Los narcobloqueos en Nuevo León y Tamaulipas, el viernes y el sábado, demuestran que la estrategia del presidente Felipe Calderón contra la delincuencia no está funcionando; mientras el narcotráfico muestra vitalidad pese a los frecuentes golpes a las estructuras operativas de los cárteles, las fuerzas de seguridad no están respondiendo, coincidieron los especialistas en seguridad nacional y criminología José Luis Piñeyro, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y Martín Barrón, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

Piñeyro indicó que las acciones de los grupos criminales y ante la falta efectividad de las autoridades no se puede esperar que la sociedad responda en medio del clima de inseguridad y hasta de terror, debido a que han ocurrido acontecimientos como los coches-bomba en Ciudad Victoria, Tamaulipas, y Ciudad Juárez, Chihuahua, además de las decapitaciones.

Apuntó que la violencia que ha causado terror en la población no es de hace unas semanas, sino desde que comenzaron las decapitaciones y uno de los hechos más graves: el lanzamiento de dos granadas contra la multitud presente en la celebración del Grito de Independencia, el 15 de septiembre de 2008, en Morelia, Michoacán.

Martín Barrón indicó que el problema es que no hay estrategia adecuada para combatir de manera efectiva al crimen; aumentar con 100 o 200 agentes federales la presencia del gobierno en algunas zonas no resuelve nada ni garantiza que la estrategia funcione, porque, de entrada, se debería saber cuántos son los enemigos de las autoridades.

El Presidente dijo que debe existir prevención social, pero ello “implica combatir factores como pobreza, educación y falta de empleo, así como instrumentar mejores esquemas de salud. Pero cómo va a ser posible, si el propio gobierno informó que la cifra de pobres aumentó otros 6 millones, por la crisis de 2009.

Ahora, al igual que en Ciudad Juárez, en varios puntos del país se está detectando grandes bandas al servicio del crimen organizado y actúan tanto en México como Estados Unidos, y luego de delinquir aquí muchos se van al otro lado de la frontera porque tienen la ciudadanía estadunidense, lo cual está aumentando el problema, dijo el investigador del Inacipe.