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José Ignacio Valenzuela documenta en un libro-cine la intensa pasión de la fotógrafa

Tina Modotti fue una mujer infinita; su defensa de las minorías sigue vigente

Ante la pérdida de su pareja fue capaz de reinventarse para seguir adelante, resalta

Ella no dio valor artístico a su obra, por eso era genial, dice el escritor a La Jornada

 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de junio de 2010, p. 9

La fotógrafa italiana Tina Modotti, una de las figuras más seductoras del mundo intelectual mexicano de la primera mitad del siglo XX, fue una mujer infinita, porque su vida y su obra se extendieron a muchas áreas y a nuestra época; su pensamiento se adelantó muchos años, pues sus reclamos en favor de las minorías sociales siguen siendo vigentes, señala el escritor chileno José Ignacio Valenzuela, quien presenta su nueva novela La mujer infinita: una mirada desde el presente a la intensa vida de Tina Modotti (editorial Suma de letras).

Contrastes brutales

En entrevista con La Jornada, Valenzuela considera que hoy día existen muchas Tinas Modottis por el mundo, cargadas con esa pasión que descubrió en quien fue compañera y discípula del fotógrafo estadunidense Edward Weston.

Cinco años le llevó al escritor realizar la investigación en torno a Modotti y su mundo para hilvanar después una historia que no pretende ser una biografía: “No es un libro sobre la vida de Modotti, sino sobre la pasión. Ésa fue la enseñanza que me dejó seguirle el rastro todo ese tiempo: aprender que se puede encontrar sentido a las cosas sólo por el hecho de que te apasionen.

Cuando se hacen las cosas en piloto automático, te diriges hacia la mediocridad; y sólo a través de la pasión se puede trascender.

Los contrastes brutales en la vida y obra de Tina Modotti son el hilo conductor de esta novela, inspirada en dos aspectos de la artista: “uno, el político e ideológico, su compromiso por causas a las que hoy me adhiero, como su apoyo a las minorías y toda la lucha contra los grupos de poder o manipulaciones políticas, que se siguen viendo en la actualidad.

Y por otro lado, el aspecto de los amores rotos. Tina es parecida a tantas mujeres que conozco, a las que su pareja se les ha ido o ha muerto y son capaces de reinventarse, de rearmar sus vidas y transformar los dolores en gasolina para seguir adelante.

Esas dos vertientes sirvieron a José Ignacio Valenzuela para crear dos personajes: Pablo, escritor que realiza el guión de una película sobre Modotti y en el que recae la parte ideológica del relato, y Eva, actriz que interpreta a Tina Modotti en el filme y que pertenece al mundo de los amores no resueltos.

Se cuentan sólo cuatro días en la vida de Modotti, quien fue “la madonna de los posrevolucionarios: fumaba, usaba pantalones, se tomaba fotos desnuda, viajaba, se emborrachaba, es decir, era absolutamente dueña de sí misma en una época en que las mujeres no lo eran.

Tina desarrolló contrastes brutales en su obra, por ejemplo, ponía una foto de un hombre elegantísimo al lado de uno tirado en la calle muriéndose de hambre, o a unos niños con sus nanas jugando en el parque al lado de unos durmiendo en una caja de tomate. Son imágenes que seguimos viendo.

No obstante la grandeza artística que Valenzuela encuentra en Modotti, también le sorprendió saber que se trataba de una mujer “frágil, que tenía poca estima de ella misma. Decía que era inoperante y que lo que hacía no servía de nada.

“Cuando presentó la única exposición fotográfica que hizo en México, en la Biblioteca Nacional, Modotti dijo: ‘lo que hago no es arte, no me digan artista’. Hasta lo último ella no le dio valor artístico a su obra, por eso era tan genial.

Sentía que todos los que la rodeaban eran los genios, como Weston o el revolucionario cubano Julio Antonio Mella; esos gigantes la hacían sentir pequeñita. Esas contradicciones fueron lo que más me sedujo para crear el personaje de esta novela, que es un libro-cine, pues hay escenas escritas como un guión, porque quería que el lector tuviera la experiencia de ver el trabajo de un guionista.

El escritor lamentó que exista poca voluntad y pasión política para apoyar la cultura en países como México, en el cual, por ejemplo, “hablar de la mujer infinita no es urgente, pero eso no quiere decir que no sea importante. La educación no es un tema urgente, pero es importante porque es lo que hace que los pueblos crezcan y a veces a los gobernantes les importa más inaugurar un puente porque se ve que desarrollar un plan de lectura, que no se ve.

Dedicarse a pensar y a proyectar el país que uno quiere no son acciones tan populistas para los presidentes, pero no por ello son menos importantes.

José Ignacio Valenzuela firmará libros este viernes a las 18 horas en la sucursal Reforma de la librería Porrúa, ubicada en Paseo de la Reforma 222, colonia Juárez.