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A la celebración llegaron los habitúes muy emperifollados

Festejan 75 años del Salón Los Ángeles con la develación de una placa conmemorativa

Hubo Mañanitas; participaron la Danzonera de Felipe Urban, Los Santaneros, La Orquesta de Pérez Prado y La Constelación

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Así lució la pista del Salón Los Ángeles en la celebración de sus primeros 75 añosFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de agosto de 2012, p. a16

Con la asistencia de los consetudinarios, aunque, eso sí, muy emperifollados, el Salón Los Ángeles festejó sus primeros 75 años de ser punto de referencia para quien se declare amante del baile.

Puntual, como se advirtió en el programa, a las 18 horas, la Danzonera de Felipe Urbán, primera de una baraja que incluyó otras seis agrupaciones, se arrancó con las infaltables Mañanitas y los parabienes para la dupla familiar que sostiene la tradición, Armida Applebaum y su hijo Miguel Nieto.

Y de ahí siguió el desfile con la banda universitaria de Pepe Luis, los Santaneros , la orquesta de Pérez Prado, que lamentablemente, pese a sus esfuerzos, no llega a sonar como la original; la Sonora Dinamita, la Orquesta Inndias y ya, en otro día, el grupo La constelación cerró el programa.

Desde luego que no faltaron las evocaciones de los tiempos idos y así, entre pieza y pieza, que bailó girito a sus 82 años con su compañera Velia Hernández y Valle, Ernesto Muñiz, ebanista y carpintero, rememoró que a él le tocó elevar el estrado de los músicos y varias veces ha pulido la duela sagrada del recinto de la colonia Guerrero.

Con menos años pero con igual entusiasmo Adolfo González, se hace llamar El Pachuco de Celaya, pues de aquella ciudad, en donde se emplea como guardia de seguridad en un centro comercial, procede. Su vestimenta lo delata: traje verde limón, sombrero de ala ancha con pluma al vuelo, zapatos que hacen juego y una cadena dorada que pende de su cuello.

Llegó en busca de Francis , solamente su compañera de baile, oriunda del Distrito Federal, quien no llegó a las primeras de cambio y, ni hablar, a buscar suplencia de inmediato.

No faltan los de la jauría, aquellos que andan acechantes. Distinguen a su presa y, ¡zas! ,sin pérdida de tiempo, ni mayores prolegómenos, se plantan ante ella, estiran el brazo caballerosamente y ya están en la pista para ponerle clase y ejecutar el ocho, el candado, la licuadora, el dobladillo , en fin, el repertorio es vasto.

Emanados de un cartel que pende de uno de los muros, quizás el de la fama, pues figuran también los programas de aniversarios como el número 55 en el que Willie Colón alternó con el singular Melón, aparecen María Elena y Pedro, ambos ataviados de rojo. En el papel se cita que ganaron el campeonato de danzón clásico y hoy, aquí, en vivo y a todo color, con dos décadas de veteranía en estos menesteres, le siguen sacando lustre a la madera.

Igual ocurre con Rocío y Pedro, apenas y pellizcan la cuarentena de años, en cuanto a edad pero son profesionales en esto de los giros y requiebres. Versión local de Ginger y Fred, o mismo le dan al swing que al cha cha chá.

Entre los parroquianos, como a ellos se refirió Froylán López Narváez, en su breve alocución durante la develación de la placa a cargo de Nina Serratos, Secretaria de Cultura del gobierno capitalino, puede haber distingos en el vestir se aprecia desde un reluciente traje de alpaca hasta el modesto suetercito y las gastadas chanclas de la señora del rumbo.

Llegan Edith y Domingo, se sorprenden, es su primera vez en el histórico lugar. Tenía ganas de conocerlo, dice ella y él completa parece que está uno en otro tiempo.

David Alepio atiende su puesto de zapatos especiales. Los de hombre, los clásicos, a dos tonos blanco y cualquier otro color . Para ellas, en tela diamantada, de tacón así de elevado.

En las intervenciones durante la develación de la placa se cita que Los Ángeles es escenario de un punto de encuentro social en donde se confirma la salud colectiva,

Andrea, animosa dama entrada en años, honra lo dicho. Lleva 20 años de lo que llama libertad, esto es de dejada por el hombre con quien procreó cuatro hijos y le fue fiel por 32 años. Ahora cada martes viene y a lo largo de los 300 minutos que aquí permanece, no cesa de bailar, aunque se da sus pausas para tomar agua, y hasta promesas de una nueva relación, asegura, ha recibido, pero ni loca que estuviera me vuelvo a atar.

Hey familia, danzón dedicado a…