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El show, inspirado en la obra de José Guadalupe Posada, se presenta en la carpa Santa Fe

Calacas, performática danza de la vida y la muerte, llega a México

Será la primera vez que el espectáculo ecuestre, que mezcla teatro, danza y poesía, visite un país de América Latina

Estar aquí produce sueños, algo fundamental para la vida: Bartabás

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La celebración de la muerte se llenará de sutiles formas y evolucionesFoto Agathe Poupeney/ PhotoScene.fr
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 7

Calacas es un show ecuestre nunca antes visto en nuestro país que narra una danza de la muerte y la vida con esqueléticos personajes inspirados en la creación de José Guadalupe Posada y la tradición mexicana del Día de Muertos. En la pista La Catrina y demás esqueletos cabalgan para hacer una verdadera fiesta, como un carnaval con tambores y ritmos de chinchineros; la música se disfruta al máximo con estos personajes.

Calacas se presentará a partir del martes y hasta el 25 de marzo en la carpa Santa Fe. Será la primera ocasión en que el espectáculo, en el que la parte medular la llevan 28 corceles, debute más allá de las fronteras sureñas de Estados Unidos, país que junto con Canadá son los únicos del continente en donde han puesto patas y pies los actores, y que desde su creación, ha sido visto por más de 250 mil personas en varios países de Europa. Sin embargo, es la primera vez que visitarán un país de América Latina.

No es que la presentación esté desfasada, sino que simplemente a Bartabás, el francés que se encarga de montar y presentar este teatro musical equino, se le ocurrió en 2011 ofrecer algo alegórico a la fiesta de muertos mexicana.

Entre el cielo y la tierra

La celebración de la muerte tomará formas sutiles en las evoluciones que efectúan en el redondel los acróbatas, bailarines y, desde luego, los cuacos, 18 de los cuales proceden de Argentina, animales castrados que Bartabás adquirió en una oferta en Italia.

Calacas es una oscilación eterna entre el cielo y la tierra”, afirmó durante la presentación a los medios de comunicación Bartabás, hombre nacido en las cercanías de París y que desde niño ha estado en el mundo ecuestre de variadas formas.

Aprendió a montar y de ahí quedó impactado por los caballos, por su fuerza, por su líneas, por su inteligencia y hasta intentó entrar al mundo del rejoneo .

El espectáculo que presenta el Teatro Ecuestre Zíngaro es una mezcla de dramaturgia, danza, poesía y otras formas del arte. Públicos de casi todo el mundo lo han aplaudido y se han maravillado por la armonía que se logra entre las amazonas, jinetes y la bestia.

No puedo decir más de los cuadros que presentamos, dejo que el público sea quien juzgue, señaló Bartabás, en tanto que la crítica especializada considera que lo visto es una fiesta arrolladora .

Bartabás fundó su compañía en 1984. Su base la tiene en una antigua fortificación militar, en las afueras de París, el Fort d’Aubervilliers, donde humanos y cuadrúpedos conviven y se conocen.

Las funciones darán comienzo el martes, pero en tanto llega la hora, la caballada se aclimata a la altura de la ciudad de México con rondas de 10 minutos, cinco veces al día; los jamelgos dejan su corral colectivo y trotan en derredor de la carpa de ensayos para acostumbrarse a los casi 2 mil 350 metros que hay por los rumbos de la serranía poniente.

Alice Juncal, amazona de ojos obsidianos, monta a la yegua líder, la que lleva el cencerro, la piloto a la que obedecen estos espléndidos ejemplares que lucen esquilados iguales, lo que les da una rara uniformidad, de la cabeza al lomo conservan su negro pelaje y el resto de su fornido cuerpo se nota en tonos grisáceos.

Sudan mucho por el calor que se da en el escenario, hay que conservarlos frescos, explica Bartabás antes de presentar a los otros actores, como Faro de Oriente, un impresionante percherón azabache de casi una tonelada o a Posada, un cuarto de milla con una cruz en el testuz.

Desfila también Mágico, que lleva ya varios años en el espectáculo y es manejado por Masaud, de origen árabe, al igual que el caballo, y que explica risueño que hacen buena combinación, pues él es negro y el corcel albo. Tarzán es un apaloosa austriaco, que se hace acompañar de la perrita Dálmata Lilly. El resto de los che- veaux tienen nombres de toreros como Dominguín, Joselito, Arruza, Cagancho, Conchita Cintrón, El Viti y Manzanares.

Para la compañía no existen espectáculos, sino una vida de espectáculo. Estar aquí produce sueños, que es fundamental para la vida. Es mi misión y la llevo a cabo de manera nostálgica con un animal obsoleto, como lo es el caballo, sostiene Bartabás, que así como ni revela su espectáculo tampoco lo hace con su nombre.

Boletos a la venta en las taquillas de la Carpa Santa Fe y en el sistema Ticketmaster.