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Ver día anteriorSábado 31 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El valor de las labores de inteligencia
A

lo largo de la historia, organismos de inteligencia de todo el mundo han llevado a cabo operaciones basadas en la información recolectada –en ocasiones durante largos periodos–, para luego ejecutarlas en el momento preciso y con márgenes de error mínimos, con el propósito de salvaguardar su seguridad e intereses, así como proteger a sus ciudadanos.

En ese sentido, durante la Segunda Guerra Mundial los servicios de inteligencia británicos llevaron a cabo acciones que resultaron determinantes en el desenlace de dicho conflicto, en el cual las fuerzas aliadas resultaron vencedoras. En 1943, agentes secretos de contraespionaje descubrieron un plan urdido por los nazis para asesinar al primer ministro Winston Churchill: le harían llegar barras de chocolate que en realidad eran explosivos cubiertos de cacao. Gracias a la labor de los agentes se emitió una alerta a través de carteles para evitar que se consiguiera el objetivo de los alemanes.

Ese mismo año, la Sección de Control de Londres, en el marco de una estrategia integral de engaño militar, diseñó la Operación Fortaleza, por la cual lograron confundir a la inteligencia nazi a través de información ficticia enviada por dobles agentes. La operación fue dividida en Fortaleza Norte, por la que se amenazó a los alemanes con la invasión aliada en Noruega, y Fortaleza Sur, por la que se les indujo a creer que el desembarco de las tropas aliadas en Francia sería en el puerto de Ca­lais, ubicado a 250 kilómetros de la costa de Normandía, lugar real elegido para la invasión.

Vale la pena recordar también la Operación Picadillo, por la que, gracias a una cuidadosa serie de acciones, se engañó nuevamente al ejército alemán convenciéndolo de que los aliados planeaban invadir Grecia y Cerdeña en lugar de Sicilia, para lo cual se eligió un cadáver al que le crearon una identidad falsa perfectamente verosímil y le sembraron documentos altamente confidenciales sobre los objetivos aliados, para después colocarlo convenientemente como señuelo en Huelva, donde residía un destacado espía alemán.

Por otra parte, en 1973 el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel, el Mossad, logró frustrar un atentado en contra de la primera ministra Golda Meir, planeado por la organización terrorista palestina Septiembre Negro (SN), la cual pretendía impactar el avión con misiles Strela 2 antes de que éste aterrizara en Roma, donde se entrevistaría con el papa Paulo VI. Este hecho fue posible gracias a que los agentes lograron interceptar una llamada realizada presuntamente por Ali Hassan Salameh –líder de SN– al teléfono de un apartamento en Roma, en el que se encontraron documentos que confirmaban el plan, los cuales facilitaron la ubicación y detención de varios terroristas en las inmediaciones del aeropuerto de Fiumicino.

Pero quizás la operación de inteligencia más exitosa, que marcó un punto de inflexión para las acciones de este tipo en el futuro, fue la Operación Trueno –también conocida como Yonatan, en honor al teniente coronel que falleció durante el operativo, hermano del actual primer ministro– realizada el 4 de julio de 1976 en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, y por la cual se rescató a 103 rehenes israelíes, secuestrados por terroristas del Frente Popular para la Liberación de Palestina y del Ejército Rojo alemán durante un vuelo entre Atenas y París. La impecable operación, planeada durante una semana, fue realizada por las Fuerzas de Defensa de Israel con base en la información proporcionada por el Mossad y la inteligencia francesa y su duración fue de sólo 53 minutos.

Poco más de tres décadas después, en 2008, el ejército colombiano, a través de la Operación Jaque, rescató a 15 personas secuestradas por las FARC en el Guaviare, entre las que se encontraba la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, y aprehendió a dos jefes guerrilleros sin producirse disparos y con un saldo blanco. En esta operación primó la inteligencia y la infiltración, y es que tras 15 meses de labores se logró persuadir al jefe guerrillero de entregar a los rehenes a miembros de una ONG ficticia, en un proceso de intercambio humanitario.

En este contexto, queda de manifiesto la gran importancia de contar con organismos de inteligencia efectivos –útiles per se– que lleven a cabo labores de recolección y procesamiento de información con fines superiores de Estado que garanticen la seguridad y protejan los intereses nacionales, no en favor de intereses personales o de camarillas. Y es que, como lo dijo Abraham Lincoln: Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder. Es ahí donde reside el verdadero reto del uso preciso y adecuado de la información de inteligencia.

* Presidente de Educación y Formación con Valores AC, y analista en temas de seguridad, educación y justicia

Twitter: @simonvargasa

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