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Organizadores de las fiestas calificaron el encierro inicial como rápido y limpio

Primera jornada de sanfermines deja cuatro heridos con traumatismos leves
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Los toros recorren las callejuelas del casco antiguo de Pamplona a toda velocidad, rodeados por entre 2 mil y 3 mil 500 corredoresFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de julio de 2011, p. a10

Pamplona, España, 7 de julio. Cuatro personas resultaron heridas este jueves en el primer encierro de las fiestas de San Fermín de Pamplona (norte), que fue calificado como rápido y limpio por los organizadores.

Los seis toros, que pesan alrededor de media tonelada cada uno, recorrieron el trayecto del encierro, que consta de 848 metros, en el casco viejo de la ciudad, en 2 minutos y 30 segundos, indicó un portavoz de la organización.

Entre los centenares de corredores, cuatro, tres españoles y un panameño, resultaron heridos y sufren traumatismos ligeros.

Fueron trasladados al hospital y están bajo observación, son heridos leves, precisó.

Los encierros de Pamplona son una tradición que se remonta al siglo XVIII, cuando los toros eran llevados a pie hasta la plaza de toros, antes de la corrida.

Los animales recorren las callejuelas del casco antiguo de la ciudad a toda velocidad, hasta el coso en 3 minutos y 55 segundos de media, rodeados por entre dos mil y tres mil 500 corredores. De estos, entre 200 y 300 resultan heridos cada año, tres por ciento de gravedad.

Los encierros también pueden ser mortales. Desde 1911, han causado 15 muertos. El último fue en 2009, un español de 27 años, que sufrió una cornada en el cuello.

Los separa un mundo y, sin embargo, ambos tienen el corazón a cien y los ojos brillantes: el español Miguel Leza, corredor de encierros desde hace 32 años, y el británico Jonathan Fieldhouse, totalmente novato, acaban de participar en el primer encierro de San Fermín de este año.

Jonathan Fieldhouse, de 28 años, acaba de vivir una experiencia inolvidable. Este joven rubio de ojos azules, viajó desde Yorkshire, en el norte de Inglaterra, sólo para experimentar el subidón de adrenalina de los encierros, y todavía tiembla con la experiencia.

Nunca he sentido nada igual, uno de los toros me ha rozado, ¡es increíble!, añadió, con el tradicional pañuelo rojo al cuello.

Un amigo le recomendó que participara en un encierro, que corriera delante de los toros, actividad muy conocida en el mundo anglosajón, gracias a los relatos del escritor estadunidense Ernest Hemingway, que se enamoró de estas fiestas en 1923.

Desde entonces, como si se tratara de un rito de iniciación, generaciones de jóvenes británicos, estadunidenses, australianos y neozelandeses vienen a correr con los toros, seis bestias de media tonelada cada una.

Nuestro amigo nos dijo que es una cosa que hay que hacer al menos una vez en la vida, y ¡es verdad!, afirma Jonathan.

El joven aseguró no haber bebido demasiado. Desde hace algunos años, la policía controla el acceso al encierro para impedir a los más ebrios correr, medida que aprueban los veteranos.

Es una actividad de mucho mucho riesgo; tienes que estar con la cabeza muy fría, porque te vas a enfrentar a un toro bravo, que te puede matar, explica Miguel Leza, navarro, de 48 años, que participa en los encierros desde hace 32 años de manera consecutiva.

Para estar a punto el día D, este mecánico se entrena todo el año con ejercicio sobre todo de velocidad y algo de fondo.