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Monta Viaje al corazón del islam con piezas de recintos del mundo

El British Museum se adentra en los misterios de la peregrinación a La Meca
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de enero de 2012, p. a11

Londres, 29 de enero. A pie, en camello o por mar, millones de peregrinos han emprendido por siglos el camino a La Meca: en el British Museum, gran exposición sobre este Hajj que se adentra en los misterios de la mayor peregrinación anual del mundo, desconocida para los no musulmanes.

Este Viaje al corazón del islam está destinado a musulmanes y no musulmanes, a todos los que quieran saber más sobre una de las grandes manifestaciones religiosas del mundo, explica Neil MacGregor, director del museo londinense.

“El Hajj es la única práctica del islam inaccesible para los no musulmanes”, porque La Meca, territorio sagrado, les está vetado, recuerda. Nos parecía muy importante entender lo que significa para los musulmanes y medir su importancia a través de los siglos.

Se necesitaron tres años y negociaciones con museos del mundo para reunir las piezas presentadas de manera didáctica, con los llamados a la oración y las voces de los peregrinos de fondo.

Objetos cotidianos y obras de arte se presentan junto con videos, manuscritos, grabaciones y fotografías para dar idea de este periplo, uno de los cinco pilares del islam. Se supone que todo fiel debe hacerlo al menos una vez en la vida, siempre que tenga salud y medios.

Durante siglos, el viaje hacia el primer lugar santo del islam, situado en Arabia Saudita, era una verdadera epopeya. Semanas de marcha o a lomo de camello, en convoyes, a través de montañas y desiertos, o incluso meses de travesía por el océano Índico, con riesgo de caídas, robos o naufragios.

En la ruta árabe Bagdad-La Meca, el más antiguo de los caminos utilizados por los peregrinos a lo largo de la historia, se instalaron pozos, áreas de descanso y balizas. Como el mojón kilométrico presentado por el British Museum, uno de los pocos que existen.

Mapas antiguos, astrolabios para calcular la hora de la oración, brújulas, guías de rituales, diarios de viaje o un magnífico palanquín rojo y oro destinado al transporte de los sultanes: a esta vertiente histórica responde la logística moderna, fotos de peregrinos en autobuses o en aviones o clientes de agencias de viajes que ofrecen paquetes especiales.

Una fórmula iniciada a finales del siglo XIX por Thomas Cook, quien durante un tiempo fue operador oficial de este destino, a partir de las Indias británicas; como evidencia, un boleta.

La exposición permite también al visitante compartir la experiencia de algunos occidentales que han logrado entrar en La Meca. Disfrazado, como el explorador Richard F. Burton, quien volvió con un libro convertido luego en superventas. O de manera legal, como la escocesa Evelyn Cobbold. Aunque no estaba oficialmente convertida, decía que siempre se sintió musulmana, y obtuvo el permiso de las autoridades locales en 1933 para hacer la peregrinación, a los 65 años.

Los comisarios dan también la palabra a los artistas contemporáneos, como Ahmed Matter, cuya instalación –un cubo negro con un imán que atrae miles de partículas metálicas–, ilustra la atracción que ejerce sobre los peregrinos la Kaaba, santuario cúbico situado en el centro del gigantesco patio de la Gran Mezquita de La Meca.

La exposición está organizada con la biblioteca del rey Abddelaziz, en Riad, y puede verse hasta el 15 de abril. No dedica mucho espacio a los problemas que plantea el enorme flujo de peregrinos (3 millones el año pasado) en materia de organización y de seguridad.

En 2006, 364 personas murieron aplastadas en una estampida. En 1990, perecieron mil 426, la mayoría asfixiados, en una avalancha en un túnel.