Espectáculos
Ver día anteriorLunes 12 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Presentan su disco más reciente, Para curar un dolor, en el Teatro de la Ciudad

Los Utrera muestran la fuerza de la unión del son jarocho y el huasteco

Ofrecen un repertorio de temas tradicionales y anónimos con algunos de autores contemporáneos que basan su creación en ritmos y contenidos de las dos regiones

Foto
Los Utrera celebraron al ritmo de la jarana y el violínFoto José Antonio López
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 12 de julio de 2010, p. a14

Nunca estuvo mejor puesto el nombre a un álbum musical como a éste de Los Utrera, titulado Para curar un dolor, el cual que fue presentado la noche del sábado pasado en el Teatro de la Ciudad ante un público entusiasta y conocedor que disfrutó de principio a fin cada soneo, cada versada.

Está intención esta del paliativo musical se cumplió en todo momento, desde el contenido del cedé a la presencia escénica de esta agrupación jarocha aclamada dentro y fuera del país como una de la más representativa del género sotaventino por su frescura y expresividad, así como por su denodado arraigo a la tradición.

Dos familias veracruzanas

Integrado por miembros de dos de las familias de más tradición musical en la región sur-sureste de Veracruz, los Utrera y los Vega, este grupo musical, con 18 años de trayectoria, ofrece en ésta su quinta producción discográfica una propuesta interesante que combina las dos expresiones más genuinas de Veracruz: el son jarocho y el huasteco. Trabajo con el que pretenden no sólo mostrar las similitudes entre ambos géneros, sino potenciar la vasta riqueza y fuerza sonora que adquieren al unirse. Como si se tratara de dos ríos: el Papaloapan y el Pánuco.

Con claridad y mucha idea musical, Los Utrera afirman en este trabajo su interés por trascender y exaltar la tradición. El repertorio abordado mezcla temas tradicionales y anónimos con algunos de autores contemporáneos que basan su creación en ritmos y contenidos de las dos regiones.

En la presentación en el Teatro de la Ciudad se escucharon Indita Xochipitzahua, Butaquito, Cielito Lindo, El Gallo, La leva y Las peteneras, algunos de los sones similares de las dos regiones. Desde luego estuvieron presentes los interpretados al estilo Utrera, como se hace en el sotavento: El cascabel, Morena, Canelo, Pájaro Cú, por mencionar algunos.

Gustó mucho la versión que hicieron de Cupido, bien armonizado por las jaranas a tempo lento y alternado en su canto. Asimismo, el Siquisirí (el rey de todos los sones), ligadito con El gusto (punto culminante de la cancionística huapanguera), en el que destaca la intervención del violinista y cantante Osiris Caballero León.

El concierto de Los Utrera fue uno de esos que prenden desde la convocatoria. Estuvo aderezado por versos de Samuel, el poeta-cronista de la jarochidad, quien no tuvo reparo en homenajear la labor de esta agrupación, y por un grupo de bailadoras, entre las que destacaron Victoria Vega Hernández, Reina Utrera Pérez, y Ginette Caballero León.

Wendy Cao Romero, La coronela, como la llamó cariñosamente Samuel, alma máter del grupo e impulsora de la idea musical, fue la encargada de la presentación de cada tema, subrayando siempre la ascendencia familiar de los participantes y el origen de las canciones seleccionadas. Esta dinámica mujer, que además de cantar, tocar la jarana barroca, la quijada y bailar es gran promotora de lo jarocho, agradeció a todos los que tenía a bien agradecer y pidió corresponder con la compra de este disco independiente, el esfuerzo de todos los participantes.

“¡Viva la cuenca! ¡Viva La Huasteca!, fue el grito unánime y celebratorio de la concurrencia.

Sonaron de nuevo las jaranas, chirrió el violín y las voces campiranas celebraron también.

Con sencillez y mucho cariño los siete integrantes de Los Utreras trajeron no sólo su música, sino también el mensaje de un pueblo que ríe, canta y labora al sol pleno del son. Dijeron lo que se dice y se sigue diciendo; lo que suena y sigue sonando, lo que se baila y sigue bailando en el sotavento y la huasteca. El son nuestro de cada día que cura los pecados del mundo. Una emoción compartida que como río crecido desborda las emociones.

¿Quién en la ciudad hubiera podido sospechar que en uno de sus más ínclitos espacios tenía lugar uno de los ritos de sanación más espléndido? El que no lo supo que lo sepa y si no que compre el disco de Los Utrera y en refugio propio, particular o compartido, se alivie mediante su escucha.