Opinión
Ver día anteriorMartes 15 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El sino de Moreno

Autoridad prepotente

La gota que derramó el vaso

L

a señora Alejandra Moreno Toscano, que hasta ahora encabeza lo que se llama Autoridad del Centro Histórico, debe renunciar de inmediato.

Y no sólo se trata de lo que ha sucedido en torno a casi la destrucción de la escultura de Carlos IV que creó Manuel Tolsá, sino del autoritarismo con el que se maneja la señora Moreno Toscano, quien supone que el Centro Histórico le pertenece.

Debe renunciar, sí, pero en caso contrario deben renunciarla, porque si no el problema de la prepotencia con que se maneja la señora seguirá por el mismo camino, y nada ni nadie podrá frenar cualquiera de sus ocurrencias o sus descuidos.

Ya en la gestión de Marcelo Ebrard hubo obras en alguno de los edificios del Centro Histórico, para ser más exactos en la calle de Regina, de las que no se dio aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), simplemente porque a la autoridad del Centro Histórico no le dio la gana.

Entonces hubo problemas y reclamos, pero no pasó a mayores; a fin de cuentas la funcionaria estaba perfectamente protegida y Ebrard estaba dispuesto a cargar con toda la responsabilidad del caso, pero el antecedente allí quedó.

Ahora, la autoridad se vuelve a pasar por el arco del triunfo la opinión del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y pone en manos de un restaurador uno de los tesoros escultóricos más importantes de México, y quizá de toda América, con los resultados que ya se conocen.

Las cosas, por dichos motivos, ya no son las mismas. Para empezar, la funcionaria contaba con la confianza del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, misma que después de la limpieza a El Caballito, como todos lo conocen, debió haberse esfumado, porque a fin de cuentas las críticas hacia ese lamentable hecho las recibe el responsable de la ciudad de México, es decir, Mancera.

Por ese hecho la funcionaria, que ha sido protegida de Manuel Camacho desde siempre, debería renunciar. Está claro que en el gobierno de la ciudad de México ya sus posibilidades de movimiento en favor del Centro Histórico se han cancelado, y a partir de ya se ha convertido en un peso en contra de la administración actual.

Desde luego, ahora como antes podría no suceder nada. A fin de cuentas el cargo que ostenta la señora Moreno Toscano es producto de una decisión política, y por esa misma vía podría seguir encaramada en el puesto, pero con toda seguridad el problema que enfrenta el gobierno se repetiría a menor o mayor escala, sin duda.

Total, el cambio en la coordinación general de la Autoridad de Centro Histórico debería someterse a un limpieza del mismo tamaño del que se hizo a la escultura de Tolsá, es decir, si nada más queda sano el 50 por ciento de ese organismo, no pasará nada y tantán.

De pasadita

La muy escabrosa sucesión en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal contiene capítulos impensables, pero ciertos, en su recorrido por los espesos caminos de la política del DF. Uno de ellos, de mucha importancia, es por qué los azules de Acción Nacional se negaron a dar su voto a Luis González Placencia.

Si es verdad lo que nos han dicho, que es muy difícil de probar pero se cuenta de mesa en mesa, siempre que el tema lo requiere, es la exigencia de Federico Döring, el mensajero de Diego Fernández de Cevallos. Para dar su voto, y el de sus compañeros, Döring, nos cuentan, pretendía medio centenar de posiciones en la CDHDF.

Aunque la cifra parece un tanto exagerada, quienes conocen a Döring advierten que su ambición sí es de ese tamaño, por lo que no descartan que el dicho sea cierto. Pero no se trata nada más del chantaje; se trata, debemos repetirlo, de la autonomía de la comisión, que sigue caminando en el filo de la navaja, en peligro total. Ya les iremos informando.