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Más de 2 mil 300 millones de personas, con acceso a Internet en el mundo

Es hora de que la tecnología se use contra rezagos económicos: expertos

En África, muchos que no tienen agua potable cuentan con un celular

Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 3 de diciembre de 2011, p. 15

Basilea, Suiza, 2 de diciembre. Los países árabes pusieron el ejemplo. Es hora de que la revolución tecnológica que ha significado el uso de los teléfonos celulares y su conexión a Internet para iniciar movimientos políticos, también sea útil en el desarrollo social y económico de las naciones, en particular para erradicar los rezagos de la pobreza, como malaria y las muertes maternas.

Afirmaron lo anterior especialistas en comunicación –independientes y de agrupaciones internacionales–, al recordar que la movilización social y política que se originó en Egipto a través de las redes sociales, llevó al derrocamiento de Hosni Mubarak.

La información es una verdadera bomba en manos de la gente, advirtió Hamadoun Touré, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, agencia de la Organización de Naciones Unidas especializada en tecnologías de información y comunicación. Resaltó que en apenas una década, el número de usuarios de Internet en el mundo aumentó más de ocho veces.

Mientras al inicio del milenio eran 280 millones de individuos los que tenían acceso al ciberespacio, actualmente la cifra asciende a más de 2 mil 300 millones. Con esto, sumado a la diversidad de productos desarrollados en este mismo periodo (iPod, iPad, Smartphone) no es difícil anticipar lo que veremos en los siguientes 10 años.

Touré participó en el simposio internacional Nuevos medios de comunicación: ¿conductores de democratización y desarrollo?, efectuado en esta ciudad a convocatoria de la Fundación Novartis, en el cual se retomó la experiencia de la primavera árabe, que se originó en Egipto y luego se ha extendido a otras naciones de esa y otras regiones.

Claramente –dijo–, los alcances de las nuevas herramientas de telecomunicación y de las redes sociales, en particular pueden llegar al ámbito de la salud para que los pacientes obtengan mayor información –como de hecho ya lo hacen– y para entrenar al personal de salud, hacer un seguimiento clínico de enfermos e incluso proporcionar consultas en lugares remotos a través de la telemedicina, entre otros.

Por lo pronto –señaló–, de contar con la voluntad de los tomadores de decisiones, las nuevas tecnologías podrían tener un impacto positivo en el cumplimiento de las metas del Milenio.

Para ello, ni siquiera será necesario contar con una computadora, pues estas y muchas otras aplicaciones se pueden efectuar desde un teléfono celular. Touré refirió estadísticas de las empresas Ericsson y Nokia, según las cuales ya existen alrededor de mil 200 millones de personas que cuentan con un aparato telefónico móvil y anticipan que la cifra superará los 5 mil millones en la siguiente década.

Para las regiones más pobres del mundo, como los países africanos, donde los niños y las mujeres se mueren por causas prevenibles, el potencial que les ofrecen las nuevas tecnologías pueden marcar la diferencia que hasta ahora no se ha logrado.

June Arunga, fundadora del organismo Open Quest Media Africa, está empeñada en preparar a las comunidades de aquel continente en el uso de la telefonía celular para revertir los principales problemas de salud que ahora minan la existencia de su población.

Para la activista, lo más difícil es contar con la voluntad política y los recursos económicos para atender las demandas de la población, porque tener un celular no es complicado; uno nuevo cuesta 15 dólares, pero uno usado se consigue en 10, y si es robado o rearmado, hasta en cuatro, dice.

Joseph Jiménez, vocero del laboratorio farmacéutico Novartis a escala mundial, destacó que en la última década la penetración de los teléfonos móviles en África pasó de 2 a 40 por ciento, con lo que son más las personas que poseen uno de estos equipos que aquellas con acceso a agua potable. Los jefes de gobierno deberían considerar esto a la hora de tomar decisiones y reflexionar que la mayor parte de los habitantes del planeta necesitan mejores opciones de acceso a la salud.

Sobre todo –precisó–, aquellos que viven en lugares remotos con dificultades para llegar con los médicos especialistas. Para ellos, una alternativa está en los sistemas de telecomunicación, por medio de los cuales podrían resolver problemas sencillos, como avisar a las autoridades que algún medicamento se está agotando en la clínica, a fin de facilitar los procedimientos de abasto y distribución.