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Las pesquisas del escritor se efectuaron en el quinto Gran Remate de Libros

Alberto Chimal guió un safari tras la utopía de las obras indispensables

Maratónica y gozosa, la experiencia permitió no sólo encontrar uno, sino varios tesoros

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Aspectos del recorrido que Alberto Chimal realizó con lectores, fans, reporteros, fotógrafos, promotores culturales y funcionarios en el vestíbulo del Auditorio NacionalFoto Carlos Cisneros
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Aspectos del recorrido que Alberto Chimal realizó con lectores, fans, reporteros, fotógrafos, promotores culturales y funcionarios en el vestíbulo del Auditorio NacionalFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de abril de 2011, p. 4

Es utópico, porque sólo a los idealistas se les ocurre recomendar una lista de libros indispensables de literatura para enriquecer la biblioteca personal, cuando la humanidad ha logrado acumular cientos, si no es que miles de títulos fundamentales, pese a la paja predominante.

Pero también es acertado, porque no hay mejor cosa en la vida que perseguir utopías, y el recorrido del miércoles con el escritor Alberto Chimal (Toluca, 1970), durante el quinto Gran Remate de Libros, en el vestíbulo del Auditorio Nacional, es una excelente idea para fomentar ese afán.

Es, además, una experiencia gozosa, porque el mejor premio de buscar tesoros no es el de encontrar uno, sino varios, de hecho, más de los que soporta el bolsillo. Y es maratónica, porque las pesquisas con el autor de la novela Los esclavos y libros de cuentos como Grey duraron unas tres horas, ¡y pudieron haberse alargado otras tantas!

Las decenas de mesas y los miles de volúmenes parecen desorbitar, al principio, la mirada de Chimal. Pero al fin experto en los menesteres de ir de caza, recupera la templanza y con sosiego guía por la selva de papel a un pequeño safari de fans, lectores, fotógrafos, reporteros y algunos funcionarios y promotores de la Secretaría de Cultura, que se pierde entre los muchos cernido-compradores de libros que por ahí circulan.

Dardos seguros

Pasan de la una de la tarde cuando comienza la expedición. El guía se ha detenido ante una mesa y lanza una serie de dardos seguros, combinados con algunos títulos desconocidos o poco conocidos:

La guerra de los mundos, de HG Wells; Capitán de mar y tierra, de Patrick O’Brian; Siete pecados capitales, de Milorad Pavic; De apocrypha ratio, de Felipe Vázquez; Alebrijes, de Gerardo Deniz; Obras, de Jorge Cuesta; La novela de la momia, de Teófilo Gautier; Teoría del infierno, de Salvador Elizondo.

Chimal levanta la mano que aferra la presa cazada, o como se prefiera, pescada. La muestra como si fuera un marlin. La acerca a los seguidores de utopías, quienes apuntan presurosos, o de una vez compran, para luego reintegrarse con urgencia al maratón.

Comenta sobre los autores y las editoriales, cuenta anécdotas, hace sinopsis de los títulos a vuelo de pájaro, da autógrafos, se toma fotos con quien se lo pida y halaga los precios, la gran mayoría tan bajos como 10 pesos o hasta de 95, casi todos de un trabajo editorial bueno o hasta muy bueno.

Uno de los promotores de lectura paga los títulos que Chimal escoge, y alcanza a anotar varios de los que recomienda pero que no compra. Y es que la invitación le otorga al escritor mil 500 pesos para que se los gaste en libros.

Quizá 50 o cien veces pudo haber levantado el brazo Chimal con un libro en la mano a lo largo de tres horas.

En una mesa había varias novelas del escritor Javier Sicilia, más conocido como poeta, por ejemplo, El bautista y A través del silencio, que Chimal destacó. Fueron decenas de autores de todos los tiempos, lugares y estilos, narradores, poetas, dramaturgos y ensayistas.

A las 14:30 horas a Chimal le faltaban por gastar 900 pesos. A las 14:45 compró varios ejemplares de Los sueños de la bella durmiente, de Emiliano González, y se los regaló a sus acompañantes. A las tres de la tarde dijo que recorrería aún una hora más las mesas. Una hora más tarde, Chimal apenas y se notaba cansado.

La tarde del miércoles el poeta David Huerta guió otro recorrido utópico. Ayer, a las 13 horas, Hernán Lara Zavala tamizó títulos entre el mar de ofertas y hoy, a la misma hora, Anamari Gomís hará lo propio, y el domingo 24, también a las 13 horas, tocará la selección a Beatriz Escalante. Al final quizá podrían quedar inconformes, pero sin duda se habrán divertido.