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Mañana, último recital en la Sala Neza

Hay muchos pianistas, pero con calidad homogénea: Valery Kuleshov
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de febrero de 2011, p. a11

Transcribir significa, según la Real Academia de la Lengua Española, escribir en una parte lo escrito en otra. En música su definición es arreglar para un instrumento la música escrita originalmente para otro u otros. Ese viaje tiene su magia y sus dificultades.

Toco muchas transcripciones, no porque las ame más que a los originales. Te ofrecen la posibilidad de mostrar tu virtuosidad, y te dan libertad al momento de interpretarlas, expresa el pianista ruso Valery Kuleshov, quien se presentó este fin de semana en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario.

Este sábado y domingo, como parte de la temporada de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), interpretó el Concierto para Piano no. 1 de Chaikovski. El martes, en el contexto del Ciclo Permanente de Conciertos Internacionales, ofrece un recital con obras y transcripciones de Igor Khudoley, Vladimir Horowitz, Earl Wild y Franz Liszt, en uno de los primeros conciertos para celebrar los 200 años del nacimiento del compositor húngaro que se realizarán en nuestro país.

Con las transcripciones se pueden tocar las piezas con más libertad, se puede hacer lo que uno quiera, añade el músico, nacido en 1962 en Chelyabinsk. Reconoce que a veces se pierde al transcribir un original, pero si es una buena transcripción no pierdes mucho, ganas. Incluso muchas piezas son mucho mejores que las originales.

Su esposa, Ekaterina Kuleshova, tercia en la charla: es muy interesante escuchar el original, ver lo que se ha escrito para el piano, comparar y tener más ideas de cómo interpretar todo.

Kuleshov se inició en el piano a los siete años, en la Escuela Central del Conservatorio de Moscú, para niños prodigios. Tuve mucha suerte, porque estudié con grandes maestros; después de terminar la escuela estudié con músicos rusos muy famosos, como Dimitri Bashkirov, quien me invitó a hacer una residencia en el Lago Como, en Italia, donde sólo estábamos cuatro o cinco pianistas.

Hoy, los intérpretes de piano enfrentan numerosos problemas; el principal es que hay demasiados pianistas y demasiadas grabaciones, y algunas no son buenas. Escuchan demasiada música grabada y pierden personalidad. Hay demasiada competencia. En el siglo pasado no había tantos pianistas y todos eran estrellas, cada uno con personalidad única. Ahora hay una especie de estandarización; hay calidad, pero es homogénea.

Por eso, a los jóvenes pianistas les diría tengan paciencia, hay mucho trabajo duro. Tienen que entender que no es una profesión fácil. Hay que tener suerte.

A lo largo de su carrera, además de conciertos, ofrece clases magistrales en diferentes lugares del planeta, pero abandonó la composición. “No compongo. Hice muchas transcripciones. Hace varios años toqué mis propias transcripciones de las rapsodias españolas de Liszt. Compuse cuando tenía siete, ocho o nueve años, pero mi maestra de piano me dijo: ‘debes detenerte’. La composición toma mucho tiempo y yo quería ser profesional, concentrarme en el piano. Ella tenía razón.”

Su repertorio está lleno de las notas de Bach, Messiaen, Beethoven, Mily Balakirev, Horowitz, Shostakovich, Scriabin, Morton Gould, Arvo Pärt, de la mayoría de los grandes de la música. “Aunque en realidad me siento más cercano a la música romántica, especialmente la rusa.

Cuando era joven escuchaba todo tipo de música. De adolescente incluso toqué en una banda de rock, pero me detuve porque tenía que practicar el piano.

(El último recital de Kuleshov es este martes a las 20:30 horas en la Sala Nezahualcóyotl. Los boletos cuestan 130 y 200 pesos. Informes: www.musica.unam.mx)