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Estudiante del Instituto de Fisiología Celular aplica técnica de campos electromagnéticos

Desarrolla la UNAM una terapia exitosa contra el mal de Parkinson

Con sesiones cortas no invasivas al cerebro se logra aminorar la rigidez muscular

La investigación, tesis doctoral de Nadia González, se publicará en el Journal of Neurology

 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de febrero de 2011, p. 2

Una alternativa para aminorar la rigidez muscular en las personas que padecen el mal de Parkinson fue probada con éxito por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se trata de una terapia que somete a los enfermos a varias sesiones de campos electromagnéticos dirigidos a la corteza frontal cerebral.

La investigación se realizó en el laboratorio de René Drucker Colín, en el Instituto de Fisiología Celular (IFC). Con el apoyo de resonancias magnéticas –aplicadas antes y después de someter a los pacientes al tratamiento–, las cuales ayudan a trazar un mapa de la actividad cerebral, se demostró que con esta técnica mejora la actividad del núcleo caudado (región del cerebro relacionada con el movimiento), pues gracias a los campos eléctricos se incrementó la conectividad neuronal.

El trabajo es resultado de la tesis doctoral de Nadia González, estudiante del laboratorio, y en unos días será publicado en el Journal of Neurology, una de las revistas sobre neurología más importantes a escala internacional.

Después del Alzheimer, el mal de Parkinson es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente. Se calcula que lo padecen entre uno y dos por ciento de los mayores de 60 años.

Drucker Colín, investigador emérito de la UNAM, explicó que los síntomas de la enfermedad son: temblor en reposo, hipoquinesia (dificultad para iniciar movimientos), rigidez muscular, pérdida del centro de gravedad y de reflejos posturales, así como dificultad en la marcha.

Intentos previos

Aunque desde hace varias décadas se han desarrollado medicamentos para controlar estos síntomas, su efectividad dura pocos años. Por ello, médicos e investigadores de todo el mundo han intentado encontrar diferentes estrategias –algunas quirúrgicas– para disminuir las manifestaciones de la enfermedad.

Hay evidencia en años recientes de que los campos magnéticos transcraneales son una alternativa contra el mal, aseguró Drucker.

Nadia González detalló que la terapia realizada por los investigadores del IFC aplicó campos magnéticos en la corteza cerebral media hora diaria durante cinco días seguidos cada mes. Gracias al uso de esta resonancia, los universitarios comprobaron que la estimulación magnética trascra neal disminuía la dificultad para iniciar movimientos.

Para el procedimiento es necesario colocar cerca de la cabeza, en la parte frontal, una bobina que genera el estímulo electromagnético. Éste no es invasivo, pues ni siquiera toca al paciente. La única molestia es que las personas tienen que trasladarse hasta la clínica para que les pongan el aparato, dijo Drucker.

El Parkinson es una enfermedad compleja que va más allá de lo motriz, pues incluye problemas cognitivos, de sueño, olfato y de toma de decisiones, explicó González.

Se ha demostrado que cuando una persona padece el mal sus neuronas trabajan de manera sincrónica; es decir, funcionan a un ritmo similar. Lo anterior ocasiona pautas como rigidez, temblor y dificultades para moverse.

Para que un cerebro funcione correctamente –aseguró la investigadora– se debe romper la sincronía. Hay muchos tipos de neuronas que presentan sus respectivos ciclos. Lo podríamos ejemplificar con una pelotita roja, una azul y otra verde. Para poder movernos necesitamos que primero se mueva la azul, después la roja y al final la verde; en el Parkinson lo que se ha visto es que todas las pelotas se mueven al mismo tiempo, así se activan todos los músculos y las personas se vuelven rígidas.

Finalmente, el investigador emérito de la UNAM alertó sobre algunos charlatanes que ofrecen atender el Parkinson a través de electromagnetos (imanes) que mandan un magnetismo constante al cuerpo, lo que no es funcional para contrarrestar los efectos de la enfermedad.