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Ver día anteriorLunes 14 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ya éramos muchos y parió la abuela
E

l mundo estaba ya muy atribulado y las noticias provenientes del mundo árabe nos tenían sumamente preocupados, sobre todo las que llegaban de Egipto primero, donde generalmente se habían generado novedades de interés cultural. Si bien hubo momentos en los que los acontecimientos en el canal de Suez perturbaron la paz del mundo petrolero, en esta ocasión se volvió a otros tiempos y la exigencia de ese pueblo tan inmerso en los descubrimientos arqueológicos de primera importancia en todo el orbe cambiaron de sujetos de las notas de primeras planas de la prensa de todo el planeta, para dar paso a las multitudes que enardecidas exigían mayores libertades políticas, es decir, un país más democrático, y así fue que obtuvieron la salida de la casa presidencial de Hosni Mubarak, quien ya había permanecido demasiado tiempo en el poder, ejerciéndolo ciertamente de manera sui generis, que nada tenía que que ver con un régimen democrático, ni mucho menos que hubiera logrado mejorar las condiciones de vida del pueblo en general. En artículos anteriores abordamos este tema con mayor amplitud.

Después vino la generalización del conflicto en el mundo islámico, que en el caso de Libia se presentó con mayor violencia, debido a la actitud soberbia e intransigente del mandatario Muammar Kadafi, con una larga, demasiado larga permanencia en el poder, que tenía más semejanzas con alguna película hollywoodesca que con una estructura del poder que abordara con seriedad los grandes problemas sociales de Libia, dentro de sus tradiciones árabes y musulmanas, esto es, respetando sus profundas raíces históricas y culturales, sin incurrir en las falsificaciones tan deleznables muy del gusto de Kadafi, pero muy ajenas a su realidad y a su historia.

Kadafi decidió enfrentar al pueblo con sus propias armas, adquiridas con sus recursos económicos y destinadas originalmente, como es natural que lo sea en cualquier país del mundo que se gobierne con un mínimo de respeto para la voluntad popular y para los verdaderos intereses relacionados con la defensa de su soberanía nacional y completamente distantes de las paranoias que pudieran afectar a sus gobernantes, ilegítimamente aferrados al poder.

La toma del poder de Kadafi ya tuvo muchos asegunes, pues llegó mediante un golpe de Estado. Aun cuando las revoluciones en Egipto y en Libia se producen con pocos días de diferencia, tienen muy diferentes orígenes y sus trayectorias difieren muy sustancialmente. Mientras el movimiento social en Egipto se considera terminado el 11 de febrero con la renuncia de Mubarak, quien deja el poder al ejército, y el propio pueblo egipcio lo toma como un triunfo al haber derrocado al gobernante. Queda todavía en el aire el éxito de Mohamed el Baradei, premio Nobel de la Paz y ex dirigente del Organismo Internacional de la Energía Atómica, de la Organización de Naciones Unidas, quien planteó como necesaria la renuncia de Mubarak.

En el caso de Libia, Muammar Kadafi reaccionó violentamente contra el propio pueblo, y ha llegado incluso a ametrallarlo desde los aviones de la fuerza aérea. El 21 de febrero, la revolución se agrava y amenaza convertirse en una guerra civil. Se bombardea a la capital, Trípoli, y hay 250 muertos, civiles desarmados. Se habla de que hay fuerzas armadas que se rebelaron contra los mandos militares de Kadafi en la ciudad de Bengasi, donde combaten contra las fuerzas de elite del gobernante.

El 22 de febrero, en un violento discurso por televisión, Kadafi amenaza a los rebeldes con ametrallarlos en masa, provocando más muertes indiscriminadas de civiles, y causando incluso la renuncia de su hasta entonces ministro del interior, quien se une a los rebeldes y hace un llamado al ejército a unirse a la revolución.

El 23 del mismo mes se consolida el control de las fuerzas rebeldes y más unidades de las fuerzas armadas se unen a su causa, iniciando la lucha contra el propio ex líder, quien se atrinchera con sus fuerzas en Trípoli, agravándose el conflicto. Las amenazas de Kadafi al llamado mundo occidental no son de menor importancia, entre otras, la de cesar la persecución de Al Qaeda, así como cargar de petróleo buques chinos y de India.

De esta manera, con la revolución muy generalizada en el mundo árabe, Japón se ve violentamente sacudido por las fuerzas de la naturaleza. El día 11 de marzo se produce un terremoto de 9 grados, lo que genera un tsunami de coscecuencias fatales. Se habla de algunos miles de muertos y cifras tambien sumamente preocupantes de desaparecidos.

No es, pues, el mejor momento para todo el mundo, cualquiera que sea su característica ideológica o política. La desgracia que azota al industrioso pueblo japonés ya sería suficiente razón para estar apesadumbrados en cualquier parte del planeta. Incluso veremos muy pronto la influencia negativa que tendrá este penoso acontecimiento, pues además del daño directo y actual que implica para Japón, vamos a ver cómo se modifica el criterio para considerar como una energía alternativa la nuclear, con el grave efecto que todavía es imprevisible hasta dónde puede llegar. Puede también generarse alguna duda seria, y desafortunadamente muy fundada, acerca de la precariedad que implica estar asentada una planta de energía nuclear en zona sísmica. Hay que considerar a esta fuente alterna cuando se trata de estas zonas: no podemos ni debemos ignorar, o simplemente soslayar, que nuestro territorio está ubicado, en una importante proporción, precisamente en zona sísmica. Con todas las consecuencias que tendrá indudablemente en una decisión final, entre las otras orientaciones para resolver la posible sustitución de los energéticos fósiles, argumento principal, sino la energía nuclear. Desde ahora ya no será Chernobyl el argumento fundamental, será Fukushima, y la evaluación final de las consecuencias y los riesgos de estas plantas, en el marco del terremoto, es muy poco probable que se dé el caso en México, pero no imposible.