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Los comicios, en el aniversario de las muertes del dictador Francisco Franco y de Primo de Rivera

Rodríguez Zapatero adelanta para el 20 de noviembre las elecciones generales

Se enfrentarán dos proyectos, el del derechista Mariano Rajoy y el del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba

Sondeos vaticinan el retorno conservador al poder, con una diferencia de más de siete puntos porcentuales

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Desempleados esperan para ingresar en una oficina de la bolsa de trabajo del gobierno de Andalucía en Alora, cerca de Málaga. La desocupación en España bajó a 20.9 por ciento en el segundo semestre de este año, según datos del Instituto de Estadística Nacional; el anterior era de 21.3 por cientoFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 30 de julio de 2011, p. 22

Madrid, 29 de julio. El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió adelantar las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre, cuatro meses antes de agotar la legislatura y en medio de una crisis política y social derivada del caos económico y financiero internacional.

El mandatario hizo uso de esta atribución exclusiva de su cargo y decidió la fecha electoral para dar certidumbre a las instituciones ante las turbulencias económicas que azotan Europa. El día elegido coincide con los aniversarios de las muertes del dictador Francisco Franco y del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, figuras de la derecha española.

La anticipación de las elecciones abre definitivamente la carrera por la sucesión del mandatario, en la que hay dos proyectos enfrentados: el que representa el candidato del conservador Partido Popular, Mariano Rajoy, y el del aspirante socialista y hasta hace sólo un mes vicepresidente del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Los últimos sondeos auguran el regreso de la derecha al poder, con una ventaja de más de siete puntos porcentuales, pero con un candidato muy mal valorado por la sociedad, que califica con sólo con 3.19 por ciento de popularidad a Rajoy.

España sufre los efectos de la crisis económica y financiera mundial, que en sólo tres años ha elevado la tasa de desempleo hasta afectar a 23 por ciento de la población económicamente activa, más de 4 millones 800 mil personas.

Sectores como la construcción, en que el país basó su crecimiento en los últimos 20 años, están deprimidos y al borde de la quiebra. Existe además un creciente malestar social por la aprobación de numerosos recortes en los derechos y los servicios públicos y que se ha manifestado con movimientos como el 15 de mayo (15-M), que surgió ante del descontento juvenil por la falta de oportunidades y una tasa de desempleo que afecta a 43 por ciento de los jóvenes.

En este contexto, a lo que se han sumado presiones de grupos parlamentarios y medios, Rodríguez Zapatero anunció el adelanto con la certeza de que se han aprobado las medidas para recuperar la senda del crecimiento económico y, en consecuencia, de la creación de empleos. El rumbo está claro. Por eso ha llegado el momento de señalar un calendario electoral. Y será el día 20 de noviembre, dijo.

El mandatario español compareció tras la finalización del consejo de ministros y advirtió que la convocatoria oficial la hará el próximo 26 de septiembre, según el calendario fijado por la legislación, pero que prefería adelantar la fecha para que el debate político no girara en torno a esa cuestión sino a las alternativas y propuestas de los candidatos. Las campañas electorales comenzarán oficialmente el próximo 5 de noviembre.

Rodríguez Zapatero asumió el poder en marzo del 2004, en unos comicios marcados por los brutales atentados del 11 de marzo, en los que células de Al Qaeda sembraron de bombas cuatro trenes del servicio de cercanías de Madrid y provocaron la peor matanza en un atentado en el país: 192 muertos y más de 2 mil heridos.

Rodríguez Zapatero logró una victoria histórica y la sociedad española castigó los excesos cometidos por el último gobierno con mayoría absoluta de José María Aznar, sobre todo su apuesta en solitario por apoyar la guerra de ocupación de Irak y las posteriores manipulaciones sobre los autores del atentado, que intentaron atribuir a ETA contra toda evidencia.

El mandatario español se sometió a una primera relección en marzo del 2008, cuando aún estaba en ciernes la crisis y luego de una legislatura marcada por los avances en política social, como la aprobación de la ley de dependencia, el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo y la reforma de la ley de violencia de género, entre otras. Pero la crisis y sus efectos devastadores en la economía situaron a España entre los cuatro países en riesgo de quiebra de la Unión Europea, junto con Grecia, Portugal e Irlanda.

Al ser cuestionado por el adelanto de las elecciones y, sobre todo, por la fecha elegida, el 20N, que coincide con la muerte de Franco, el mandatario explicó que si he elegido la fecha es para proyectar certidumbre económica y política, y en ningún caso tiene –según el mandatario– motivaciones electorales. Rodríguez Zapatero también defendió su gestión para lograr que estemos en el final de la violencia de ETA.

Rajoy, como líder de la oposición, valoró como positiva la noticia, pues aseguró que es lo que quería la mayoría de los españoles y supondrá un impulso necesario para salir de la crisis económica, porque en los votos está el caudal de confianza que necesita España. El candidato de la derecha afirmó que su intención es no hacer recortes sociales, como aseguran sus detractores.

Mientras, el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó que su labor será sumar y explicar a la sociedad el país que quiere para 2016, además de invitar a su principal adversario a debatir sobre los dos proyectos.

El resto de fuerzas parlamentarias también celebró la noticia como positiva, al abrir un nuevo escenario político y sustituir a un gobierno que la mayoría consideraba en funciones y sólo a la espera del traspaso de poderes.

Cayo Lara, de Izquierda Unida, aseguró que las elecciones generales sin reformar la ley electoral son una estafa para la democracia y los ciudadanos. Y añadió que la credibilidad de (Rodríguez) Zapatero ha hecho aguas por ceder a las presiones de los grandes empresarios y consorcios financieros.

Los principales sindicatos del país calificaron de correcta la decisión y advirtieron a la derecha que no permitirán nuevos recortes.