Opinión
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De nuestras Jornadas

La gente buena

A

partir de 2014, la capital de Aguascalientes dejó de ser ciudad de todos: el nuevo gobierno municipal cambió el lema por ciudad de la gente buena. Es absolutamente irrelevante la frase con que el alcalde Antonio Martín del Campo quiera identificar su gestión; en el fondo, se invoca el orgullo por la patria chica para definir el reto que implica para el panismo haber recuperado la plaza. Pulsar esa fibra de la sociedad caracteriza la forma en que se justifican los errores y la corrupción de los gobiernos anteriores.

Todos son gente buena mientras están en el cargo; una vez relevados, aparecen los trapitos al sol. Es el caso de la sección uno del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), que convocó a paro este 6 de enero en protesta por descuentos indebidos y para demandar un bono de rezonificación. Más de 280 mil alumnos se verán afectados por culpa de… del anterior, siempre. Hoy se culpa de la quiebra del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) al ex gobernador Luis Armando Reynoso Femat, quien puso al frente a su hermana. Pero la corrupción no viene del sexenio pasado: durante el gobierno de Felipe González González, el entonces titular de Educación, Miguel Ángel Ochoa Sánchez, desvió fondos para promover su candidatura. ¿Dónde estaba la representación sindical entonces y quiénes la conformaban? Los mismos de ahora, los representantes sindicales que se lavan las manos y exigen al gobernador que gestione los recursos que les deben.

En la tierra de la gente buena se apela a una nobleza que tiene que ver con la desmemoria y la falta de cultura de rendición de cuentas. Mal empieza el año: los dóciles dirigentes magisteriales convocan a paro. Quienes ayer eran festejados por los logros en educación hoy ponen contra la pared a quienes no han sabido cobrar las cuentas de los que se fueron. Por supuesto, el trasfondo es el dinero, siempre.