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Confirmada la presencia de 59 jefes de Estado y de gobierno para ceremonias oficiales

Oran por Mandela en iglesias, mezquitas, sinagogas y templos de Sudáfrica
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Afuera de la casa del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, ayer en JohannesburgoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de diciembre de 2013, p. 36

Johannesburgo, 8 de diciembre.

El líder sudafricano Nelson Mandela, fallecido el pasado jueves a los 95 años, pasó sus últimas horas rodeado de familiares, amigos y compañeros políticos, cuando ya los aparatos de respiración asistida le habían sido retirados, según testimonios de su familia.

Mandela respiraba por sí mismo, pero ya no podía hablar. Desde su salida del hospital el 1° de septiembre, donde estuvo internado por una pulmonía, Mandela se encontraba en su casa del elegante suburbio de Houghton, en las afueras de Johannesburgo, la mayoría del tiempo conectado a equipos médicos y atendido por un conjunto de 22 personas, entre médicos y enfermeras.

La esposa de Mandela, Graça Machel, su hija Makaziwe y su nieto Mandla rodeaban a su tata (padre en la lengua de su clan xhosa), según un reporte del Sunday Times.

El periódico no pudo confirmar si también estaba presente la ex esposa de Mandela y compañera de lucha política durante muchos años Winnie Madikizela-Mandela, quien hoy acompañó al presidente Jacob Zuma al servicio religioso de la iglesia metodista, a la que pertenece la familia del difunto líder.

Una de las últimas personas que vieron a Mandela con vida fue un estrecho amigo, el político Bantu Holomisa, líder del Movimiento Democrático Unido. Cuando llegó cerca de las 17:30 horas (local) a la cama del enfermo, le quedó claro que Mandela no estaba bien. Me sentí muy triste al ver que había empeorado su salud, dijo Holomisa al diario. Dejó a Madiba –el nombre de cariño para el líder– como a las 19 horas.

El Nobel de la Paz 1993 murió como a las 20:50 horas. Zuma, quien estuvo siempre al tanto de la situación de Mandela, anunció el fallecimiento. Otros funcionarios y empresarios estuvieron también pendientes de Madiba, cuyo cadáver fue trasladado a un hospital militar de Pretoria a la medianoche del jueves.

Los familiares siguieron el ataúd cubierto con la bandera sudafricana desde su casa hasta el aeropuerto militar. Entonces todos comenzaron a entonar canciones tradicionales del movimiento contra el apartheid (segregacionismo), época en que Estados Unidos validó la decisión del gobierno racista de Sudáfrica de mantener a Mandela y al Congreso Nacional Africano –su partido político– como organización terrorista. Esta categorización terminó hasta 2008.

Este domingo los sudafricanos acudieron a iglesias, mezquitas, templos y sinagogas de todo el país para recordar a Mandela, en el inicio de una semana de ceremonias oficiales en honor al icono de la lucha contra el apartheid, para las cuales el Ministerio de Relaciones Exteriores tiene confirmada hasta hoy la presencia de 59 jefes de Estado y de gobierno.

En la pequeña iglesia reformada holandesa de Melville, en Johannesburgo, el reverendo André Barlett alumbró un cirio en un altar en memoria de Mandela en agradecimiento a Dios, que nos dio a alguien que representaba valores importantes de paz, reconciliación, respeto y humanidad.

En la iglesia católica de Regina Mundi, en Soweto, el padre Sebastian Rossouw llamó a los fieles a rezar por Mandela, una luz en la oscuridad, y destacó la humildad y la capacidad de perdonar de Madiba, quien pasó 27 años encarcelado por el régimen segregacionista.