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Balance de la Jornada

El Tri hace millonarias a televisoras, pero es un indigente en lo deportivo

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Justino Compeán y José Manuel de la Torre, aferrados a su proyectoFoto Jam Media
E

l futbol mexicano, de la mano de las televisoras y de su dirigente Justino Compeán, perdió la brújula, se extravió en la noche de locura y borrachera de dólares. Con visión miope sólo consideró las millonarias utilidades y dejó de lado el aspecto deportivo que hoy de forma irremediable pasa la factura con la amenaza de quedar al margen del Mundial de Brasil.

El proyecto de José Manuel de la Torre, Héctor González Iñárritu y Compeán resultó un fracaso monumental y tendrá su punto final en Columbus, personificado en el rostro tristón de Luis Fernando Tena, en el partido contra la selección que dirige Jürgen Klinsmann, pero queda claro que en México y a contrarreloj inició el plan B.

Justino, entronizado en la Federación Mexicana de Futbol desde hace 7 años ha tenido varias derrotas graves; sin embargo, todas quedaron maquilladas, disimuladas por las cuentas alegres que presentaba a los dueños de los equipos presumiendo las ventas de un producto que se vende solo. Y ante los traspiés deportivos el federativo sencillamente se lavó las manos.

Aparte de autovenderse ante los dueños como el Og Mandino, Compeán perdió una batalla importante cuando contendió con el estadunidense Sunil Gulati para representar a la Concacaf en el comité ejecutivo de la FIFA, y en mayo enarboló la defensa a muerte del Chepo, cuando todos clamaban por un oportuno relevo. El sábado, increíblemente, dijo que no se arrepiente.

Luis Fernando es un técnico talentoso y buen estratega, pero tiene incierto futuro al frente del Tri. El Flaco posee exagerado sentido de la lealtad, el cual demostró cuando ganó la medalla olímpica de oro en Londres; volvió cubierto de gloria, pero rechazó toda clase de entrevistas para no sobreponer su figura a la del Chepo, su gran amigo que le encomendó la misión de dirigir la Sub-23.

Tena tuvo su primer resbalón el día de su presentación, el sábado en el CAR, donde quedó claro que se atrevía a asumir el timón sólo con la bendición del Chepo, y será a él a quien le entregará su reporte el miércoles a primera hora. Recalcó ahí mismo su fe ciega en un proyecto que ha demostrado hasta la saciedad su inoperancia, todo para no traicionar nuestras convicciones.

Si Luis Fernando no se desliga de un De la Torre que dejó la impresión de personificar la soberbia, entonces le cabe el pronóstico de una corta vida en el timón. Extrañamente Justino Compeán también recalcó su confianza en el plan hacia Brasil 2014, un programa que probó con creces su inutilidad. La afición, los directivos y, sobre todo, los jugadores, demostraron que el plan del Chepo no sirve.

La etapa de De la Torre se caracterizó por el pleito nunca esclarecido con el ariete Carlos Vela, por sus berrinches tanto en conferencias de prensa como en el banquillo. Un paréntesis resultan los logros en equipos juveniles, pero para todos está claro que más mérito tuvieron los técnicos Luis Fernando y el Potro Gutiérrez.

Las televisoras pueden rasgarse las vestiduras en la mala hora, pero también les cabe culpa, porque gracias a sus designios pro comerciales la selección dejó de jugar al mediodía en el estadio Azteca. Ante Honduras toda la ventaja climática y de horario resultó para el visitante, que se había alistado a conciencia en la templada Florida y que llegó a la cita con mejor condición física que nuestros europeos.

En su momento, el duopolio televisivo invadió hasta el fastidio la intimidad del Tri, bien se sabe que Javier Vasco Aguirre alertó de todo eso a José Manuel, quien a la hora de rubricar contrato –de 10.4 millones de dólares– tomó en cuenta esos consejos y pidió respeto para la privacidad del grupo: menos tiempo de los jugadores-figura ante las cámaras.

Son dueñas del balón, de la selección y la liga, y casi de las vidas de los seleccionados y del cuerpo técnico; así quedó establecido desde que el mismo Vasco creyó que tenía libre albedrío y firmó por su cuenta contrato con Pepsi, sin imaginar que la rival Coca Cola, patrocinadora oficial del Tri desde 1970, pegaría el grito en el cielo.

La humillación ante Honduras, el llamado Aztecazo II desvaneció la imagen de país gigante del área, pero también demostró la fidelidad de un público que acudió religiosamente a la cita sin hacer caso de amenazas de marchas y de torrencial aguacero, y que en medio del desastre mantuvo la alegría: antes salía cantando: ¡Nos vamos al Mundial, nos vamos al Mundial...!, ése día desalojó el estadio entonando: ¡No vamos al Mundial, no vamos a Mundial...!

Más que nunca se ratifica que las Chivas son el reflejo del Tri, ganaban 3-0 a los Tigres y se dejaron empatar. Gris igualada sin goles pactaron José Luis Trejo al frente de Pumas y el Ojitos Meza de retorno con los Tuzos. El América se mantiene como el único equipo invicto y en lo más alto de la tabla, hasta jugando mal y con polémico penal dio cuenta de los Rayados del Profe Cruz.