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Educación media superior: el gran reto de la década
L

a modificación constitucional aprobada hace unos meses por el Congreso, la cual establece la obligatoriedad de la educación media superior para toda la población que termina la educación secundaria, constituye hoy un enorme desafío tanto para la sociedad como para el gobierno que inicia.

Lo es para todos los jóvenes que ahora tendrán que ir a la escuela tres años más, para no verse en desventaja al buscar un empleo en el futuro; lo es para los padres de familia que deberán seguir asegurando la alimentación y otros gastos que hoy pueden ser sufragados con los ingresos de los miembros de la familia que han cumplido los 15 años, y lo es también para los hogares en los que las niñas son responsabilizadas de la atención del hogar, cuando la madre trabaja para incrementar los ingresos familiares.

Pero implica también una enorme responsabilidad para el gobierno que recién inicia sus actividades, al enfrentarse con una situación realmente compleja: en primer lugar porque, no obstante que el sistema de educación media superior ha crecido enormemente en la última década, sólo atiende a menos de 70 por ciento de la demanda potencial de jóvenes entre los 15 y 17 años que viven en las ciudades de más de 150 mil habitantes, mientras en las zonas rurales de alta marginación, apenas llega a 34 por ciento, con un porcentaje promedio de 50 por ciento para todo el país, lo que implica un faltante de cerca de 4 millones de jóvenes que no asisten a la escuela y que constituyen en su mayor parte, el segmento más importante de los ninis, al que ha hecho referencia el rector de la UNAM en repetidas ocasiones.

Brindar los servicios de educación media superior a este grupo de jóvenes disperso por todo el país, representa un reto mayúsculo ante la falta de profesores preparados, pero también de recursos económicos, pues hasta hora al no considerarse como un derecho universal, los recursos destinados por el gobierno federal a proporcionar este servicio han sido insuficientes, y se complementa con el casi total desentendimiento de muchos de los gobiernos estatales en torno al tema.

Por otra parte, es un hecho conocido y fue señalado en la primera parte de ese documento, que la calidad de la educación que se ofrece tanto en las escuelas públicas como privadas deja mucho que desear, siendo también la regla que a mayor nivel de marginación, más bajos los niveles de desempeño de los estudiantes, tanto en matemáticas con comprensión lectora, con diferencias en los puntajes que llegan a ser mayores en 30 por ciento en las zonas urbanas sobre las rurales.

En un estudio titulado La geografía de la educación media superior, próximo a ser publicado por Tecnología Educativa Galileo nos encontramos que, si bien en el área de matemáticas se ha dado un avance generalizado aunque reducido en mayor o menor grado en todas las entidades del país, éste no ha sido el caso de la comprensión lectora, donde, salvo raras excepciones, los puntajes a partir de 2009 han sufrido variaciones positivas y negativas sin lograr ningún avance significativo excepto en unos cuantos casos, poniendo de manifiesto que no existe una estrategia clara de cómo mejorar los niveles de desempeño de los estudiantes, a diferencia de matemáticas, donde se podría decir que varios estados vienen avanzando sistemáticamente en cada nuevo ciclo escolar.

Es nuestra impresión que para superar este gran reto, al menos en el caso de las matemáticas y seguramente las ciencias que tenemos enfrente, el único camino posible es el de la utilización inteligente de la tecnología, con un modelo educativo diferente al que se ha venido empleando hasta ahora, en el que se han ignorado sistemáticamente las habilidades innatas de los estudiantes para resolver problemas de manera visual, forzándolos por el camino de la mecanización y la supuesta memorización de reglas, que para ellos carecen de sentido.

Por otra parte, los niveles de conectividad digital cada día más amplios en el país, pese a los esfuerzos de Telmex que, en su afán de incrementar sus utilidades, hace hasta lo imposible por continuar con sus estrategias monopólicas (a este tema dedicaré un artículo próximamente), ofrecen la posibilidad de encontrar nuevas posibilidades de ampliación de los servicios educativos mediante el establecimiento de una red nacional de telebachilleratos, como el que hoy opera en Veracruz, con magníficos resultados, para los muy limitados recursos con que viene funcionando.

Hasta hoy, los recursos tecnológicos que se han venido empleando en los sistemas de educación básica han estado centrados en la idea de que con comprar computadoras e instalarlas en las escuelas, la educación va a mejorar en forma automática. Craso error, desde luego, como lo ha sido también pensar que con dotar a los profesores de habilidades digitales será suficiente. No, para tener el beneficio esperado es necesario pensar de otra manera, integrando el uso de la tecnología (e incorporando las inmensas posibilidades que ella ofrece) a los programas educativos y nunca pensando en los nuevos recursos tecnológicos, para hacer lo mismo que se ha venido haciendo cuando sólo se tenían libros, cuadernos y pizarrones, pues las facilidades que ofrece la tecnología son tan inmensas como diferentes.

Este no ha sido el caso, desde luego, en la educación media superior, donde lo que se ha venido haciendo es aún peor, pues los miles de computadoras de que han sido dotadas las escuelas se han dedicado básicamente a los estudiantes que seleccionan las materias optativas de informática, bloqueándolas incluso para las demás materias. El Centro de Estudios Avanzados del IPN, y en menor grado la UNAM, han estado preparando profesores de matemáticas con un visión moderna, pero con un impacto limitado a escala nacional. En estas condiciones el reto para las nuevas autoridades educativas federales es inmenso; deseamos y esperamos que en ello tengan éxito por el bien del país.

El problema de la comprensión lectora de los estudiantes cuando terminan la EMS es de otra dimensión, y como ya mencioné, parece no tener una solución hasta ahora, en el sólo contexto del sistema educativo formal. De ello escribiré más adelante.