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¿La Fiesta en paz?

Hierro de Felipe González o el arte de preservar la bravura con clase

E

n una sociedad dependiente, donde además prevalece la mentira y, lo peor, ésta es premiada; donde es habitual la recompensa cínica en proporción a los atracos cometidos, la impunidad en función del dinero y el acatamiento de imposiciones arbitrarias al margen de su pertinencia, poco tiene que hacer el rito táurico, el encuentro sacrificial entre dos individuos –uno animal y otro racional– en plenitud de facultades, vaya, la fiesta más culta que hay en el mundo, como afirmara hace 77 años Federico García Lorca al referirse a la tauromaquia, sin que casi nadie entendiera el profundo contenido de tamaña afirmación y menos intentara comprometerse con ésta. Por eso los bandazos, los cambios bruscos de rumbo o de actitud impiden lograr lo que se persigue, en los toros y en lo demás. Emociona entonces que en estos enrarecidos tiempos haya quienes aún saben honrar una tradición ganadera de bravo y la memoria de sus mayores.

Allá por 1970 tuve oportunidad de entrevistar a ese señor del campo bravo mexicano que fue don Felipe González González, el ilustre Gallo Viejo, ganadero de Coaxamaluca, hierro tlaxcalteca fundado en 1907 y del que se hizo cargo antes de cumplir los 20 años. No se puede criar un toro al gusto del torero si contradice los principios del ganadero, me dijo entre muchas otras cosas. Surgió entonces una amistad con sus hijos, Felipe, Héctor, Rafael, Juan Antonio y José María González Pérez, quienes con solidaria paciencia me compartieron algunos de sus valiosos conocimientos.

La ganadería Felipe González fue fundada en 1978 por don Felipe González Pérez, con 40 vacas y sementales de Coaxamaluca y 30 vacas de Marco Antonio González. En 1987 don Felipe fundó también la actual ganadería de Tenopala, con 60 vacas de Coaxamaluca y un semental del mismo fierro. La presentación del hierro de Felipe González Pérez en la Plaza México, el 7 de noviembre de 1982, fue con una novillada para Valente Arellano, Manolo Mejía y Ernesto Belmont, tarde para los anales de la Monumental, de auténtica apoteosis, debido a la gran competencia que había entre los alternantes y al extraordinario juego que dieron los novillos.

A Pelotero, el quinto, con 460 kilos, lo banderillearon los tres alternantes y fue tal euforia en el tendido que el público los obligó a dar la vuelta al ruedo. Durante el recorrido, el novillo les hizo el viaje, y mientras Valente y Manolo alcanzaban un burladero, Ernesto Belmont se percató del burel hasta que lo tuvo casi encima y en un momento lleno de torería, con el negro sombrero charro del pintoresco porrista El Teniente en la diestra, le dio un preciso pase de pecho al bravísimo novillo de don Felipe, causando la locura en la plaza. Valente, que no se dejaba ganar las palmas por nadie, le cortó las dos orejas y el rabo. Un sueño, si no lo hubiésemos presenciado unos 40 mil espectadores.

Esta casa ganadera, manejada actualmente por Carlos y Felipe González Chapa, junto con doña Evelia Chapa viuda de González, sigue sumando triunfos, como el indulto fallido en Apizaco, Tlaxcala, que tras haber sido otorgado, Angelino de Arriaga se tiró a matar en medio de la confusión y la división de opiniones, cortando el rabo del bravo toro y dando la vuelta al ruedo con los ganaderos.

O la corrida lidiada en Ixtacamaxtitlán, Puebla, donde los alternantes cortaron ocho orejas y un rabo, éste por Federico Pizarro. O el indulto de Italiano, a cargo del matador Miguel Ortas Miguelete en un festival taurino. O el triunfo en la Plaza México, en 2010, con una novillada muy brava y emotiva, dan- do los ganaderos la vuelta al ruedo con Salvador López tras su faena al toro Allende.

O el pasado sábado 3 de marzo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en que fueron lidiados cuatro toros de Felipe González por Alejandro Amaya y Fermín Spínola, en tarde en que también actuó Pablo Hermoso de Mendoza. Spínola realizó dos trasteos estupendos malogrados con la espada, y Alejandro Amaya tuvo también una buena actuación, perdiendo los trofeos por pinchar a su primero y realizando con su segundo una faena de calidad que le valió las dos orejas y salir a hombros. La ganadería lidió en la feria del 2009 en esta misma plaza, cuando El Zapata, José Luis Angelino y Víctor Mora salieron todos con orejas y a hombros, junto con los ganaderos. Son estos algunos de los triunfos recientes de esta casa ganadera, comprometida con la bravura y con honrar el ejemplo de padres y abuelos.