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La Muestra

Piedad

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Escena de la película de Kim Ki-dukFoto cortesía de la Cineteca Nacional
S

eúl, época actual. Kang-do (Lee Jung Jin), un hombre brutal e inescrupuloso, huérfano de padre y madre, abandonado a su suerte desde su niñez, trabaja como golpeador a sueldo para una mafia de usureros deseosos de desalojar, por cualquier medio, a inquilinos morosos o insolventes. En el límite de la desesperación, algunos de estos últimos aceptan la mutilación de una mano o una pierna para cobrar un seguro de accidentes que les permita cubrir su deuda y evitar males mayores.

Piedad, el largometraje más reciente de Kim Ki-duk, ganador del León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2012, marca el regreso del director de Las estaciones de la vida (2003), a un elaboradísimo cine de crueldad que, sorpresivamente, propone un proceso de redención y la conmiseración a que alude su título.

El director no ha perdido, sin embargo, el filo crítico al hablar de su país, Corea del Sur, donde la modernidad y el funcionalismo coexisten con la miseria de barriadas desoladas, casi fantasmales, en las que los artesanos viven a la merced de sus explotadores.

El drama social que describe Kim Ki-duk, pronto deriva en un tipo de cine negro con mafias y personajes mercenarios, teñido una vez más de las tortuosidades morales características del también autor de La isla (2000) y Tiempo (2006).

La violencia de los desalojos y las situaciones extremas que desatan, se acompaña, con la aparición de una anciana que se hace pasar por madre del protagonista, de una extraña relación de amor y odio con resabios de un erotismo perturbador.

Kim Ki-duk no sucumbe, sin embargo, al sensacionalismo ni a una perversidad sobre elaborada. Al espectador se le evitan las escenas más crudas, tanto en la violencia como en el juego sexual, incrementando así, de modo sugerente, la intensidad del relato.

El hombre de certezas inconmovibles que aparenta ser Kango-do, verdugo impiadoso, se ve súbitamente asediado por la duda y los fantasmas de la culpa. Su proceso de redención es uno de los itinerarios más complejos y fascinantes en la obra del cineasta.

Piedad se exhibirá hoy en la Cineteca Nacional, sala 1, a las 12:00, 16:30 y 21:00 horas.