Sociedad y Justicia
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Más de la mitad del país sufre aridez y semejanzas con el desierto de Sahara

40% del territorio registra una sequía que podría ser más grave que en 2012

Urgen acciones contundentes como uso eficiente del agua, invertir en nuevas tecnologías de riego e iniciar la reconversión de cultivos en zonas de temporal, señalan agrupaciones campesinas

 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de abril de 2013, p. 35

Cuarenta por ciento del territorio nacional ya registra una sequía de moderada a excepcional, lo que inquieta a campesinos y ganaderos; advierten que este año puede ser más crítico que 2012, en el que se registraron pérdidas mayores a 35 mil millones de pesos y mermó el hato ganadero. Además, poco más de la mitad del territorio presenta algún grado de aridez y características similares al desierto del Sahara.

Ante la situación, agrupaciones campesinas destacan que no basta con establecer seguros catastróficos ni anunciar la creación de un Fondo de Apoyo Rural por Contingencias Climatológicas, lo que urge son acciones contundentes para un uso más eficiente del agua; invertir en nuevas tecnologías de riego, iniciar la reconversión de cultivos en las zonas en donde es prácticamente imposible continuar con siete riegos por temporada y ofertar semillas más resistentes a la sequía y al estrés hídrico.

Para el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) la estrategia debe tener dos vertientes: una, enfocada a los estados del norte y centro del país, afectados por las bajas precipitaciones, otorgándoles los recursos e instrumentos para resolver las contingencias climatológicas. La otra, dirigida a las entidades del centro sur-sureste para aprovechar su potencial hidrológico.

Al respecto, Octavio Jurado, gerente general de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA), sostiene que las lecciones aprendidas en 2011 y 2012 –con heladas y sequías extremas– exigen acciones inmediatas: levantar un inventario de las obras por realizar en los cinco estados más afectados por el fenómeno; mejorar las condiciones de captación de agua, de revestimiento y conducción de los canales de riego, iniciar la reconversión de cultivos, entre otras, pues la sequía es un evento que cada día va matando.

En Chihuahua –relata Rubén Chávez Villagrán, ex presidente del Consejo Estatal Agropecuario en la entidad–, “desde que Francisco Barrio fue gobernador (1992-1998) han sido años secos; cientos de campesinos han abandonado sus tierras de temporal; otros las han rematado ante el crecimiento de la mancha urbana y los que tienen sistemas de riego apuestan al maíz, a pesar de que pagan hasta 30 mil pesos mensuales de energía eléctrica.

Desde hace 30 años se utilizando la misma semilla de maíz y trigo, no se ha renovado el material genético, que fue excelente por el clima y para alimentar a la población de entonces, pero nya no responde a las nuevas condiciones climatológicas. Nos estamos acabando.

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Sequía en una zona de la Ciénegas de Lerma en Texcalyacac, estado de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua

Observa que la situación también es crítica para ganaderos, pero “son más abusados que los campesinos, pues algunos han vendido sus tierras –donde pueden perforar pozos sin solicitar permiso a la Comisión Nacional del Agua por localizarse en zonas que no son de veda– entre mil a 3 mil dólares por hectárea cuando su costo real es de entre 80 y 150 dólares”. En la entidad, refiere, hay ranchos de 100 mil hectáreas en los que se permite un coeficiente de agostadero de 30 a 40 hectáreas por vaca.

Max Correa Hernández, dirigente de la Central Campesina Cardenista, apunta que la organización aplica la tecnología de lluvia sólida –polímero que almacena hasta 500 veces el líquido en estado sólido– para respaldar a los labriegos de Chihuahua, Zacatecas, estado de México y la región de la Huasteca, que han perdido sus cosechas por la escasez de agua. El año pasado, precisa, en Sombrerete, Zacatecas, se utilizó esa tecnología para ayudar a los productores de frijol; no es la panacea, pero mantiene la planta, conserva y enriquece el suelo e incrementa los rendimientos.

Su costo, abunda, está entre 5 y 6 mil pesos por hectárea pero tiene un periodo de uso de seis años; es una alternativa viable.

Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), asienta que la situación exige acciones como invertir 50 mil millones de pesos anuales un quinquenio; adaptar los cultivos a las nuevas condiciones climatológicas; otorgar crédito a 80 por ciento de los propietarios de las unidades de producción a tasas de 5 por ciento; capacitar a los campesinos en nuevas tecnologías y darles asesoría especializada de alto nivel, así como certidumbre en la comercialización de sus cosechas a precios remunerativos.

Alfonso Ramírez Cuéllar, líder de El Barzón, asegura que con nuevas tecnologías de riego se dejará de desperdiciar 70 por ciento del agua utilizada para la agricultura; además, el gobierno debe dejar de pensar en construir grandes obras y hacer declaratorias de veda para detener la sobrexplotación de los acuíferos, así como actuar para que las tierras de temporal sean productivas.

AMSDA, líderes campesinos y agroempresarios coinciden: urge una rehabilitación intensiva de distritos y unidades de riego; respaldar al campesino de temporal con tecnología y analizar los nuevos efectos de la sequía para impulsar medidas adecuadas.