Opinión
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¿La Fiesta en Paz?

Temporada 13-14, otra oportunidad desaprovechada

Un aficionado pensante

Festival en beneficio de Silis

H

oy concluye la temporada como grande 2013-14 y por enésima ocasión la autorregulada empresa de la Plaza México dejó ir otra valiosa oportunidad, quizá la mejor, para el reposicionamiento del espectáculo taurino en la ciudad de México, cuya afición por la fiesta de toros data de 1526, es decir, hace casi cinco siglos. Sin embargo, en sólo dos décadas el Cecetla o Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, echó al público del coso y redujo la tradición taurina de la capital a sumar tediosas funciones de trámite, sin idea de cómo enaltecer bravura, competitividad y partidarismos. Y aléguenle los jilgueritos que no escurren el bulto.

Que los positivos aplaudan las cuentas alegres de la incorregible tauromafia. Poco importa que los asistentes ocasionales hayan hecho tres o cuatro medias entradas o algo más en 20 tardes. Tampoco es relevante saber por qué los cecetlos ya no pudieron convencer a su apapachado Juli de que volviera al serial, ni a cuenta de qué decidieron incluir dos tardes al Capea cuando había media docena de buenos toreros mexicanos con más méritos para ocupar su lugar, o la reiteración de sus desalmados carteles. Y de lo que pagan por la mayoría de sus descastados encierros, ni hablar.

Por inconfesables razones, los cecetlos están peleados más que con su dinero con la bravura. Incapaces de dar espectáculo mediante la adquisición de reses con edad y trapío y a partir de la emoción que produce la transmisión de peligro, reiteraron su preferencia por el torito de la ilusión, el astado pasador aunque no pase nada, el del ojal en el caballo para llegar semiparado o soso a la muleta, el de la bravura-basura, en fin, para que consagrados y no tanto puedan torear bonito, en ese concepto tonto de lidia sin drama, de antitauromaquia de los promotores que dicen arriesgar su dinero por amor a la fiesta, no para engrandecer ésta.

Como hacía muchos años, esta temporada el Cecetla tuvo en sus manos una baraja de ases en potencia que nomás no supo o no se le antojó combinar, promover ni motivar, precisamente para que un público sistemáticamente ninguneado tuviera ahora la opción de escoger a su torero favorito –ídolo en ciernes– a partir de encuentros justificados, oportunos e intensos. Los triunfadores en España Joselito Adame, Arturo Saldívar, Diego Silveti, Juan Pablo Sánchez y Sergio Flores, y aquí El Payo, Federico Pizarro, Fermín Rivera, El Zapata, Fabián Barba, Arturo Macías, El Conde, Jerónimo, José Mauricio, Mario Aguilar, Gerardo Adame y la confirmación de Ricardo Frausto, eran cartas para haber sacado chispas, ante el toro bravo, claro. Pero el neoliberalismo no da para más ni en los toros ni en lo demás y hasta la próxima.

En un artículo titulado Ocasión para satisfacer a la afición, un aficionado español muy independiente, José María Moreno Bermejo, sostiene: “...la descomposición a la que se está sometiendo a la Fiesta de Toros, se debe fundamentalmente a que ésta está controlada por unos pocos egoístas que hacen y deshacen a su antojo, a su interés. Este grupo que conforman el denominado ‘taurineo’, dominan la voluntad de los toreros, mandan en los empresarios que no son de su recua, obligan a los ganaderos a criar ganado feble y suave, descastado; pagan los precios que desean por ese ganadito, cuando pagan; manipulan los carteles para que en ellos no exista competencia alguna con sus toreros; deshonran una Fiesta a la que llaman cultura, con minúscula, debilitándola, con lo que, decía André Malraux, la matarán pues ‘Una cultura solamente muere por su propia debilidad’ y procuran liberar de cualquier riesgo a sus toreros”...

“Y si conseguimos –añade Moreno Bermejo– que en las ferias importantes se dedique mayor representación al ganado encastado lidiados por toreros valientes que compitan entre sí y nos den la emoción que requiere nuestra Fiesta, habremos logrado varias cosas importantes: 1. Quitar el protagonismo a los del taurineo. 2. Hacer justicia con los toreros valientes. 3. Devolver la integridad que produce la emoción en la corrida. 4. Concienciar a los toreros de arriba de que la tauromaquia es mucho más importante que ellos. 5. Ayudar a los ganaderos a que críen toros encastados y poderosos. 6. Lograr que muchos de los aficionados que han huido de las plazas por falta de sentido de la mayoría de los festejos actuales, regresen a ellas. 7. Abaratar el precio de las entradas, absolutamente disparatados por la incidencia de los emolumentos de los toreros de arriba”...

Este miércoles 26 de febrero, a las 19 horas en la plaza Arroyo, de Tlalpan, se llevará a cabo un festival en beneficio del matador Juan Luis Silis. Alternarán El Pana, Pizarro, Padilla, Jerónimo, Sergio Flores y Michelito Lagravere, con toros de diferentes ganaderías. El donativo de mil pesos incluye comida, bebida y espectáculo flamenco.