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Los de Abajo

Ayuno mapuche

E

l próximo 10 de enero se realizarán en muchas ciudades del mundo, incluyendo a México, actos de solidaridad con el pueblo mapuche, específicamente con Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo, quienes están en huelga de hambre desde el pasado 14 de noviembre.

Llaitul y Llanquileo están presos por defender su territorio y exigen fin al doble procesamiento (que permite un doble juicio, en tribunales militares y en civiles, acusados bajo la llamada ley antiterrorista, creada bajo la dictadura militar de Pinochet). Sobre los dos pesa una sentencia por homicidio frustrado, que debe ser revisada.

El reclamo de los dirigentes mapuche es el de su pueblo. Y es la necesidad de su reconocimiento, pues la ocupación abusiva que hizo Chile de su territorio al sur del Bío-Bío, los ha llevado a defender sus tierras de los finqueros, las empresas forestales y el Estado.

El movimiento autónomo mapuche, agrupado en la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) reivindica los derechos políticos y culturales de su pueblo. Su resistencia al despojo y al aniquilamiento los tiene ahora en la cárcel y, en no pocos casos, en los panteones. Aún en la denominada democracia, las comunidades han sido vulneradas por las reducciones territoriales y son víctimas de represión física y sicológica, el amedrentamiento, las amenazas y la persecución política permanente.

Héctor Llaitul pasa sus días en la cárcel de Angol, donde debe cumplir 14 años de condena, por la acusación de homicidio frustrado contra el fiscal Mario Elgueta y por robo con intimidación contra el agricultor José Santos. Los dos hechos ocurridos en 2008.

El informe médico registra que en estos momentos, tras más de 50 días sin comer, los presos se encuentran con palidez cutánea mucosa, astenia, cefalea con predominio frontal, decaimiento generalizado, dolor de la musculatura paravertebral, calambres en miembros superiores e inferiores, dolor abdominal difuso y baja de peso de más de 20 kilos.

Informes indican que Llaitul fue trasladado al hospital de la cárcel El Manzano, en Concepción; mientras que Llanquileo permanece en la cárcel de Angol, impedido de hacer uso de su salida reglamentaria por órdenes de la gendarmería, lo cual vulnera aún más sus derechos y lo mantiene en aislamiento. Hay que ser categóricos en que esto no es por el estado del salud ni por un error administrativo, es persecución política dirigida a la expresión, la convicción y dignidad con la que resiste la CAM y sus dirigentes.

Cada día es crucial para la vida de los presos. No se puede permitir la muerte de quienes defienden su territorio.