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Dedican debate a esa disciplina como parte de los festejos por 50 años del sello independiente

El diseño de Vicente Rojo es un valor capital de Ediciones Era

Que la modernidad no suprima el gusto por leer para diseñar y diseñar para leer: Rafael López Castro

Pocos proyectos editoriales tan longevos pueden presumir su acervo gráfico, dice Sagahón

 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2011, p. 3

La historia de una editorial a través del diseño de sus portadas e interiores. El sello Era continúa con los festejos por su 50 aniversario, que se cumplió el año pasado, con una serie de mesas de debate.

La del miércoles por la tarde, efectuada en el contexto de la decimoprimera Feria Internacional del Libro en el Zócalo, estuvo dedicada al diseño gráfico y el trabajo de uno de sus fundadores: Vicente Rojo, referente ineludible cuando se habla del diseño gráfico en México, ahí también se dio a conocer la publicación de una edición especial de Aura, de Carlos Fuentes, que estará disponible en los primeros meses de 2012.

En la mesa participaron Rafael López Castro, Fernando Rodríguez y Leonel Sagahón, quienes decodificaron poco a poco el valor de esta editorial independiente creada por Vicente Rojo, Neus Espresate y José Azorín, tres amigos que vieron una oportunidad para cambiar el mundo editorial del país.

Buenas compañeras del libro

El encargado de diseñar las portadas y la tipografía fue Vicente Rojo, quien para hacer su trabajo leía los libros, recordó Rafael López Castro. Desde que leo los libros de Era, han mantenido el gusto por el buen tamaño de la letra al abrirlo, y un ancho de caja que permite leer sabrosamente. Mi primer maestro en diseño gráfico, Flores Eras, me sugirió allá por los años 60 que pusiera atención en lo que hacía alguien que para mí era un desconocido: Vicente Rojo. Comencé a fijarme que tenía dos o tres libritos diseñados todos por él: portada e interiores, y que podían recorrerse gozosamente.

Y así, cuando López Castro comenzó a trabajar en el diseño, me pregunté para qué sirve la portada. Supe que los libros no siempre han tenido portada ilustrada, pero que a partir del siglo XX, con la aparición de la fotografía y el ofset, se comenzó a enriquecer la portada y se hacen buenas compañeras del libro.

Sin embargo, hoy las portadas están diseñadas para vender, no para leer. “Hoy está de moda tener un título majadero con unas ‘naranjas’ prometedoras. Tuve un amigo queridísimo, Joaquín Díez-Canedo, quien decía: ‘yo hago libros para que se lean, no para venderlos’. Le gustaba creer en esta idea. Pero es un buen principio para irse planteando esa relación de la gráfica que ahora con la modernidad se enriquece y se hace más ágil, más rápida: lo que a Vicente Rojo le costaba dos o tres días, ahora se tiene la solución en cinco minutos”.

Para el diseñador, leer es básico, afirma López Castro. Esa es una gracia de Vicente Rojo, quien en sus ratos de ocio corregía pruebas, leía a los señores y señoras a los que él les iba a hacer portada. Él tenía un lema: desde que me dicen que voy a hacer la portada, antes de que se vayan, ya sé lo que voy a hacer.

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Vicente Rojo (en la imagen) y Rafael López Castro son los artífices del diseño de las portadas de los libros publicados por EraFoto Jesús Villaseca

Y sugirió: que toda la modernidad no les quite el gusto por leer para diseñar y diseñar para leer.

Resultado de un trabajo colectivo

Fernando Rodríguez, también diseñador gráfico y profesor de diseño editorial, se refirió al trabajo en Ediciones Era a partir de que las portadas “son el resultado de un trabajo colectivo, como las catedrales, que se planifican, pero hay un montón de personas alrededor de la construcción.

“Las portadas de Vicente (Rojo) están compuestas con una geometría perfectamente definida.

Tiene un ojo áureo, todas las portadas tienen la misma línea de composición. Ediciones Era aprovechó muchos recursos e innovó procesos: la saturación de colores, los barridos de color, esas formas de trabajo en la imprenta, eso de tener tu laboratorio en la parte de abajo de la editorial permitía hacer innovaciones en la edición y en la producción.

Sin embargo, hablar de 50 años de Ediciones Era no sólo es hacerlo de las portadas, “sino de la cantidad de páginas editadas. Si hacen la cuenta o vemos el catálogo, las páginas cuidadas, editadas, la tipografía correcta, el margen preciso, son varios millares de páginas.

A su vez, Leonel Sagahón, profesor y diseñador gráfico, destacó lo interesante de que una de las mesas de aniversario del sello Era haya sido dedicada al diseño gráfico, “porque es concederle un valor capital que pocos proyectos editoriales tan longevos pueden presumir. Ese es el capital gráfico que viene de Vicente Rojo.

Me imagino a Vicente Rojo no limitándose a recibir los títulos, sino participando en las decisiones de lo que se iba a publicar, como editor, donde gana la idea de que el diseño es parte de la decisión editorial, tan importante como decidir publicar a uno u otro autor. El catálogo acumulado de Ediciones Era es un retrato, o la grabación, el registro de una gran conversación nacional.

Las actividades de Ediciones Era en la feria del Zócalo continuaron ayer con la presentación del libro Delante del prado una vaca, de Fabio Morábito. El sábado se presentará el título Memoria 1933-1966, de Sergio Pitol, en la terraza del Museo del Estanquillo (Isabel la Católica 26, esquina Francisco I. Madero, Centro Histórico) a las 17 horas, y el domingo se realizará una lectura pública de Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, a las 13 horas en el Foro General de la feria.