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Tenía 87 años y cumplía arresto domiciliario por secuestro

Muere el ministro de Economía de la dictadura en Argentina

El lunes, el papa Francisco recibirá a la presidenta Cristina Fernández

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 17 de marzo de 2013, p. 21

Buenos Aires, 16 de marzo.

José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía durante la dictadura militar en Argentina (1976-1983), murió hoy a los 87 años en esta capital cuando cumplía arresto domiciliario, acusado por el secuestro del empresario textil Federico Gutheim y su hijo Miguel en 1976.

Responsable del rumbo económico del país entre 1976 y 1981, bajo el gobierno del ex dictador Jorge Rafael Videla, se le responsabilizaba –junto a Videla y Albano Harguindeguy– del secuestro del empresario Gutheim y su hijo, dueños de Sadeco, que había ganado una licitación para la exportación de fibra de algodón a Hong Kong por unos 12 millones de dólares.

Secuestrados y torturados física y sicológicamente, los Gutheim aceptaron compartir con una firma que manejaba Martínez de Hoz el jugoso contrato. Entonces los liberaron.

Su enjuiciamiento fue dictado en 2010, gracias a que cuatro años antes se reabrió el caso, el cual había sido cerrado por el ex presidente Carlos Menem al dictar el indulto para Martínez de Hoz y los altos jefes militares de la dictadura (entre 1989-1990).

En junio de 2006, la Asociación de ex Detenidos, Desaparecidos y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre pidieron que se declararan inconstitucionales los decretos de indulto de Menem, lo que finalmente aceptó la Corte Suprema y el juicio se reanudó. A Martínez de Hoz se le imputan otros graves delitos.

El ex funcionario era considerado el cerebro detrás del plan económico de la dictadura cívico-militar. Desde su primer cargo público como ministro de Economía de la provincia de Salta, en tiempos de la Revolución Libertadora que derrocó al presidente Juan Domingo Perón en 1955, Martínez de Hoz ocupó cargos bajo gobiernos de facto.

Al amparo de secuestros, asesinatos y desapariciones, logró impulsar “políticas de liberalización y desregulación de los mercados que cuadruplicaron la deuda externa y perjudicaron notablemente a la industria nacional. Además, mediante la llamada tablita generó un sistema de devaluaciones sistemáticas del peso, que dieron lugar a grandes fortunas basadas en maniobras financieras especulativas”, señala Página 12.

En diciembre de 2007, en declaraciones a una revista de estudiantes de periodismo, el ex ministro justificó de nueva cuenta a Videla, quien, según sus palabras, debió defender a la sociedad y sostuvo que nosotros (la dictadura) abrimos surcos, preparamos el terreno para que los gobiernos posteriores retomaran esta apertura económica que volvió con el ex presidente Menem.

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José Alfredo Martínez de Hoz, en juicio desde 2010Foto Reuters

Además, enfrentaba una acusación en el juzgado de Ariel Lijo, como jefe civil del golpe de 1976, y en otra causa por el asesinato del director del Registro de Investigaciones, Juan Carlos Casariego de Bel, quien se negó a firmar un dictamen para la nacionalización de la Compañía Italo-Argentina de Electricidad.

También sería investigado por delitos de lesa humanidad cometidos en una acción parecida a lo que vivieron los Gutheim, con la venta de acciones de Papel Prensa SA, propiedad del Grupo Graiver, con lo que favoreció a los diarios La Nación, Clarín y La Razón, así como por otras causas similares.

En tanto, el nuevo Papa Francisco, ex cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, recibirá el próximo lunes –en su primera entrevista– a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de los debates en Argentina, que incluso han dividido al oficialismo.

El pasado juvenil peronista de Bergoglio, aún cuando fuera en la organización Guardia de Hierro, de derecha, es rescatado por funcionarios importantes del gobierno y dirigentes de base que lo han conocido y han participado con el antes arzobispo de Buenos Aires en actividades en las villas miseria (ciudades perdidas) y acompañando a los cartoneros que aparecieron como un ejército de desesperados, cuando el país cayó en la crisis más profunda de su historia en diciembre de 2001.

El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, uno de los más atacados por la oposición local, dijo que como creyente que era se debía acompañar la felicidad del pueblo por tener un papa argentino y peronista. Ante empresarios pidió un aplauso por un minuto para Bergoglio.

También el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, un hombre clave en el tema de la Ley de Medios y muy leal a la presidenta, definió a Bergoglio como un papa peronista, con gran militancia y cosmovisión tercermundista, y dijo que está muy cercano al proyecto político de esta nueva Latinoamérica.

El debate se dió en un programa oficialista 6,7,8, cuyos panelistas daban una visión negativa del papa. El dirigente social de vieja militancia, Emilio Pérsico, estimó que Francisco está comprometido con los más humildes. Los que piensan que su papado va a afectar al gobierno es porque no lo conocen, dijo al diario Clarín el también dirigente del Movimiento Evita y funcionario de agricultura familiar.