Sociedad y Justicia
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Fue fundador del suplemento Letra S de La Jornada y la organización civil del mismo nombre

Falleció Arturo Díaz Betancourt, luchador incansable en favor de las personas con sida

Abogó por el reconocimiento de los crímenes de odio por homofobia y en contra de la discriminación

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Díaz Betancourt fue el primer presidente de Mexicanos contra el Sida, desde donde impulsó diversos proyectos, como la elaboración de la cartilla de los derechos de las personas que viven con VIH/sidaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de marzo de 2011, p. 38

Para Arturo Díaz Betancourt nada era imposible. Dio todas las batallas posibles, en México y a escala internacional, en favor del respeto a los derechos humanos de las personas que viven con VIH/sida, por el acceso a la salud y los tratamientos; por el reconocimiento de los crímenes de odio por homofobia; en contra del estigma y la discriminación.

Por su forma de ser franca, directa, siempre observador crítico, se ganó enemistades, al grado que personas con las cuales compartió ideales también se distanciaron de él. A veces se rencontraban, otras ya no era posible, pero, aunque le dolía, Arturo seguía adelante. Decía que lo más importante son los derechos de las personas y que las autoridades cumplieran con su trabajo. Si no lo hacen, ni modo, se los tengo que decir, señalaba.

Ni siquiera cuando supo que tenía cáncer se arredró. Durante poco más de un año luchó contra la enfermedad y cuando llegó la última etapa decidió irse a su casa. No quiso saber más de hospitales ni de médicos. Así lo quiso y ayer, a las nueve de la mañana, falleció rodeado de sus amigos y con la música que le gustaba. Todo como él lo dispuso.

Díaz Betancourt iba a cumplir 54 años de edad el próximo 7 de abril. Desde muy joven se involucró en el trabajo con organizaciones civiles, primero en Cálamo, Espacios y Alternativas Comunitarias para Homosexuales. Ahí estaba cuando el sida llegó a México y entonces comenzó una larga carrera en contra de la epidemia, en particular para prevenir la transmisión del mal entre la comunidad gay, que hasta ahora sigue siendo la más afectada.

Fue el primer presidente de Mexicanos contra el Sida, organización pionera de carácter nacional, desde donde impulsó diversos proyectos, como la elaboración de la cartilla de los derechos de las personas que viven con VIH/sida, el primer encuentro de organizaciones no gubernamentales y el manual de calidad de vida para pacientes.

Dio asesoría a agrupaciones civiles en los estados y en 1994 formó parte del grupo de activistas que crearon el suplemento Letra S, que actualmente se publica en La Jornada, así como de la organización civil del mismo nombre.

Arturo Díaz formó parte durante varios años del Consejo Nacional para la Prevención y Control del Sida (Conasida), desde ahí incidió en muchas de las políticas nacionales en la materia. Asimismo, trabajó incansablemente para lograr que las organizaciones civiles fueran tomadas en cuenta para la toma de decisiones, en particular, en la Secretaría de Salud.

A raíz del asesinato del también activista Francisco Estrada Valle, en 1992, acompañó a la señora Alicia Valle en su peregrinar para exigir justicia por la muerte de su hijo. Arturo encabezó la formación de la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia, la cual se planteó, entre otras metas, que se dejara de ver los asesinatos de homosexuales como crímenes pasionales.

Participó activamente para lograr que el Código Penal del Distrito Federal reconociera al odio como agravante en los homicidios de homosexuales y, junto con otros activistas, visitó redacciones de periódicos y revistas para convencer a sus editores que erradicaran los titulares y textos que fomentaban el estigma y la discriminación.

Arturo participó junto con Gilberto Rincón Gallardo en la creación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); formó parte de la asamblea consultiva y también colaboró en el diseño de la ley federal en la materia. Anoche mismo el Conapred hizo un reconocimiento al trabajo de Díaz Betancourt y destacó que sin la participación de este activista no se hubiesen alcanzado logros tan importantes como los obtenidos hasta ahora en la lucha contra el sida.

Como diputado local suplente en el Distrito Federal promovió las sociedades de convivencia. Asimismo, apoyaba las causas de organizaciones civiles de mujeres, promotoras de los derechos sexuales y reproductivos, sin dejar las tareas relacionadas con la lucha contra el sida.

A Arturo también le tocó presidir el Mecanismo Coordinador de País, organismo interlocutor ante el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y participar en la elaboración del proyecto aprobado por el organismo internacional, por el cual México dispondrá de 62 millones de dólares durante los siguientes cinco años para realizar programas de prevención de VIH entre hombres que tienen sexo con otros hombres y usuarios de drogas inyectables.

Anoche, los amigos que hizo a lo largo de más de 25 años de activismo incansable acudieron a despedir a Arturo. Sus restos serán incinerados hoy por la tarde.