Opinión
Ver día anteriorDomingo 5 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Rosca y chocolate
B

inomio indiscutible en la noche de Reyes: sopear un trozo de rosca de Reyes en un espumoso chocolate. Es ya una tradición mestiza que une el exquisito brebaje prehispánico, con el pan que llegó de Europa junto con el trigo. En sí, la costumbre de la rosca que conmemora la llegada de los Reyes Magos a honrar al recién nacido hijo de Dios, se dice que tiene su origen en las saturnales romanas, que eran fiestas dedicadas al dios Saturno; para esos festejos se elaboraban unas tortas redondas con higos, dátiles y miel que se repartían entre el pueblo.

Hay un testimonio del siglo XIV en el reino de Navarra, en España, donde se cortaba una rosca que contenía un haba seca; el niño que la encontraba era declarado Rey del Faba. A nuestro país llegó la tradición en el siglo XVI y el haba se convirtió en un niñito que solía ser de porcelana o cerámica.

Por su parte, el chocolate era utilizado como alimento, moneda y medicamento en gran parte de Mesoamérica desde tiempos remotos; entre los mexicas poseía enorme valor. Cuentan los cronistas que tan sólo en las bodegas del emperador Moctezuma había almacenadas 40 mil cargas; según fray Juan de Torquemada, Pedro de Alvarado, el despiadado y ambicioso capitán de Hernán Cortés, ordenó su saqueo, lo que no fue fácil, ya que el cacao se encontraba en vasijas de mimbre, tan grandes como cubas, que seis hombres no las podían abarcar, dice el fraile.

Igual que ahora se falsifican los billetes, en esa época se hacía lo mismo con el cacao. Menciona el notable fray Bernardino de Sahagún en su magna recopilación, Historia de las cosas de la Nueva España: El que es buen tratante en esa mercadería, las almendras que vende son todas gordas, macizas y escogidas, y vende cada cosa por si, aparte las gordas y macizas y aparte las que son menudas y como huecas o quebradas. El mal tratante vende las falsas, porque las cuece y aún las tuesta para que parezcan buenas, y a veces echalas en el agua para que aparezcan gordas..., y continúa enumerando detalladamente todos los trucos de los comerciantes deshonestos.

En alguna ocasión mencionamos que era el broche de las sibaritas comidas de Moctezuma, que concluian con una jícara de cacao espumoso y unas fumadas de tabaco perfumado con liquidámbar. Durante el virreinato se le mezcló con leche, se endulzó con azúcar, y se le perfumó con vainilla o canela y se volvió un brebaje indispensable, ya que se tomaba a toda hora del día y muchos lo consideraban una verdadera necesidad.

En México se cultivan siete especies principales del bendito grano, que el famoso botánico sueco Carl Von Linée llamó Theobroma, que en latín significa comida de los dioses. Del origen de la palabra xocoatl, que se va a castellanizar como chocolate, hay muchas versiones. En Europa se conoció gracias a que Hernán Cortés lo envió como tributo a España.

En Europa, además de su uso como bebida, se utilizó en postres y confituras, y también creó sus leyendas, que le atribuyen bondades y maleficios. Durante el reinado de Luis XIII, en la Francia del siglo XVII, madame de Sevigné acusó al chocolate de que las mujeres que abusaban de su uso daban a luz niños negros, y ponía como ejemplo a la marquesa de Coetlogon que parió un niño negro como el diablo, que murió.

Y hablando del tema no se olviden que ya tenemos un magnífico museo del chocolate: MUCHO Mundo Chocolate. Ocupa una preciosa casona de 1909, muy bien restaurada. Esta situada en la calle de Milán esquina Roma, en la Colonia Juárez.

Como ando por el centro ya me compré una rosca en la panadería Ideal, en 16 de Septiembre, y aproveché para admirar los muros, arcos y el primoroso claustrito, que pertenecieron al convento de San Francisco. De aquí voy a la vuelta de la esquina, a Eje Central 42, donde se encuentra El Morro, a comprar un chocolate especial, que es el semiamargo con sabor a canela. Si le gusta dulce y espeso pida a la española, o si prefiere más ligero, a la mexicana con su aroma a vainilla.