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Ver día anteriorDomingo 30 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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A la Mitad del Foro

La profecía de los cazadores de cabezas

D

urante el festivo interregno de la alternancia con la que el tercer milenio anunciaba el arribo de la democracia sin adjetivos y del profeta del gobierno de la libre empresa, por empresarios y para empresarios, Vicente Fox promulgó el primero de sus rimbombantes decretos: no integraré mi gobierno con amigos, sino con quienes designen los cazadores de cabezas que examinan a los futuros colaboradores de mi gabinete. Y parieron los montes un tímido ratoncito. Pero creció el roedor y en el año 11 del vuelco a la derecha denuncian el robo del siglo en Pemex, sin más castigo para los acusados que multas multimillonarias y la prohibición de trabajar en el sector público ya privatizado.

Malas noticias para el valiente combatiente que enfrenta al crimen organizado, que acaba de recibir el visto bueno de Hillary Clinton y de reunirse con Bill, el esposo de la secretaria de Estado, nada menos que en Davos, en la Montaña Mágica, donde los dueños del dinero y del saber se reúnen para lamentar el estado global de las cosas, de todas las cosas, y calmar a los simples mortales con la promesa de que hay remedio para todo, para todas esas cosas. Porque el atraco denunciado con años de retraso, y en el que los suspicaces ven huellas financieras de los hermanos Bribiesca, hijos de la señora Marta Sahagún, esposa de Fox el contratante de cazadores de cabezas, se dio en el área de Refinación. Dirección entonces a cargo de Juan Bueno Torio, senador panista que buscó ser candidato a gobernador de Veracruz. Y el mismísimo Felipe Calderón presidió en esos tiempos el consejo de administración de Pemex.

Honi soit qui mal y pense, dice el escudo de armas del trono británico. Ni pienso mal ni siembro cizaña para que se piense mal de Felipillo santo. El de Michoacán fue secretario de Energía y removido para ir a hacer pinitos financieros en Banobras. Pero desde 2008 hubo señalamientos de malos manejos de Bueno Torio para financiar la campaña de Calderón. La ruptura de Calderón y Fox, llevó al primero a madrugar y empezar su campaña para llegar a la Presidencia de la República en el año 2006. Haya sido como haya sido, ya ha puesto en marcha el proceso de su propia sucesión. Todo se vale y de todo se valen para evitar el retorno de los brujos. Tanto que en Guerrero se abrazan Gustavo Madero y Jesús Ortega para celebrar la defenestración del pobrecito candidato del PAN a gobernador, quien oyó hablar al arbusto ardiente en Taxco y renunció para sumar sus votos potenciales a los de Ángel Aguirre, candidato del PRD, PT y Convergencia.

Cero más cero da cero, dijo un prepotente priísta de la era del partido hegemónico, aquel que ganaba de todas, cuando un par de opositores anunciaron que sumarían esfuerzos. No es para tanto. El de Taxco podría añadir entre uno y dos por ciento de la votación a la que hoy acumule Ángel Aguirre. Pero el miedo es mal consejero y los operadores electoreros del partido en el poder y su jefe incuestionable, incurren en lo que el eufemismo guerrerista que acuñó eso de fuego amigo y de víctimas colaterales, califica como “overkill”: usar la bomba atómica para liquidar a un solitario intruso, por ejemplo. Con el cierre de campañas encima, filtraron al diario precursor de la profecía de los cazadores de cabezas, la acusación: Manuel Añorve, dicen que dijo un testigo protegido, recibió millones de dólares de un narcotraficante para financiar su campaña en Guerrero.

Añorve es candidato del PRI. No es el primero al que le descubren dinero del narco en la cartera, según oportuna denuncia de testigos protegidos. A destiempo, la Procuraduría General de la República, desmiente que se haya dicho lo publicado en medios participantes. Y de paso se cura en salud, porque esas filtraciones violan la ley; lo actuado y declarado en un proceso penal deben mantenerse en secreto, a disposición del indiciado, sus abogados, el ministerio público y los jueces. Pero no de operadores electoreros y sus cómplices en el sucio juego, éste sí de suma cero, de filtrar para calumniar, aunque el cieno removido no dure sino lo necesario para alterar la intención de voto en los comicios motivo del patético proceder con el que degradan la vida pública.

Dicen las malas lenguas que Juan Molinar Horcasitas es autor de la maniobra, del exceso, del overkill que pudiera dar el triunfo al candidato del PRI y dejar que Ángel Aguirre se ahogue en la orilla. En Acapulco se reunieron los diputados federales de la fracción priísta. Que no son mayoría, sino la primera minoría, según el newspeak del inacabado cambio de régimen que, según Manlio Fabio Beltrones, se entrampó en alternancia que impide cualquier logro, por ineptitud de los colaboradores del titular del Poder Ejecutivo de la Unión. Y con el debido respeto a la investidura, como gustaba repetir Adolfo Ruiz Cortines, la oposición que ya decidió hablar como oposición, no excluye a dicho titular. Los senadores del PRI se reunieron en Los Cabos. En Acapulco, Francisco Rojas hizo efectivo el liderazgo que hoy llaman coordinación los que pontifican en spanglish y dicen al final del día y no, a fin de cuentas.

En el Palacio de Minería se reunieron los priístas de ambas cámaras, frente a la estatua ecuestre de Carlos IV, el Caballito cuya imprecisión fisiológica fuera descubierta por la Güera Rodríguez. Ahí, Beatriz Paredes y Humberto Moreira afinaron el tono para demostrar que después de las derrotas de 2000 y 2006 saben que las diferencias de opinión no equivalen a fracturas, Y que la unidad es imprescindible para vencer en la hora de la pluralidad en fuga hacia adelante, en la era de los cambios de chaqueta por la fuerza centrífuga del poder por el poder mismo. Extraño reajuste de papeles el del vuelco en el que los dirigentes del PRD se alinean al PAN emulador de los Borbones que nada aprendieron y nada olvidaron.

El estado de México, laboratorio de la elección presidencial, es producto del futurismo, del cesarismo sexenal y el juego inducido del tapadismo; tal como la malicia de Fidel Velázquez: El que se mueve no sale en la foto. Nada aprendieron. En 2000, Arturo Montiel del PRI ganó las elecciones de gobernador en el estado de México y el PAN sacó al PRI de Los Pinos, porque el voto útil llevó a la Presidencia a Vicente Fox. En 2006, Enrique Peña Nieto ganó de calle y Felipe Calderón protestó desempeñar el cargo de presidente de la República; casi subrepticiamente y con la burda entrega de la banda presidencial hecha por Vicente Fox.

¿Entonces, por qué se empeñan el PAN y el PRD de Jesús Ortega, a la par con Marcelo Ebrard y su promotor Manuel Camacho, en aliarse, coaligarse, sumar a los autócratas, los teócratas, oligarcas y plutócratas en la insana cruzada para hacerse del gobierno del estado de México? Los amantes de las teorías de la conspiración dirían que estamos ante un pacto suicida, ante un compló para cerrarle el paso al tabasqueño y hacer que se cumplan los augurios de las encuestas que dan ventaja insuperable a Enrique Peña Nieto.

O será que además del degüello y matanzas, la profecía de los cazadores de cabezas incluía perderlas. Andrés Manuel López Obrador, único líder social con presencia en todo el país, declara candidato al marxista Alejandro Encinas, para derrotar al candidato de la mafia, y a renglón seguido, postula en Coahuila al apóstata panista, al elegante y discordante converso, Jesús González Schmal. Allá. Donde decía Pancho Villa antes de la batalla: Van a sobrar sombreros, muchachitos.