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Frente a la crisis vemos el regreso del fascismo y el racismo, dice a La Jornada

El riesgo de la imaginación lo toman escritores y periodistas: Ralston

Perdemos tiempo al no hallar una alternativa a la globalización

¿Cuántos banqueros están en prisión por apropiarse de los dineros públicos, mientras hay millones de pobres?, inquiere el novelista

 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de marzo de 2013, p. 2

Una democracia no puede sobrevivir si las élites y los líderes políticos se llevan el dinero público a los bolsillos mientras conducen a la pobreza a millones de personas, advierte John Ralston Saul, autor del libro El colapso de la globalización y la reinvención del mundo, quien estuvo en México para ofrecer algunas conferencias a estudiantes universitarios.

En 2000 dije que la globalización se había terminado, que ya no funcionaba y que se necesitaban entre cinco y 10 años para ver qué es lo que se tenía que hacer y ponerlo en marcha. No lo hicieron, lo negaron y tuvimos la crisis de 2008, ahora lo que hacemos es dejar que pase más tiempo en lo que resolvemos esa crisis, estamos perdiendo tiempo en encontrar una alternativa a la globalización. Ahora cualquier cosa puede pasar, indicó Ralston Saul, presidente del PEN Internacional, en entrevista.

“Ahora vivimos en un territorio completamente desconocido. Puede pasar algo bueno, pero también algo espantoso porque vemos el regreso del fascismo, del racismo, estamos viendo cierto nivel de irresponsabilidad que no se había visto desde 1929 que causó la Segunda Guerra Mundial.

El hecho de que esos banqueros puedan llevar a todas esas personas a la pobreza y tomar el dinero público y ponerlo en sus bolsillos es realmente como en 1929, no se puede tener una democracia que sobreviva cuando las élites hacen eso, es imposible. Es por eso que en España la gente sale a las calles, porque cientos de personas son sacadas de sus casas cada día, hay suicidios, alcoholismo...

Falla en el liderazgo

Es necesario que las cosas cambien, agrega, pues “la globalización ya no funciona aun cuando quienes están a cargo hablan como si siguiera funcionando. La globalización se ha ido, se acabó, pero el problema no es realmente eso, sino la falla total en el liderazgo, los líderes son educados como si la globalización fuera a durar para siempre, no hay otras ideas, no tienen otro vocabulario, no pueden hablar acerca de nada más, y tienen que ser capaces de unir ideas para cambiar la dirección.

“Hay un gran problema de educación, de imaginación, de exceso de confianza en los líderes, que solamente son gerentes, el riesgo lo toman los escritores y periodistas, los líderes sociales. Ese riesgo es el de la imaginación, la creatividad, pensar en qué vamos a hacer después. Tenemos esta sociedad dominada por gerentes aterrorizados por nuevas ideas, por la creatividad, y líderes que no tienen el tipo de educación para acceder a esto, ahí es donde está el problema.

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John Ralston Saul, presidente del PEN Internacional, durante la entrevistaFoto María Meléndrez Parada

Esa crisis de 2008 fue otra señal de que la globalización se había terminado, pero nadie fue castigado, casi nadie fue despedido, nadie fue a la cárcel. Soy presidente del PEN Internacional, tenemos 150 escritores en prisión, ¿cuántos banqueros están en la cárcel?, ¿tres quizá? ¿En todo el mundo? Eso no es serio, es otra de las señales de que algo tiene que cambiar.

En este territorio desconocido el papel de las artes es central. “Porque pertenecemos a una sociedad basada en la cultura. Las cosas cambian cuando las personas se comunican, cuando hablan de sus ideas, sus complejidades. Los promotores de la globalización no comenzaron cortando los presupuestos a la cultura, pensaron ‘no pasa nada’, pero cuando comenzó el declive y la caída se volvieron temerosos de la cultura y ahora cortan los presupuestos culturales en todos lados. Saben que es la gente que critica, que dice no nos estamos acercando, están equivocados”.

Por invertir en educación pública

Hay formas de salir de la situación, expresa el novelista y ensayista, autor de Muerte de un general y Los bastardos de Voltaire: la dictadura de la razón en occidente. “No soy un romántico en cuanto a lo que se puede hacer. Creo que las cosas serán más difíciles cada vez porque los errores no se están resolviendo. Por ejemplo hay que invertir en educación pública, la privada separa a las personas y no es realmente democrática, buscar la organización y la toma de los partidos políticos. La solución debe venir de todas partes. Decidir qué es lo que van a hacer, tienen muchas ideas, pero deben llevarlas a la prueba del voto de las personas, lo cual significa ir a los partidos políticos, organizarse; eso es una democracia. La democracia no es acerca de mí o de ti, es acerca de lo que otros pueden hacer para involucrarse. Hay que hacer tiempo para el debate público.

“Después, tomar los partidos políticos, aunque nadie te quiera, pero esa es la forma. Los mejores políticos son quienes pueden entender que no es acerca de ellos, que de alguna manera necesitan tener el coraje de sacar e intentar las cosas, y después el coraje mayor es levantarse en la mañana y decir ‘estaba completamente equivocado’ y decirlo en público: ‘estaba equivocado, si me dan otra oportunidad, la intentamos’, pero nadie lo hace. No ha habido una sola disculpa o admisión de que estaban equivocados y por eso no se ha cambiado el rumbo, eso es lo catastrófico. Lo vivimos todos los días.”