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En CaSA se reunirán 10 artistas para recrear una obra con hebras coloridas de lana afelpada

Toledo comparte su encuentro con una técnica textil antigua

Irma Palacios y Francisco Castro Leñero son los primeros participantes

El proyecto incluye a 20 tejedores de Teotitlán del Valle, los cuales tomarán un taller para aprender el método

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En la imagen, Francisco Castro Leñero, para quien esta técnica es una nueva aventuraFoto Alondra Flores
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de agosto de 2012, p. 2

Oaxaca, Oax., 24 de agosto. Para recordar a su amigo Carlos Monsiváis, el artista Francisco Toledo experimentó una nueva técnica para crear imágenes. No fueron el pincel ni la tinta los que formaron gatos ondulantes y pardos, sino finas hebras de colores que se fueron insertando en un lienzo entretejido.

El proceso de lana afelpada sobre textiles, que Toledo comenzó a usar para crear el tapete en honor a Monsiváis para La ciudad de los Libros, en La Ciudadela, derivó en una expansión de esta forma de creación hacia artistas contemporáneos en unión con artesanos oaxaqueños de Teotitlán del Valle.

Reunidos en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSA) se introducen al encuentro con una técnica textil antigua, pero novedosa en su propio quehacer creativo. Se trata de un proyecto de un año en el que participarán diez artistas al reproducir su obra en formato textil, además de que 20 tejedores de Teotitlán del Valle tomarán un taller para aprender la nueva urdimbre, e incluso, crear tejidos mixtos.

Es como pintar con lana, coinciden los artistas gráficos Irma Palacios y Francisco Castro Leñero, los primeros en participar en la reproducción en lana afelpada a partir de una de sus obras. Ambos dibujan meticulosamente con hilos de colores en la antigua fábrica de textiles, ubicada a 30 minutos de la ciudad, en compañía de artesanos y José Luis Calvi, empresario regiomontano que mostró la técnica a Francisco Toledo.

No se sabe exactamente el origen. Ocurrió en un pueblo nómada que al momento de estar emigrando se enrollaron los pies con lana. Al estar caminando, la fricción creó el efecto y surgió una técnica, describe Colvi. La idea ahora es invitar a que los artistas exploren este medio con herramientas modernas.

El método que interesó a Toledo consiste en insertar finas hebras de lana, sin hilar, sobre una tela entretejida usando una especie de peinetas con agujas. Se posa la fibra de color sobre el lienzo textil y entonces el artista se lanza contra el hilo, picando y picando, hasta que se ha fundido el tejido, dando forma y textura.

Nunca había hecho un tapiz en mi vida. Yo soy pintora. Nos invitaron a probar esta técnica y es muy interesante, conversa Irma Palacios, mientras no deja de mover las agujas hacia arriba y hacia abajo repetidamente sobre la mesa. Encima del textil está fijada la pintura a reproducir, como una sombra miniatura del amplio tapete.

Una acuarela de su serie más reciente, en apariencia sencilla, fue la elección de la pintora guerrerense como soporte para reproducir. “Con este proceso se pueden dar transparencias como si fueran pinceladas de acuarela. Para mí son muy sencillas las formas que utilicé, pero son un poco complicadas porque tienen muchas capas de colores diferentes, que al final, resulta como una pintura.

Esto es como una aguada con pigmentos, leves, tan finos. Estamos haciendo una acuarela en tapiz. La acuarela es muy difícil de reproducir. Pero ahora veo que se puede hacer todo, comenta, al tiempo que comparte su antiguo deseo de colaborar con tejedores de Teotitlán del Valle.

Román Gutiérrez, tejedor y experto tintorero de ese poblado oaxaqueño, hizo una paleta de casi 200 tonalidades de hilos en lana y alpaca. Todos, a partir de tintes naturales. También él creó su propuesta, al mezclar un pequeño lienzo realizado con telar de cintura y al que ha insertado formas de colores.

Esta técnica es una nueva aventura, comenta el pintor Francisco Castro Leñero. Muchas veces el tapiz es totalmente artesanal, donde el artista crea una imagen y son los artesanos los que reproducen. En este caso, uno también interviene de manera más directa, además de que es más inmediata, porque se va viendo el resultado. Es una experiencia nueva, eso ya es bastante bueno, afirma.

Cobijado bajo el techo del cuarto de máquinas que solían cobrar vida con vapor, Castro Leñero también trabaja sin parar sobre su propio tapete en el CaSA. Una pequeña bruma poslluvia baja por las montañas contiguas.

Para mí la posibilidad de la relación con Oaxaca, el CaSA y con el maestro Francisco Toledo me han empujado a abrirme a una conexión, a prácticas en donde interviene mucho la parte artesanal. Siento que me he hecho más flexible. El año pasado diseñamos unos manteles y un balón. Me he ido metiendo en diferentes aventuras y va ampliando los recursos, relata. No sé si pueda verse una diferencia después en mi obra pictórica, pero es una oportunidad de ampliar los recursos.

Se detiene, se levanta los lentes sobre la frente para observar los círculos carmesí sobre el tapiz blanco. Agrega, es una construcción muy directa, como pintar con lana. Me permite visualizar las posibilidades muy fácilmente, porque la pintura es mi medio; esto se acerca bastante. Aplico más o menos los procedimientos que he usado a otra superficie. Lo siento muy relacionado con el proceso pictórico, claro, con la gran personalidad del material.