Política
Ver día anteriorDomingo 12 de junio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Sospechoso, que ni autoridades del país ni de EU los detecten, señala Jiménez Ornelas, del ISS

Narcocampamentos de zetas, por ineficiencia u omisión de servicios de inteligencia: Carpizo

Debemos recordar que miembros de ese cártel son desertores del Ejército y ahora entrenan a muchos

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de junio de 2011, p. 16

La existencia de narcocampamentos para el entrenamiento de sicarios es preocupante y demuestra la ineficiencia u omisión de los servicios de inteligencia nacionales y estadunidenses para detectarlos, señalaron académicos universitarios.

Jorge Carpizo McGregor, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó que la presencia de estos espacios ocupados por el crimen organizado se debe en parte a la incapacidad de los servicios de inteligencia mexicanos.

“El hecho de que haya narcocampamentos de Los Zetas es muy preocupante, pues debemos recordar su origen: son desertores del Ejército mexicano, tienen entrenamiento militar y así pueden adiestrar a muchos otros”, advirtió el también ex procurador general de la República.

El jueves pasado, la Armada de México dio a conocer que halló cerca del poblado Villa Unión, Coahuila, un campamento de entrenamiento de Los Zetas, donde se incautaron más de 200 armas (incluidos fusiles de alto calibre).

Al respecto, Carpizo McGregor destacó que si los órganos de inteligencia en el país funcionaran correctamente, ya hubiéramos avanzando en la lucha contra el crimen organizado, inclusive con un mínimo de violencia. Estas operaciones deben ser como las intervenciones quirúrgicas: hay que tener toda la información, saber dónde se va a operar y con el mínimo de afectación.

Para el académico, la estrategia contra la delincuencia organizada también debe abarcar los ámbitos social, preventivo y económico, entre otros.

Aclaró que los servicios de inteligencia no tienen que confundirse con labores de espionaje, “además de que, sobre todo, se debe tener el mayor respeto por los derechos humanos.

Se trata de labores diferentes: una es espionaje y otra inteligencia. La segunda no debe servir por ningún motivo para espiar a contrarios políticos ni para vulnerar los derechos de los ciudadanos, menos aún si no tienen que ver con el crimen organizado. Este (trabajo) se debe hacer como marcan la Constitución y las leyes, con la previa autorización, en muchos casos, del Poder Judicial.

En tanto, René Jiménez Ornelas, coordinador de la Unidad de Análisis sobre Violencia Social del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, indicó que si el Ejército, la Marina, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal y los órganos de inteligencia estadunidenses no tienen la capacidad para saber de la existencia de narcocampamentos, no tienen capacidad para nada.

“Los más sorprendidos (porque no se detecten a tiempo estos sitios) deberíamos ser nosotros, pues la red de satélites de Estados Unidos es capaz de descubrir petróleo a cientos de kilómetros en el mar o de conocer conversaciones a través de teléfono o Internet, por lo que es muy sospechoso que ni las autoridades mexicanas ni las estadunidenses sepan de la existencia de estos campamentos –que seguramente hay en varias entidades– para detener a quienes los ocupan.”

El investigador del IIS consideró que más allá de la ineficacia para ubicar estos espacios, se trata de omisiones de las autoridades de seguridad.

“Habría que preguntarles si realmente creen que no nos damos cuenta del grado de corrupción, impotencia y falta de conocimiento técnico y ético para no hallarlos. Bastaría preguntar a los habitantes de estas regiones, ellos lo saben y hasta lo comentan. Otra interrogante es si ¿realmente quieren combatir el narcotráfico, incluido Estados Unidos, o sólo es una cortina de humo?”

Recordó que el narcotráfico es un gran negocio, pues un informe reciente de la Organización de Naciones Unidas mostró que 70 por ciento de las ganancias de esta actividad se invierte en la economía formal.