronten las ideas, es decir un espacio vivo.

Pretendemos, además, que desde este espacio se organicen conferencias, simposia, en torno a la problemática del país, y que se intente responder a la gran pregunta que estamos obligados a hacernos: en qué capitalismo vivimos ahora, cuáles han sido sus grandes transformaciones, cuál es su nueva naturaleza, su nueva forma de existencia, etcétera.

El acervo con que cuenta el naciente centro fue donado por Pedro López Díaz, cuyo patrimonio cultural es un punto de partida sólido en términos de libros, documentos, revistas especializadas, etcétera. Además de la donación de su biblioteca a la Facultad de Economía.

He donado mis libros, me quedo solitario en mi casa con mi pensamiento y con la idea de seguir produciendo intelectualmente. Indudablemente siendo parte de una universidad de la cual me enorgullezco muchísimo, porque en mis 38 años como profesor de la UNAM me he dado cuenta de que es una universidad bondadosa en extremo. Y ello lo constatamos cuando hacemos uso de la libertad de cátedra, de pensamiento, el derecho a la pluralidad en el conocimiento. Una universidad al frente de la cual se encuentra un rector que ha estado a la altura de las circunstancias que vive el país, y ha elevado la estatura misma de la UNAM.