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Instruye a bailarines del reality show auspiciado por Canal 22

La danza es un arte para provocar la sensación de que todos somos iguales: Julio Bocca

Durante mi carrera sólo quise comunicar alegría y simplicidad, dice a La Jornada

Ahora transmito mi aprendizaje a la juventud

 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de abril de 2011, p. 7

La danza no es algo para entendidos o para las personas que se visten bien, es un arte que nos puede provocar la sensación de que todos somos iguales, afirma Julio Bocca (Buenos Aires, 1967), uno de los bailarines argentinos con más prestigio a escala mundial.

De visita en México, retirado como bailarín y ahora coreógrafo y director titular del ballet del Sodre, de Uruguay, el artista explica en entrevista con La Jornada que esa sensación de equidad fue la apuesta durante toda su carrera, pues “todos tenemos la capacidad de disfrutar la danza y siempre me gustó poder, durante una hora y media, sacar a las personas de su mundo y llevarlos a un lugar diferente, mágico o real, pues hay obras que son fuertes, como Romeo y Julieta, una historia cuyas broncas de familia siguen existiendo. En todos estos años sólo quise comunicar felicidad, alegría, simplicidad”.

Despedida apoteósica

Cuando cumplió 40 años, en 2007, Bocca decidió retirarse como bailarín. Su despedida fue apoteósica: 300 mil personas lo ovacionaron durante tres horas al pie del obelisco de Buenos Aires, en un magno espectáculo al aire libre, gratuito, acompañado por colegas, músicos, cantantes y un coro monumental de admiradores que gritaba: ¡Julio no se va!

–¿Qué le dio a todas esas personas para despertar tal furor por su danza?

–Llegué al público. Salí. Recorrí ciudades, pueblos, con funciones a veces gratuitas, en lugares que a veces no eran los habituales. Todo eso lo apreció el público. Es decir, les di la posibilidad de ver y elegir si les gustaba la danza.

“Estuve en las canchas del Boca Junior, en la del River Plate, en el contexto de un festival de rock, pues justo yo tenía un espectáculo con música de rock nacional. Fue mezclar un poco, darles lo clásico con lo más popular, para que las personas se identificaran y no se sintieran incómodas, pero al mismo tiempo que pudieran ver lo clásico bien hecho. Fue tener cuidado en todo, no por ir a un pueblo no tener bien las luces o ir con sonido malo. No, llevar algo de calidad. Eso lo aprecia el público.

Ese fue mi trabajo durante toda mi carrera y al final, en mi retiro, ahí estaba la respuesta: 300 mil personas de pie, esperando, viendo el espectáculo, acompañado por grandes figuras como Mercedes Sosa y Diego Torres, entre otros.

Foto
Julio Bocca, ayer, durante la entrevistaFoto Francisco Olvera

La charla se lleva a cabo en uno de los estudios de Canal 22, instancia que invitó a México a Julio Bocca para ofrecer una clase magistral a los 20 jóvenes participantes en el reality show Opera prima en movimiento.

El ex bailarín señala que tuvo un día muy agitado: luego del encuentro matutino con los concursantes, asistió a una comida con el presidente Felipe Calderón, en la cual también participaron empresarios argentinos. El artista estuvo presente para apoyar la unión entre ambos países y que haya un poco de cultura también, señala.

El actual director de la compañía de danza estatal de Uruguay comenta que uno de los riesgos de quienes se dedican al arte de Terpsícore es no contar con apoyos o estímulos institucionales, él mismo lo padeció al comienzo de su carrera: “pero no hay que estar esperando, de nosotros mismos tienen que salir iniciativas para demostrar que el ballet tiene público, que la gente lo entiende, para después ir a pedir apoyos y que no nos den las excusas de siempre: de que nadie mira la danza.

Durante muchos años mi compañía no tuvo patrocinios, me costó trabajo, lo que se recaudaba se invertía. Ahora mismo, la escuela que tengo en Buenos Aires se mantiene por los propios alumnos y por mi bolsillo. Cuesta mucho tener una ayuda, pero eso no debe quitarnos de seguir y que el arte llegue a las personas.

–Muchos críticos decían que Julio Bocca no brincaba al bailar, volaba. ¿Extraña volar?

–La verdad, no. Disfruté tanto mi carrera, los buenos y malos momentos, y fue tan larga, 27 años, que no extraño.

“Estoy muy feliz ahora con lo que estoy brindando a los bailarines, transmitir mis experiencias, mi aprendizaje, la suerte que tuve de trabajar con los grandes; darles eso para que no se pierda. Muy feliz de que la juventud pueda tomar eso con la disciplina y el respeto que esta carrera merece.

“Hay que seguir apostando a la danza, porque es algo que, si te gusta, es maravilloso. Algo de lo que puede uno vivir y sentirse orgulloso.

La danza es tan antigua como el universo, una forma de comunicar muchas cosas, pero también de unir fuerzas.