Economía
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Duras medidas de ajuste en el viejo continente
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de diciembre de 2011, p. 24

Bruselas, 25 de diciembre. Se acabaron los irresponsables brindis al sol presupuestario en Europa: los tres reyes magos imaginarios de la Unión Europea (UE): la canciller germana, Angela Merkel; el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, traen en sus alforjas duras medidas de ajuste para salvar el euro en 2012.

Además, cuando suenen las primeras campanadas del nuevo año, comenzarán a difuminarse todavía más las ya delgadas fronteras entre dos conceptos que para muchos ciudadanos siguen siendo confusos: qué es política nacional y dónde empieza la política de Bruselas. Ambos estarán cada vez más fusionados para acabar siendo casi una misma cosa.

En materia económica, monetaria (y ahora también fiscal), Bruselas se convertirá gradualmente, sin el Reino Unido, en la torre vigía desde la cual se diseñarán y sugerirán en buena parte las directrices a seguir para evitar nuevos terremotos de duda soberana.

El dúo Merkozy, como se ha bautizado a esa no siempre fácil amalgama, logró que los socios del bloque aceptaran su receta para salir de las turbulencias: un pacto fiscal que, a partir de marzo o abril, debería mantener a raya los presupuestos nacionales en materia de déficit y deuda públicas, una vez que se apruebe el nuevo tratado de la disciplina, mediante acuerdos intergubernamentales.

Para evitar situaciones como las de Grecia, Irlanda y Portugal –los tres socios rescatados por la UE y el FMI–, el bloque contará con un nuevo tratado de la austeridad, como lo ha bautizado estos días el periódico italiano Corriere della Sera.

Europa se dota así de un hoja de ruta de obligado cumplimiento, entre cuyos principios figura la regla de oro que nadie deberá vulnerar un déficit estructural menor de 0.5 por ciento del producto interior bruto (PIB), que quedará anclado en las respectivas Constituciones nacionales.

Los primeros seis meses del año, bajo presidencia danesa de la UE, serán cruciales para intentar reordenar el terreno y, sobre todo, salvar la moneda única, nacida en 1999 y convertida en segunda divisa internacional tras el dólar. Europa, simplemente, no puede permitirse dejar morir su moneda, a pesar de que numerosas encuestas arrojan resultados cada vez más negativos en cuanto al apoyo de los ciudadanos europeos al euro, al que consideran responsable del aumento de precios.

Cada uno siente que la actual crisis del euro es el desafío más grande que Europa ha afrontado en décadas, desde la firma del Tratado de Roma (1957, con el cual nació la entonces CEE), aseguró recientemente Merkel en el Parlamento alemán. Este desafío es existencial y debemos estar a la altura. Si no sorteamos este peligro, las consecuencias para nosotros en Europa serán incalculables, agregaba.

Pero si alguna palabra estará de moda en 2012 esa será "austeridad", para hacer los deberes y cumplir con los objetivos marcados por el comisario de Economía de la UE, Olli Rehn, además del eje Berlín-París.

Una ola de ajustes recorre el Viejo Continente: desde Lisboa hasta Dublín, pasando por Madrid o Atenas.