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México, con la más alta prevalencia en el mundo de mutación, según estudio de la UNAM

Enzima se suma a factores de riesgo de sufrir una trombosis

El genotipo C677T, la variante menos activa, lo tienen 32.2 por ciento de los mexicanos, según el Instituto Salvador Zubirán

Estudian cuáles son los minerales que se depositan en las arterias de los pacientes

 
Periódico La Jornada
Viernes 31 de mayo de 2013, p. 2

México es el país con la más alta prevalencia en la mutación de la enzima metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR), que puede condicionar la aparición de la hiperhomocisteinemia, la cual incrementa el riesgo de padecer enfermedad arterial coronaria, señalan estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La variante menos activa de la MTHFR es el genotipo C677T, presente en 32.2 por ciento de los mexicanos, según estimaciones de Osvaldo Muchinik, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

Según estudios en pacientes del Instituto Nacional de Cardiología (INC) Ignacio Chávez, efectuados por Aurora de la Peña Díaz, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, si hay niveles altos de homocisteína y lipoproteína (a), el riesgo de padecer un trastorno trombótico arterial coronario aumenta 10 veces.

Esots factores de riesgo de desarrollo de la enfermedad se suman a los ya conocidos, como son obesidad, hipertensión, dislipidemia, diabetes mellitus, tabaquismo y edad.

La hiperhomocisteinemia es causada por el mal metabolismo de la metionina, aminoácido que contiene azufre y es intermediario en la síntesis de la cisteína, carnitina, taurina y lecitina, explicó Aurora de la Peña.

En un estudio aplicado a 222 pacientes del INC, la universitaria y sus colaboradores corroboraron que la lipoproteína (a) es también un factor de riesgo independiente, y que al combinarse con la homocisteína, se incrementa sinérgicamente la probabilidad de que hombres desarrollen la enfermedad arterial coronaria. Asimismo, con apoyo del Instituto de Geofísica de la UNAM, analizan qué minerales se depositan en las arterias de esos pacientes.

Hemos encontrado calcio, que sería el más importante, pero también bismuto (proveniente de diversos fármacos, como el Pepto-Bismol), hierro, fósforo, aluminio y níquel.

De la Peña –con investigadores del INC y del Institut de la Santé et de la Recherche Mèdicale, en Francia, y alumnos de la FM y de la Universidad de Westhill– estudia la presencia de micropartículas en la sangre de los enfermos, otro factor de riesgo trombótico no descrito aún en los mexicanos.

A la fecha, en el Laboratorio de Trombosis y Fibrinolisis del INC han analizado 260 muestras, las cuales indican que los que han sufrido un evento trombótico tienen mayor cantidad de micropartículas en la sangre.

Estas últimas son microvesículas (de 100-1000 nanómetros) derivadas de la membrana plasmática de diversas células, entre ellas, las plaquetas, que intervienen en el proceso fisiológico de la trombosis y la fibrinolisis.

El mecanismo protrombótico de las micropartículas ha sido descrito en poblaciones norteamericanas y europeas, y se ha encontrado que es un factor importante para el desarrollo de trombosis (obstrucción de una vena o arteria causada por un coágulo sanguíneo).

Debido a que en el país no se tienen antecedentes sobre el efecto protrombótico de las micropartículas, el proyecto de De la Peña puede abrir una ventana en el conocimiento sobre el tema, con la introducción del estudio de las micropartículas séricas como biomarcador predictor de trombosis.

Estudiar el mecanismo fisiológico asociado a la coagulación puede darnos información fácilmente medible y, en un futuro no muy lejano, permitirnos pensar en una nueva prueba diagnóstica con mayor especificidad que las existentes, para identificar individuos con riesgo de sufrir un evento trombótico, concluyó.