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Tiempos de culpa obtuvo el premio nacional de novela José Rubén Romero en 2006

Erma Cárdenas explora las posibilidades del amor pese a distancias físicas e ideológicas
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de enero de 2012, p. 4

La migración, el racismo y el orgullo, producto de los prejuicios y la intolerancia, así como el sexo, el amor y la lucha por el poder, en una pareja dispareja, son temas de la novela Tiempos de culpa, de la escritora Erma Cárdenas.

Ganadora en 2006 del premio nacional de novela José Rubén Romero, auspiciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, luego de cinco años se pone en circulación en la colección Lumía de Textofilia Ediciones, sello independiente fundado en 2009 por Ricardo Sánchez Riancho y Alfredo Núñez Lanz.

Tiempos de culpa entreteje aspectos sociales e íntimos, explicó la autora, quien reside en Australia desde hace nueve años. Desde entonces paso seis meses en Australia y otros seis en México. Allá escribo y aquí publico, comentó en charla con La Jornada.

En Tiempos de culpa, Hendrik es un alemán que estudia un doctorado. Cierto día llaman a su puerta y al abrir se encuentra con una mujer negra de nombre Veba, quien le extiende un papel: limpio casa por comida y cuarto.

Él reconoce su procedencia. Se trata de una ilegal que no habla alemán. A partir de ese momento se desarrollará esta historia en la que el lector decidirá el final.

De acuerdo con la autora, su interés se centró en la relación entre estos personajes tan diferentes: “La distancia entre ellos no sólo es étnica, sino ideológica y emocional.

Conforme transcurre la historia habrá ciertos cambios en los personajes, impuestos por el azar. Sin embargo, lo que hace que esta pareja siga unida es el sexo.

Ambos tienen una dependencia física en el terreno sexual, donde se entienden maravillosamente, sin necesidad de las palabras. De ahí que para la autora, la novela implique plantearse ciertas cuestiones: Cuando por suerte nos topamos con una pareja sexual extraordinaria, y el bienestar del éxtasis se vuelve una regla, sin excepciones, ¿es posible permanecer indiferente en cualquier otro nivel de relación, en el que no existe nada en común? ¿Es posible que una relación de placer intenso, nos lleve a una relación sentimental?

Para la también autora de El canto de la serpiente, el prejuicio nace de alguien que se siente superior al otro, por el color de la piel o porque se piensa más inteligente. “Muchas veces una persona trata de imponer que lo que cree son ‘mejores’ valores que los de el otro, y los trata de imponer por el ‘bien’ del otro”.

Generalmente, reflexionó Cárdenas, la intolerancia es contra nosotros mismos, no nos permitimos ver la diversidad que existe, porque tenemos miedo de que esa diversidad influya tanto en nosotros que nos orille a cambiar. Hay quien no quiere cambiar, pues se considera superior. Eso genera, de cierta forma, culpa y desconfianza.

En este caso, Hendrik desconfía tanto que se encierra en sí mismo. Mientras a Veba la sociedad la aisla. Y es en su relación, determinada por el sexo, donde se da el juego de poder.